Actualmente, las exportaciones hacia Europa se concentran en diez países, quedando aún 17 por explorar.

Después de que el Senado aprobara el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y la Unión Europea (UE), dándole espacio a la Cámara de Representantes para que lo incluya dentro de sus prioridades, muchos empresarios se encuentran a la expectativa de la aprobación de texto por el Congreso, que eliminará el arancel de entrada al Viejo Continente para el 73% de los productos colombianos.

Actualmente, las exportaciones hacia Europa se concentran en diez países, quedando aún 17 por explorar. Las ventas colombianas a esta región durante 2011 fueron de 6.894 millones de euros y las importaciones ascendieron a 4.920 millones de euros.

Según estimativos de la UE, con la puesta en marcha de este acuerdo comercial el Producto Interno Bruto de Colombia aumentaría 1,3% (500 millones de euros), mientras que sus exportaciones crecerían 63%.

De acuerdo con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, “Colombia ya está abierta a convenios internacionales y tiene productos de calidad, por lo que no debe tener miedo de acceder al mercado europeo que poco a poco ha superado sus propias crisis. Además, a algunos productores les parece riesgoso asociarse con un grupo de 503 millones de consumidores; no sé qué les parecerá beneficioso”, explicó.

El Gobierno le apuesta a que el sector hortifrutícola se desarrolle prósperamente en los primeros años de implementación de este TLC si se tiene en cuenta que países miembros como Alemania, Francia e Inglaterra son los mayores importadores de fruta colombiana.

Las exportaciones de productos agrícolas tendrían un ahorro arancelario de 226 millones de euros. Las ventas de minerales y energía se liberarían de cerca de 2,7 millones de euros de impuestos anuales.

El sector lácteo (uno de los más golpeados) recibirá un alivio por parte de la UE de 30 millones de euros que servirán para capitalizar a los productores, quienes deberán invertir estos recursos en modernización de producción y optimización de procesos.

A Japón, en cambio, las exportaciones subieron 120,6%. Esto, principalmente por el petróleo: crecieron 210%. En el 2011 compró US$137,02 millones y ahora, US$426 millones.

El alza de las exportaciones a Chile (102,74%) también estuvo ligada al petróleo, estas crecieron 149,7%. Las compras de atún y camarón subieron 23,56% y 29,76%.

María Fernanda de Luca, directora de ProEcuador, en reuniones con la agencia de comercio chilena remarcó que existen oportunidades para ingresar a ese mercado con productos terminados y apuntalar las ventas de atún.

La relación con China también mejoró en comparación al año pasado. Las exportaciones subieron 76,94%, según el Banco Central. Pasaron de US$169,7 millones a US$300,2 millones.

Otros ocho de los principales importadores de productos ecuatorianos registran alzas. Aunque en unos casos el ritmo de compra es menor, como en EE.UU., Bolivia y Colombia.

En EE.UU., el ritmo de compra pasó del 66,59% en el 2011 en relación con el 2010 al 7,50% este año frente al 2009.

Una de sus principales bajas se presentó en las compras de productos tradicionales como banano y cacao en grano. Del primero, en el 2011 se importaron US$320,57 millones y ahora, US$270,34 millones (15,6% menos). La caída de la compra de cacao fue 45,25%, de US$156,82 millones a US$86,01 millones.

Eduardo Ledesma, presidente de la Asociación de Exportadores de Banano, dice que Ecuador este año perdió 7% del mercado estadounidense (de 22%, ahora 15%).

Ese espacio, dice el dirigente gremial, es ocupado por Guatemala, cuyo fruto cuesta menos, paga menos flete.

Ocho países importan menos
Las principales bajas en importaciones se notaron en Taiwán, Venezuela y Bélgica.

Según datos del Banco Central del Ecuador, Venezuela bajó su compra de petróleo 81,84%, pero subió la demanda de atún (de US$54,85 millones a US$122,51 millones).

En Taiwán la reducción de las importaciones se registró en harina de pescado, arroz blanqueado, extractos de esencias y camarones. Los belgas dejaron de comprar camarones (bajó de US$45,25 a US$31,63), además de banano y plátano.