Su discurso desde el Trump Tower de Manhattan, con "Rockin' in the Free World", de Neil Young, sonando de fondo, no fueron suficientes para impulsar de buena manera, una vez más, la precandidatura presidencial del excéntrico y multimillonario Donald Trump por el partido republicano.

El empresario ha anhelado postularse a la presidencia de Estados Unidos desde la década de los 80, pero nuevamente su verborrea contra los inmigrantes mexicanos ha sepultado cualquier posibilidad electoral. Los acuso de llevar droga y crimen a Estados Unidos. Y por si fuera poco, abogó por la idea de levantar "un  gran muro" en la frontera entre los dos países y que México debería pagar por esa infraestructura.

Por suerte, sus dichos xenófobos alzaron la voz no sólo de los 13 millones de mexicanos que radican en Estados Unidos, según estimaciones de Naciones Unidas (2013), sino de toda la población hispana que radica en el país. Desde artistas hasta políticos, todos repudiaron el discurso del empresario.

¿A quién se le ocurre emitir comentarios negativos contra los latinos residentes en Estados Unidos? Me pregunté de inmediato al revisar la prensa al otro día del lanzamiento de la precandidatura. El señor Trump puede saber mucho de negocios, pero de diplomacia es el peor de la clase.

¿Dónde estuvo su equipo de comunicaciones? ¿O es que a Donald Trump no hay asesor que lo pueda frenar? El empresario claramente no calculó que sus dichos no sólo afectarían a los mexicanos, sino a toda la población latina que, no es poco, tiene un voto decisivo en algunos estados del país.

Pero el escándalo de Trump escaló más aún cuando, consecuencia de sus dichos, Univisión anunció la cancelación de la transmisión del concurso Miss Estados Unidos. A esto se sumó NBC Universal, que cortó relaciones con el empresario respecto a Miss Estados Unidos. Y desde México, Carlos Slim canceló un proyecto entre su televisora ORA TB y las compañías de Trump.

Igual revés tuvo en los sondeos: una encuesta de Reuters/Ipsos lo situó en penúltimo lugar entre los doce precandidatos republicanos. No por nada los analistas consideran nulas las posibilidades de que Trump alcance la nominación, de cara a las elecciones presidenciales.

En conclusión, a quien se autoproclama el más grande generador de empleos que Dios haya creado, no le quedará más que quedarse haciendo negocios, que es lo que mejor sabe hacer. Porque tal como dijo el comediante Rob Schneider, "una de las cosas que aprendí al estar casado con una mexicana es no se metan con los mexicanos (don't piss of mexican)".