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Reunión en Viena para abordar la crisis siria
Mar, 03/11/2015 - 08:39

Esther Shabot

Amos Oz, más allá de la literatura
Esther Shabot

Esther Shabot Askenazi es licenciada en Sociología de la UNAM (1980, México), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana (1982-1985). De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional", tratando asuntos del Oriente Medio. Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior, donde trata asuntos internacionales.

La noticia de que en la capital austriaca una veintena de países discutirían y propondrían vías para detener la atroz guerra civil siria pareció dar el mensaje de que al fin los grandes y medianos poderes con capacidad de intervenir para detener esa catástrofe monumental habían decidido buscar acuerdos a fin de actuar de una manera más coordinada y eficiente. Los cientos de miles de muertos y heridos y los millones de refugiados y desplazados cuyo éxodo doloroso y lleno de riesgos constituye una de las imágenes más estrujantes de estas primeras décadas del siglo XXI, justificaban que representantes de naciones con visiones e intereses divergentes respecto a Siria tuvieran que reunirse no se sabe si para realmente buscar una solución, para imponer la línea propia, o incluso tan sólo para lavarse la cara ante la historia.

Y bien, la reunión tuvo lugar anteayer congregando a enviados de países con intereses y visiones disímiles sobre el caso sirio. Difícil imaginar qué diálogo realmente productivo pudo haberse dado entre los representantes de Irán, Turquía y Arabia Saudita, o de Estados Unidos y Rusia, por ejemplo. Aliados y opositores de Bashar al-Assad hicieron acto de presencia, sin que hasta el momento haya indicios de algún punto de acuerdo que signifique un avance. Para Siria el panorama sigue siendo el de un país bombardeado en distintas áreas por fuerzas rusas y estadunidenses, simultáneamente al enfrentamiento en el terreno entre el bloque conformado por tropas de Al-Assad, milicias del Hezbolá libanés y cerca de tres mil soldados iraníes, combatiendo contra los grupos opositores entrenados y abastecidos por Occidente. Mientras tanto, ambos bandos luchan en un frente adicional para contener a las temibles huestes del Estado Islámico o ISIS.

Un dato revelador de qué tan lejana está la solución al conflicto sirio es el hecho de que algunos de los actores principales de todo este drama no estuvieron presentes en la reunión de Viena. No asistió ningún representante del régimen de Bashar al-Assad, como tampoco estuvieron invitados ninguno de los líderes de las agrupaciones locales opositoras a él. George Sabra, miembro de la Coalición Nacional Siria, lo mismo que Bashar Zoubi, representante de una de las ramas del Ejército Libre de Siria, declararon a Reuters que no fueron convocados a la reunión en Viena pese a ser ellos quienes se juegan el pellejo cotidianamente para liberar a su país, tanto de la dictadura de Al-Assad como de la amenaza del ISIS. Por tanto, ambos personajes calificaron a la junta en Viena como carente de seriedad al excluir deliberadamente a quienes deberían estar en primera fila al discutir el futuro sirio.

Es importante notar que la exclusión tanto de Al-Assad como de sus opositores domésticos de la reunión de la capital austriaca es significativa de que el destino de Siria ha dejado de estar en manos de los sirios. Sobre cómo se desarrollarán las cosas tiene mucho más que ver hoy con las transacciones y maniobras que países como Estados Unidos, Rusia, Irán, Arabia Saudita, Turquía y algunos más de los vecinos regionales hagan entre ellos. Transacciones y maniobras acerca de qué están dispuestos a sacrificar a cambio de qué en lo relacionado, tanto a Siria como a otros temas de política internacional en los que el cálculo del costo-beneficio de sacrificar o no alfiles ubicados en el tablero sirio juega un papel de gran importancia.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx

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