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¿Se avecinan problemas para las economías emergentes?
Jue, 31/07/2014 - 10:55

Rolf Campos

El impreciso tamaño de la clase media latinoamericana
Rolf Campos

Rolf Campos es Profesor de Economía en IESE Business School. Está especializado en teoría económica aplicada, macroeconomía, economía financiera y economía bancaria. Entre los temas que ha investigado se encuentra el efecto del ciclo económico y el nivel de aversión al riesgo sobre crisis bancarias, problemas de regulación financiera y las propiedades cíclicas del consumo. Antes de llegar al IESE ha impartido clases de Economía en UCLA y en dos universidades argentinas, la Universidad Nacional de General Sarmiento y la Universidad Católica de Buenos Aires.

La actividad económica global aumentó durante la segunda mitad del 2013 y en el futuro se espera un fortalecimiento de la recuperación. Según las estimaciones del FMI, el crecimiento de la producción mundial pasará del 3% en 2013 al 3,6% en 2014 y a casi al 4% en 2015. Tras esta optimista proyección se encuentra la recuperación de Europa, aún en curso. Informes recientes de la euro zona muestran que la prolongada crisis, iniciada en los años 2008 y 2009, puede estar llegando a su fin. Además, otras economías avanzadas, como la japonesa y la estadounidense, también muestran signos de un crecimiento relativamente fuerte.

Por otra parte, se espera que las economías emergentes crezcan a ritmos cercanos al 5% durante los dos próximos años. En conjunto, su aportación al crecimiento de la economía mundial continuará suponiendo dos terceras partes. Sin embargo, no todas las regiones geográficas comparten unas previsiones de crecimiento tan positivas. Así, mientras se espera que las economías emergentes de Asia crezcan a ritmos superiores al 6,5%, las previsiones de otras zonas han sido revisadas a la baja recientemente, y sus índices de crecimiento estimado son relativamente débiles. Para Latinoamérica, por ejemplo, el FMI proyecta un índice de crecimiento del 2,5% en 2014. Esta cifra es inferior a los índices de crecimiento alcanzados en los dos años anteriores, que fueron del 3,1% y el 2,7%, respectivamente.

En los países emergentes, los índices de crecimiento tienden a ser más volátiles. Además, se ven afectados por factores externos que suceden más allá de sus fronteras: las condiciones de financiación globales, el crecimiento de las economías avanzadas o los términos de intercambio internacionales. Históricamente, estos factores externos han permitido explicar 50%, de media, de sus índices de crecimiento.

¿En qué medida podrían dichos factores suponer un problema para las economías emergentes en un futuro cercano? Uno de los principales motivos de preocupación en 2013 fue el endurecimiento de las condiciones de financiación globales. Los países integrados financieramente con el resto del mundo pueden verse afectados negativamente por la aparición de políticas monetarias más restrictivas en las economías avanzadas. La preocupación surge porque, cuando los principales países desarrollados vuelvan a crecer y a reducir sus tasas de desempleo, las políticas monetarias revertirán su signo, ejerciendo presión sobre las condiciones financieras globales.

Esta posición resulta algo exagerada. Lo cierto es que si bien una mayor tasa de interés en EE.UU. distorsiona el acceso a financiación en todo el mundo, también lo es que surge como respuesta a una mejora de la actividad económica en dicho país que tiene, a su vez, un efecto positivo sobre el crecimiento de los países emergentes. Las estimaciones realizadas a partir de datos históricos muestran que el efecto neto de estas dos fuerzas ha sido positivo en el pasado: un incremento de 1 punto en el índice de crecimiento de EE.UU. se ha asociado con 0,3 puntos de crecimiento adicional en los países emergentes.

Si esta relación continúa manteniéndose en el futuro, un mayor crecimiento de EE.UU., y más en general de las economías avanzadas, supondría un buen dato para las economías emergentes medias. Sin embargo, podría resultar problemático para los países con cuentas corrientes negativas o elevados niveles de deuda, que dependen de la financiación externa. Aunque, en estos casos, el verdadero problema es de carácter doméstico, más que debido a influencias externas.

Otro motivo de preocupación son los términos de intercambio internacionales. Son varios los países emergentes que exportan commodities y han sufrido la bajada de los precios de sus exportaciones o visto sus índices de crecimiento reducidos en los últimos tiempos. Estos hechos están relacionados con el menor crecimiento de China, que no es solo una economía emergente, sino también un importante comprador de commodities.

Así China es otro factor externo que podría afectar al índice de crecimiento de las economías emergentes ya que ha sido un importante motor de crecimiento para estos mercados. El gigante asiático también desempeñó un papel importante en la salida de la recesión: el impulso de su economía fue, en parte, responsable de la rápida recuperación de las economías emergentes tras las secuelas de la recesión global de 2009. Sin embargo, a partir de 2012, su influencia sobre el crecimiento de los países emergentes ha sido principalmente negativa. El retroceso de su economía hacia índices de crecimiento menores ha provocado un descenso en la demanda de commodities en relación con la elevada tendencia de crecimiento previa, lo que ha afectado a los países emergentes que se dedican a la exportación de dichos productos.

El papel de China en el futuro es incierto. Su crecimiento continuado implicaría que los precios de las commodities siguieran aumentando, aunque a un ritmo más lento. Pero, por otra parte, en este país también se hacen evidentes los cambios recientes en la composición de las categorías de las commodities: el arroz ha dado paso a alimentos superiores, como aceites y semillas de soja comestibles y también a carne. En los últimos tiempos, el cobre y el hierro han perdido terreno con respecto al aluminio, el estaño y el cinc, y el carbón está siendo sustituido por fuentes de energía menos contaminantes. Así pues, los países emergentes que dependen en mayor medida del tipo de commodities sustituidas serán los más afectados por estos cambios en la demanda.

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