Cuando hoy hablamos de lujo, nos referimos a una industria en un período de reinvención. Como estilo de vida, el concepto en la actualidad va más allá de adquirir bienes y servicios exclusivos y se asocia a nuevas experiencias premium.

Correrse del estigma tradicional implica adentrarse en el comportamiento social, es decir, conocer y atender las demandas actuales del consumidor: recorrer sus intereses, identificar sus puntos de disfrute y acercarles en función a ello una propuesta de valor distintiva.

Posicionarse como una marca exclusiva dentro del lujo requiere, por tanto, atender a las exigencias del mercado, relevar las nuevas tendencias y estar a la altura de las expectativas del cliente.

Hospitalty, Tecnología, Gastronomía, Travel, Arte, Sustentabilidad, son algunas de las áreas claves para explorar de manera inteligente y lograr innovar en el sector.

En mi experiencia desde Oasis Collections, lograr el éxito en esta misión consiste no sólo en ofrecer un full service, sino fundamentalmente en sorprender a nuestra comunidad. Llegar a cada uno de nuestros huéspedes y socios satisfaciendo sus gustos e intereses, y también sobrepasándolos.

El efecto wow! del que tanto se ha hablado es para nosotros parte del día a día. Cada detalle, llamado, cortesía, invitación y sugerencia apunta a dejarlo fascinado.

Con ello, los efectos superan lo esperado. Ante un público exigente, cosmopolita, vanguardista, amante de las nuevas tendencias y tecnologías, logramos captarlos y que sean ellos mismos los que nos recomienden y quieran volver una y otra vez.

Entonces, en esta nueva era del lujo nos encontramos en el lugar de la curaduría. Conocemos el global de las pretensiones del consumidor y le ofrecemos la mejor, la que supera lo que esperaba.

Allí en mi opinión radica el desafío para las marcas: darle una nueva dimensión al lujo, reinventarlo.