Pasar al contenido principal

ES / EN

¿Tragedia griega o sainete europeo?
Lun, 02/02/2015 - 08:34

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

La crisis de endeudamiento público que enfrenta Grecia no es la primera en su historia. La diferencia es que en el pasado el Estado griego se endeudaba teniendo una moneda propia. Eso le permitía emitir para conseguir dos propósitos: devaluar la moneda para favorecer la competitividad de sus exportaciones, y generar inflación para reducir el valor real de la deuda pública denominada en dracmas (la moneda griega hasta 2002). La novedad no es por ende el hecho, sino el contexto: la crisis actual sorprende a Grecia dentro de la euro zona, en donde impera una moneda común (el euro), sobre la que no tiene mayor influencia.

En vísperas de las recientes elecciones, algunos prominentes políticos europeos hicieron todo lo posible por intimidar a los votantes griegos. El gobierno alemán filtró al diario Der Spiegel su presunta convicción de que un triunfo de la izquierda radical en Grecia implicaría su salida del euro. El presidente checo, Milos Zeman, dijo incluso que Grecia debería ser expulsada de la euro zona. ¿Por qué Grecia merecía ser expulsado de la zona euro? Por su irresponsable política de endeudamiento público, sustentada en mentiras flagrantes sobre las cuentas nacionales. ¿Por quién debían votar los ciudadanos griegos si querían evitar la expulsión? Por el Partido Socialista Panhelénico pero, sobre todo, por el partido Nueva Democracia. ¿Quiénes son ellos? Los partidos que gobernaron durante los últimos treinta años. Es decir, los culpables tanto del endeudamiento excesivo como de la manipulación de las cifras oficiales.

Uno debería recordar eso cuando algunos líderes europeos se rasgan las vestiduras porque las cuentas en el programa de Syriza no cuadran. Eso es cierto, pero cuando de Grecia se trata, todo el mundo ofrece un edén poblado por hadas y unicornios al final de un arcoiris. Por ejemplo, el FMI no tiene ningún problema en detectar la manipulación de las cifras oficiales sobre la inflación en la Argentina. ¿Es creíble que no detectara una manipulación mucho mayor en el caso de Grecia? Los acreedores de Grecia, ¿de veras creían que el déficit fiscal en 2009 sería de 3,7% del PIB (según la proyección oficial), y no de 15,2% (como realmente fue)? La denominada “Troika” (V., el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea), ¿creía realmente en 2010 que las políticas de austeridad elevarían el desempleo a un tope de 15% (en lugar del 25,8% actual), y que la economía comenzaría a crecer en 2012 (creció 0,7% el último trimestre de 2014, luego de caer en 25%)?

Un columnista en el diario El País argumenta que una deuda de 175% del PIB (como la griega) es sostenible. Tal vez, pero obvia recordar que cuando comenzaron las políticas de austeridad en Grecia, esa proporción era de 148%: al reducir el tamaño de la economía, esas políticas están empeorando el problema. La experiencia de Estados Unidos (tanto bajo Clinton como bajo Obama) sugiere que una política de fomento al crecimiento en una primera etapa sería mejor para reducir la proporción de la deuda a futuro. Incluso en la meca del capitalismo británico (el diario Financial Times) uno encuentra hoy en día columnas como la de Wolfgang Münchau, con titulares otrora surrealistas: “La Izquierda Radical tiene Razón sobre la Deuda Europea”.

Países
Autores