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Ucrania y la expansión de la OTAN
Mar, 02/12/2014 - 08:38

José E. Mosquera

La interconexión eléctrica Colombia-Centroamérica
José E. Mosquera

José E. Mosquera es periodista y escritor colombiano. Es columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, Portafolio, El Colombiano, El Mundo, La República, La Patria, El Liberal, El Universal y La Tarde (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa, La Estrella de Panamá y El Panamá América (Panamá), El Heraldo (Honduras), Tal Cual (Venezuela) y El Nuevo Diario (República Dominicana), entre otras publicaciones nacionales y extranjera.

En el conflicto de Ucrania muchas de las informaciones que se difunden en los medios de comunicación son basadas  en la visión de los intereses geopolíticos  de Estados Unidos y de la Unión Europea, donde se muestra a Rusia como una potencia que busca a través de las demostraciones bélicas revivir su pasado expansionista.

Por lo tanto, se le atribuye a los rusos la inestabilidad política de Ucrania. Pocos analistas se han detenido a examinar que el problema de fondo de la crisis y de las tensiones en las relaciones de Estados Unidos y la UE con Rusia, obedecen en gran parte a la política expansionista de la OTAN hacia las áreas de influencia de Rusia y a sus intereses en el control de las reservas de petróleo y gas del Cáucaso y el mar Caspio.

Solo el mar Caspio cuenta con el 15 % de las reservas mundiales de petróleo y el 30% de las reservas internacionales de gas. Además por Ucrania pasan la mayoría de los gasoductos de los rusos que permiten proveer de gas a Europa y eso tiene un valor geoestratégico determinante para la OTAN.

Los analistas tampoco se han detenido a examinar que las sanciones económicas de EE.UU. y la UE, en contra de Rusia por la reincorporación de Crimea y su apoyo a los movimientos separatistas, buscan estrangular la política energética rusa para luego redefinir un nuevo orden en la seguridad energética de Europa y, así sacudirse un poco de la dependencia de Moscú.

De manera que muchos editorialistas analizan la crisis de Ucrania desde las perspectivas de los intereses de Estados Unidos y Europa, pero sin detenerse a mirar el papel que está jugando la OTAN en el conflicto. El ex secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger, ha dicho que “la OTAN no ha comprendido que para Rusia, Ucrania no es un país extranjero, porque la idea de la creación de un Estado ruso nació en Ucrania”. En su opinión “Ucrania ha sido Rusia desde hace siglos”. Estas palabras de Kissinger ponen en contexto los nexos históricos de rusos y ucranianos.

Ucrania es el último eslabón del cinturón de seguridad de Rusia frente a la expansión de la OTAN hacia su territorio. Los rusos están rodeados por países de Europa y Asia que tienen decenas de bases militares de la OTAN.  Por eso para el Kremlin la incorporación de Ucrania a la OTAN significa una grave amenaza para su seguridad. La OTAN con la estrategia de frenar la amenaza nuclear de Irán ha desplegado la ampliación del sistema de seguridad de Europa hacia el Este. Lo controvertido de su política expansionista hacia la órbita rusa es que con ella violó el acuerdo que habían suscrito Estados Unidos y Rusia en 1990, donde se estipuló que la OTAN no ampliaba su dominio hacia el Este.  

Sin embargo, después del colapso de la Unión Soviética en 1991, Estados Unidos que aporta el 75% del presupuesto de la OTAN y sus socios cambiaron las reglas del juego y se comenzó a desarrollar una agresiva política de ampliación de su teatro de operaciones hacia los países que habían formado parte de la cortina de hierro.  En consecuencia, violando las estipulaciones del acuerdo lograron que 12 países que habían formado parte del Pacto de Varsovia como Polonia, Hungría y República Checa ingresaran a la OTAN.

Luego continuaron con Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia, Lituania, Estonia. Finalmente Croacia, y Albania. En los últimos años las polémicas pretensiones de nuevas adhesiones han sido las de Georgia y Ucrania, ambas datan del año 2008, cuando estas dos naciones solicitaron ingreso a la OTAN. Carece de lógica que ante la expansión de la OTAN, Rusia admitiera que su base militar en Sebastopol y su flota del Mar Negro cayeran en manos de la OTAN.

En el caso de Georgia generó en el 2008, la llamada crisis del Cáucaso cuando los rusos para oponerse a su ingreso a la OTAN la invadieron con el pretexto que apoyaban las independencias del Abjazia y Osetia del Sur. La crisis política en Ucrania no es en el fondo producto del expansionismo ruso, sino consecuencia del expansionismo de la OTAN hacia las goteras del Kremlin. El expansionismo de la OTAN hacia el Este hace parte de la aceitada estratégica política de la seguridad energética de la Unión Europea.