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Terror y razón
Lun, 12/06/2017 - 10:47

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

Tras los recientes atentados terroristas en Manchester y Londres, tanto Theresa May como Jeremy Corbin coincidieron en la necesidad de someter a un escrutinio crítico la estrategia de combate al terrorismo. Aunque no tienen los mismos cambios en mente, el debate de esa estrategia es una necesidad imperiosa desde hace años.

Las razones que hacen necesario ese debate son abrumadoras. En una conferencia en 2012 sobre irracionalidad y política, Michael Huemer comparaba el costo en vidas humanas del terrorismo con el costo en vidas humanas de la guerra contra el terrorismo de alcance global (es decir, Al Qaeda e ISIS), para el caso de los Estados Unidos. Basado sobre todo en cifras de la Corporación Rand, comienza por poner el problema en perspectiva: entre 1968 y 2008 el terrorismo explica sólo el 0,4% de las muertes por homicidio en los Estados Unidos (mueren durante ese periodo 3.245 personas producto de atentados terroristas, frente a 801.961 que mueren por homicidios cometidos con otra motivación).

Huemer luego constata que el número de militares estadounidenses muertos en la década posterior al inicio de la guerra contra el terrorismo de alcance global, prácticamente duplica el número ciudadanos estadounidenses muertos por ataques terroristas en esos 40 años. Por último, constata que el número de personas muertas alrededor del mundo como producto de la guerra contra el terrorismo de alcance global rondaba entonces las 236.000. Huemer concluye que si la guerra contra el terrorismo de alcance global provoca 70 veces más muertes que el problema que intenta resolver, ello sugiere que se trata de una política irracional.

Lo peor no es eso: es que la denominada guerra contra el terrorismo de alcance global ha empeorado gravemente el problema que pretendía resolver. Según diversas bases de datos disponibles sobre terrorismo, las muertes que este causa a nivel mundial venían cayendo antes de 2001. Ese año hay un repunte (poco menos de 4.000 muertes en todo el mundo), que se explica en lo esencial por los atentados del 11 de septiembre de 2001 (que provocan cerca de 3.000 víctimas mortales). Ese es también el año de inicio de la denominada guerra contra el terrorismo de alcance global, tras lo cual el número de muertes por terrorismo a nivel mundial crece más de cuatro veces, hasta frisar las 18,000 en 2013. Tras la creación de ISIS en 2014 (producto de una mutación de Al Qaeda en Irak, organización que no existía antes de la invasión de ese país por parte de los Estados Unidos), esa cifra crece en un 80%, hasta alcanzar un total de 32.658 víctimas mortales en 2015 (un 90% de las cuales eran de religión musulmana, según el gobierno de los Estados Unidos).

Se trata de muertes causadas en lo esencial por organizaciones que, según las estimaciones que cita el documental de la CNN “Why do they hate us?”, cuentan con entre 100 y 200.000 integrantes a nivel mundial. Organizaciones que, por lo demás, no cuentan con aviación, marina o armas de destrucción masiva, y que apenas si poseen piezas de artillería o vehículos blindados. Y enfrentan a los servicios de inteligencia y las fuerzas armadas con mayor dotación de recursos sobre la faz de la tierra. Si alguien en esta guerra despliega una conducta irracional desde una perspectiva instrumental, no parecen ser los terroristas.  

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