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Taiwán y China: del conflicto a la complementariedad
Mar, 13/07/2010 - 15:23

Moisés Bittán

Al fin del día... un acuerdo entre Colombia y Venezuela
Moisés Bittán

Consultor internacional, Magíster en Ciencias Económicas, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Venezolana Peruana (CAVEPERÚ), y presidente de la comisión de Cámaras Binacionales de Fedecámaras.

El gobierno de Taiwán, desde la toma de posesión de su presidente a partir de 2008, y en concordancia con el Partido Nacionalista Kuomintang (KMT), se ha caracterizado por lograr un acercamiento con la República Popular China (China Continental), con el objetivo de garantizar la paz en el Estrecho y reactivar la economía de la isla.

En contraposición, una parte importante de la población de la isla se ha mostrado contraria a un acercamiento a la China continental. El presidente de la isla ha tenido (y tiene) una difícil decisión por delante, pues en temas de tanta trascendencia no puede, o no debe, actuar ignorando a una buena parte de la población que cuestiona estos temas.

De momento, ha querido dejar claro que su política contempla:

1.- No a la reunificación;

2.- No a la independencia;

3.- No al uso de la fuerza en el Estrecho, que sigue vigente y es la base para tomar futuras decisiones.

Taiwán es considerada una de las economías más estables y desarrolladas de su región. En 2009 ocupó el puesto 20 en el ranking mundial por PIB, y fue el quinto país de la región después de Japón, China, Corea del Sur e Indonesia (datos del FMI).

En el ranking de PIB per cápita, en términos de paridad del poder adquisitivo, ocupó el puesto 47 a escala mundial, y el cuarto en la región, detrás de Singapur, Hong Kong y Japón. Sin embargo, si tenemos en cuenta la tasa de crecimiento del PIB real, Taiwán junto a Japón, Tailandia y Hong Kong ha sido uno de los países de la región más afectados por la crisis económica.

La economía del país, luego de pasar los peores momentos de la crisis durante el primer semestre de 2009, ha mostrado signos de recuperación en los dos últimos trimestres de este año. El Plan Nacional de Desarrollo para 2010 fijó como objetivo de crecimiento económico 4,8%. Según Euromonitor Internacional, el crecimiento esperado es de 3,7%. Además, el gobierno espera alcanzar un PIB per cápita de US$17.541, una tasa de paro forzoso de 4,9% y mantener la inflación por debajo de 1%.

La República Popular China se ha convertido en los últimos años en un socio comercial fundamental para Taiwán. Si en 1996 era el decimocuarto socio, en 2001 se situó como cuarto socio y cuarto destino de exportaciones. En 2004, pasó a ser el primer destino, desbancando a Hong Kong. Taiwán tiene como principales socios por el lado de las importaciones a Japón, Estados Unidos, China y Corea del Sur. Desde la apertura de la economía taiwanesa, el crecimiento de las importaciones en valores absolutos ha sido constante, con la excepción de algunos años, debido a la coyuntura internacional. Conforme aumenta el nivel de vida y la occidentalización de la sociedad, se observa un incremento de la demanda de bienes de consumo importados.

Acuerdo marco. Los impasses diplomáticos entre Taiwán y China continental han durado más de cinco décadas. La raíz de las dificultades diplomáticas de Taiwán en los últimos años ha sido la tensión a través del Estrecho. Por eso, el actual gobierno de la isla ha dado prioridad a la estabilización de las relaciones con China Continental, con el fin de poner fin a la contraproducente competencia en el frente diplomático y encontrar espacios de entendimiento que se basen en el respeto mutuo.

Se espera que ambos países acuerden la fecha y el lugar para la quinta ronda de conversaciones y finalicen los preparativos al respecto, para de esta manera abonar el terreno para la firma del Acuerdo Marco de Cooperación Económica (similar a un tratado de libre comercio y que podría marcar un cambio sin precedentes en las relaciones entre los dos territorios), así como un convenio destinado a facilitar la cooperación a través del Estrecho en lo que se refiere a la protección de los derechos de propiedad intelectual.

A pesar de la firma de dicho acuerdo, objetivo al que le han impreso celeridad, el volumen del intercambio comercial anual entre ambos países superó ya los US$100.000 millones. A pesar de ello, no existe ningún mecanismo institucionalizado que regularice los intercambios a tan gran escala. Esa sistematización que llevará a cabo el acuerdo es un paso inevitable para reforzar los vínculos que unen a las respectivas economías y dotarlas de estabilidad y garantías.

La firma del acuerdo tendrá consecuencias en el mapa estratégico del sureste asiático y en el fortalecimiento de la influencia de China en la región. Tanto Japón como Corea del Sur buscarán vínculos más estrechos con China, convirtiéndola de facto en el país líder de la zona. No obstante, también sentará las bases de una paz más profunda y de mayor alcance, ya que al afianzar los intereses mutuos se alejará la probabilidad de un conflicto de grandes magnitudes entre ambas partes.

Los desarrollos entre ambos países han generado reacciones positivas de algunas personalidades internacionales, porque favorecen los intereses y expectativas de la comunidad internacional de alcanzar la paz y la estabilidad en el Sureste Asiático.

Cabe preguntarse, respetando las diferencias, si ambos pueblos asiáticos han logrado avanzar considerablemente en fomentar com plementariedades, ¿por qué los venezolanos no incentivamos un acercamiento que devenga en un tratado de integración económica con la República Cooperativa de Guyana?

Sería también una magnífica oportunidad para reencontrarnos con el Esequibo.

Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve.

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