Pasar al contenido principal

ES / EN

¿Quién es tu maestro del millón de dólares?
Mié, 08/10/2014 - 10:01

Ryan Burgess

Educación, pobreza urbana y violencia
Ryan Burgess

Ryan Burgess es especialista en Educación de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) asignado a la Representación en Panamá. Antes de involucrarse al BID en el 2008, trabajó como consultor e investigador para Unicef y organizaciones no gubernamentales internacionales en iniciativas para niños, niñas y jóvenes vulnerables en América Latina y el Caribe, Oriente Medio y África; y como director de programas de educación en Europa oriental y el Cáucaso. Fue becado por el Jennings Randolph Peace Scholarship Dissertation Program del Instituto de Paz de los Estados Unidos y tiene un Doctorado en el Desarrollo de Educación Internacional del Teachers College, Columbia University.

¿Conoces educadores excepcionales que hayan tocado las vidas de sus estudiantes y de su comunidad escolar? ¡Ahora es tu oportunidad de conocer su labor! Las nominaciones para el Premio Maestro Global de la Fundación Varkey GEMS recién terminaron. ¡El galardón es de 1 millón de dólares!

Entonces, ¿quién es tu maestro del millón de dólares? Yo sé quiénes son los míos. Sí, en mi caso, tuve la suerte de tener a más de un maestro extraordinario. Mi profesor de educación física y entrenador, sin duda, fue uno. A través de los deportes, él me enseñó que con perseverancia, responsabilidad, trabajo en equipo y colaboración, podemos alcanzar nuestras metas y que los resultados pueden ser impresionantes. Otro fue mi profesor de matemáticas, quien lograba conectar las fórmulas matemáticas más teóricas con problemas de la vida cotidiana. Sencillamente, ellos eran ese tipo de personas que, en un corto período de tiempo, lograron impactar mi vida para siempre.

Todos los estudios y las evaluaciones internacionales y nacionales de aprendizaje demuestran lo que parece obvio: los profesores son los que más contribuyen a los procesos de aprendizaje de los estudiantes. Sin los docentes y las escuelas, la mayoría de nosotros no hubiera aprendido a leer, escribir, pensar críticamente y mucho menos a retarnos a nosotros mismos a ser mejores y a romper barreras. Así, los profesores desempeñan un rol fundamental al ayudarnos a moldear nuestras vidas.

Sin embargo, muchos de nosotros no nos damos cuenta de que convertirse en un maestro efectivo, dinámico e interactivo constituye un enorme desafío. Por ejemplo, a pesar de que los estudiantes asisten a la escuela de 4 a 7 horas diarias (dependiendo del país y las actividades extracurriculares que existan), los maestros suelen llegar entre 30 minutos y una hora antes de iniciar su clase y permanecen entre dos y tres horas más después. Además, a fin de motivar a sus estudiantes, muchos profesores compran materiales con su propio dinero. También piensan constantemente en actividades nuevas que promuevan el aprendizaje en sus estudiantes y en cómo ser más interactivos utilizando diferentes modalidades de enseñanza para lidiar con el hecho de que todos aprendemos de diferentes maneras.

Mis dos padres también son educadores y para mí son excelentes maestros. A través de ellos, de mi propia experiencia dentro del salón de clases y de mi carrera en la División de Educación del BID, he observado algunas características hacen que algunos maestros sean excepcionales. Entre ellas, figuran:

*Equilibrar el aprendizaje interactivo con los estándares del currículo y hacer hincapié en los resultados de las pruebas de aprendizaje.

*Preocuparse por aquellos estudiantes que tienen dificultades no sólo de aprendizaje sino también en el hogar.

*Acompañar a los estudiantes cuyos padres y representantes no llegan a tiempo a recoger a sus hijos luego del colegio.

*Apoyar a aquellos estudiantes cuyos padres no viven con ellos o están en prisión.

*Donar ropa extra porque sabemos que no todos tienen los medios en el hogar para comprarse sus cosas.

*Tratar desesperadamente de ir contra la corriente y ofrecer a esos niños que viven en situaciones extremas un sentido de esperanza y oportunidad.

Estos esfuerzos incluso me motivaron a unirme al BID y a trabajar a lo largo de mi carrera por los niños y jóvenes de América Latina y el Caribe por medio de iniciativas y programas de educación.

Ser un buen maestro lleva tiempo y dedicación. Además, es física y mentalmente agotador. Por supuesto, para mis padres y para muchos profesores de todo el mundo, el esfuerzo vale la pena, porque la diferencia que no solo mejora el aprendizaje de un niño hoy, sino que también moldea su vida futura y, en consecuencia, contribuye a una mejor sociedad.

Entonces, ¿quiénes son tus maestros del millón de dólares? Te invito a que te tomes unos minutos para nominarlos al Premio Anual Maestro Global de la Fundación Varkey GEMS. ¡Se lo merecen!

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Primeros Pasos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Autores