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México: trabajadores de las maquilas, víctimas por partida doble
Dom, 14/04/2013 - 17:50

Daniel Lederman

México: trabajadores de las maquilas, víctimas por partida doble
Daniel Lederman

Daniel Lederman es economista líder en el Departamento de Comercio del Banco Mundial. Durante 2005-2011 fue economista senior en el Grupo de Investigaciones del Banco Mundial. Ha escrito extensamente sobre una amplia serie de temas relacionados con el desarrollo económico, incluidas las crisis financieras en los mercados emergentes, el crimen, la economía política de las reformas, el crecimiento económico, la innovación y el comercio internacional. Posee un B.A. en Ciencias Políticas de la Universidad de Yale y un doctorado en Relaciones Internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins. Nació en Santiago de Chile.

El mundo está cada vez más interconectado y no hay mejor ejemplo de ello que la frontera entre México y Estados Unidos. Cubierta de fábricas, la división entre los dos países se hace menos clara debido a un acuerdo global de comercio, cadenas internacionales de producción y otros lazos económicos y sociales. En el lado mexicano de la frontera, cerca de 3.000 fábricas importan componentes y materias primas, los trabajadores ensamblan productos y la mayoría de los bienes terminados tiene como destino a Estados Unidos.

La pregunta es: ¿beneficia esto a los trabajadores mexicanos?

Estas industrias orientadas a la exportación proporcionan casi dos millones de empleos (en inglés), lo que se traduce en un fuerte impulso al desarrollo. Pero resulta que estos puestos de trabajo pueden desaparecer rápidamente. En ese sentido, el bienestar económico de Estados Unidos depende en alto grado de las condiciones laborales de los trabajadores mexicanos, al potenciar los ciclos descendentes y ascendentes a través de una serie de canales. Si bien la economía estadounidense rara vez se vuelve inestable, este es un hallazgo importante que puede tener implicaciones políticas en todo el mundo. México se asemeja al creciente número de países que fomentan la industria orientada a la exportación como estrategia de desarrollo y que promulgan reformas comerciales que integran la economía local al mercado mundial.

Nuestra investigación (en inglés), hecha con el apoyo del Departamento de Comercio Internacional del Banco Mundial (en inglés) y con la colaboración del Banco Interamericano de Desarrollo y el Macalester College, utiliza datos de los registros previsionales mexicanos y aduaneros de Estados Unidos para analizar el impacto de las crisis económicas de origen estadounidense sobre el mercado laboral de la industria maquiladora extraterritorial del norte de México. De estos datos se desprenden cuatro conclusiones específicas. 

Primero, se constató que cuando las importaciones mexicanas descendían, también lo hacía el empleo en la industria maquiladora.Es una situación que se opone al sentido común más convencional respecto del comercio (y a la mayor parte de la literatura empírica). Según éste, cuando disminuyen las importaciones aumenta el empleo, ya que prosperan las industrias que compiten con las importaciones. En ese escenario más típico, una disminución de las importaciones amortigua el impacto perjudicial de un descenso en la demanda de exportaciones. Sin embargo, el hallazgo del presente estudio es congruente con un entorno que depende en gran medida de las importaciones para el ensamblaje de productos terminados, como es el caso del norte de México. Este entorno, según se observa, está sujeto a grandes fluctuaciones en el empleo (la investigación académica actual sugiere que es dos veces más inestable que el empleo en industrias similares en el lado estadounidense de la frontera). De hecho, la industria maquiladora se ve afectada por partida doble cuando la economía de Estados Unidos se deteriora: en primer lugar, porque los consumidores estadounidenses no compran, y en segundo lugar, porque no ingresan al país materias primas y componentes fabricados en Estados Unidos.

Segundo, la investigación detectó también que las crisis comerciales negativas se traducen más bien en despidos en las industrias maquiladoras y no en recortes salariales. El motivo puede ser el pequeño tamaño de las empresas individuales en relación con el mercado laboral en su conjunto, que toman los salarios como dados en el corto plazo. Lo que sucede en el escenario del comercio internacional no afecta los sueldos de los trabajadores, sino más bien el hecho de que tengan o no empleo.

Un tercer patrón que reveló la investigación fue que el nivel de competencia de los empleados en la industria maquiladora aumenta en respuesta a las crisis económicas. De hecho, los resultados sugieren que el incremento en las importaciones y exportaciones conduce a la contratación desproporcionada de trabajadores poco calificados y que un colapso del comercio causa la pérdida de empleos en este grupo de asalariados. Dicho de otra manera, los principales beneficiarios de un aumento en el comercio son los trabajadores menos preparados, pero también son los que más pierden cuando el comercio se reduce repentinamente.

Por último, se detectó que las crisis comerciales que afectan al empleo en las industrias relacionadas también perjudican a las fábricas maquiladoras. Esto puede describirse como un "efecto dominó" que se propaga a través de las industrias en el norte de México y que aumenta la inestabilidad del empleo en el sector. De hecho, se constató que un descenso en las importaciones relacionadas afecta el número de puestos de trabajo en una magnitud económica que es igual al descenso en las importaciones directas. Por ejemplo, una caída en la importación de chips de computadora –que se relaciona con un gran impacto sobre los trabajadores que ensamblan computadoras– puede causar un daño similar a los empleados de las industrias de servicios (por ejemplo, restaurantes, tiendas minoristas, etc.) que atienden a los trabajadores de las plantas de ensamblaje de computadoras.

Estas lecciones aprendidas de México arrojan algo de luz sobre la relación entre comercio y empleo en un entorno específico que se está volviendo cada vez más común en todo el mundo: el de la industria orientada a la exportación que depende también de la regularidad de las importaciones. Si bien la globalización y sus flujos comerciales asociados son generalmente buenos para el desarrollo y los vínculos entre México y Estados Unidos han sido beneficiosos para ambos países, también es importante conocer la forma en que se ven afectados los trabajadores por las fluctuaciones en estos flujos comerciales. En momentos en que más y más países en desarrollo asumen una estrategia orientada hacia el exterior para el crecimiento, la experiencia de México ayuda a los políticos a entender cómo esta estrategia puede incidir en los trabajadores. Idealmente, este tipo de análisis ayuda a los países a formular políticas complementarias para estabilizar el empleo en este sector sensible al comercio.

*Julia Oliver colaboró para esta columna, publicada originalmente en la zona de blog del sitio web del Banco Mundial.

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