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Urge decisión política para destrabar inversiones en el Perú
Lun, 09/05/2016 - 08:20

José Miguel Morales

José Miguel Morales
José Miguel Morales

José Miguel Morales es presidente de XII Simposium de Oro y Plata del Perú.

Hace más de 20 años se creó el Simposium Internacional del Oro y la Plata con el objetivo de atraer las miradas de los inversionistas internacionales hacia la minería peruana, en especial la aurífera. En ese momento Yanacocha iniciaba sus operaciones y nuestro país apenas producía 300 mil onzas de oro. Hoy el panorama es otro, nuestro país ha logrado producir picos de más 6.4 millones de onzas troy y nuestros retos se centran en seguir contribuyendo al crecimiento de la economía nacional.

Así dos décadas después, ya no existen rezagos importantes del gobierno del general Velasco, del terrorismo o de las malas políticas económicas aplicadas en el pasado, sino todo lo contrario por que hoy tenemos las condiciones y fortalezas para construir un futuro mejor. El oro vuelve a recuperar sus precios, convirtiéndose un importante activo refugio ante la caída del dólar, mientras que la producción platera peruana ocupa el segundo lugar en el ranking mundial.

Existe un entusiasmo palpable por invertir, es cierto, pero también dudas sobre lo que realmente se puede hacer. Los recursos minerales son promesas de un nuevo futuro, que hoy no se convierten en riqueza real para nadie si no pueden ser extraídos. Para lograrlo es necesario cerrar dos temas pendientes que reiteradamente el sector minero ha señalado: la tramitología y el desarrollo real de las comunidades.

Los gobiernos de turno nos dicen reiteradamente que se derroto al terrorismo y que es momento de invertir en nuestro país. Me pregunto cómo podemos hacerlo si en las comunidades cercanas a las operaciones mineras, nunca ha estado presente el Estado. Nosotros hemos sido testigos de primera mano de esa situación de abandono y con el espíritu de solidaridad que nos caracteriza hemos tratado de suplir la indiferencia de las autoridades, brindando oportunidades de desarrollo a muchas comunidades olvidadas. Pero el Estado tiene una gran deuda con las comunidades que tiene que atender con prontitud. 

Dado que es imposible retroceder el tiempo, solucionar este pendiente se traduce en una rápida mejora de las condiciones de vida en las alturas de los andes. Las comunidades exigen, con justa indignación, mejores servicios de educación, salud, infraestructura,  agua y alcantarillado, así como carreteras. Lo exigen para hoy, no para mañana. Sin esto, ellas no se pueden desarrollar, y nosotros -como sus socios estratégicos- nos unimos a su pedido y exigencia. 

Otro tema tan urgente como el anterior, es la permisología que se enquista como cáncer y se convierte en la mayor traba burocrática de nuestra historia republicana evitando que el Perú sea una importante plaza para las inversiones auríferas mundiales. 

Los vientos comienzan a soplar a nuestro favor. La economía mundial busca refugio en el oro. Los precios dejaron de caer en picada, lo cual nos da la estabilidad necesaria. La oportunidad está aquí, y eso nos da el tiempo y la tranquilidad para demostrar que es posible explorar en los yacimientos más que atractivos del mundo, que justamente están ubicados en nuestro Perú. 

Nuestro horizonte es positivo, no se observan nubarrones de tormentas. Lo que urge es la decisión política para destrabar las inversiones, las cuales contribuirán a derrotar a la pobreza y permitirán salir del atraso a esas comunidades olvidadas. Este reto está en manos del próximo presidente de la República que asuma la dirección del país el 28 de julio. Es momento de dejar de lado los peros y construir un futuro mejor.

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