Pasar al contenido principal

ES / EN

Una nueva relación entre China y América Latina
Mié, 19/08/2015 - 09:38

Eugene Liu

Una nueva relación entre China y América Latina
Eugene Liu

Eugene Liu es Economista y posgrado de la Fujian Normal University de China, MBA de la U. de Chile y The George Washington University. Gerente general de Envision, que comercializa la marca AOC en Chile y Perú.

La economía en China ha experimentado un fuerte crecimiento desde 1978. Su PIB ha crecido 48 veces desde el inicio de su transformación económica hasta 2014. Este milagro fue el resultado de una consistente política económica que buscaba una rápida expansión, el auge de las exportaciones que crearon la ‘fábrica mundial’, la inversión nacional e internacional para la industrialización china, y la gran ventaja de contar con recursos naturales y humanos a bajo precio. Se trataba de un modelo de crecimiento que requería mucho volumen/cantidad de capital y recursos, el cual es difícilmente sostenible.

Por ello es natural que la velocidad del crecimiento chino se haya ido reduciendo desde 2 dígitos promedio hasta solo 7,4% en 2014 y 7% proyectado para este año. El gobierno chino se había preparado con mucha antelación para este momento. Hoy intenta impulsar un nuevo modelo de crecimiento sostenible, más eficiente en consumo de recursos naturales y que disponga de recursos humanos más capacitados y profesionales. También busca crear nuevas industrias y potenciar la demanda del mercado interno.

El descenso del crecimiento interno chino y el retraso en la recuperación de la economía mundial han generado un exceso de capacidad productiva y financiera en China. Por esta razón se espera que este país tenga un rol mucho más activo estableciendo estrechos lazos con las economías de Asia oriente-central-poniente, Latinoamérica y, obviamente, el resto del mundo.

Un estrecho vínculo. América Latina y China son mercados muy correlacionados. Según un estudio de Naciones Unidas, cada 1% de crecimiento chino aporta 0,3% de expansión a la economía latinoamericana. El intercambio comercial entre estas economías alcanzó los US$264.000 millones en 2014. Además, China incrementó fuertemente la inversión en Latinoamérica, lo que la convirtió en el segundo socio comercial para la región.

Entre 2005 y 2014, China ha invertido en Latinoamérica US$119.000 millones, dos tercios de los cuales se han enfocado en proyectos de minería, infraestructura y energía. Mirando hacia el futuro, el vínculo entre ambas economías será mucho más estrecho.

En el primer congreso de ministros chinos-latinos se propusieron metas ambiciosas de aquí a 2025: duplicar el intercambio comercial entre China y América Latina a US$ 500.000 millones anuales y aumentar la inversión china en Latam desde US$80.000 millones a US$250.000 millones.

Por otro lado, la experiencia del crecimiento en China podría ser un aprendizaje o referencia para Latinoamérica para evitar los problemas del crecimiento acelerado y avanzar hacia un modelo más sano y sostenible de economía.

Por ejemplo, Chile requiere transformar su economía para buscar un crecimiento más sostenible, dado que los recursos naturales, sobre todo los mineros, se van reduciendo cada año. Para esto China podría aportar con su tecnología avanzada en energías renovables, capacidad en construir infraestructura y su gran demanda interna por los productos agropecuarios chilenos.

Desde 2009 China es el primer socio comercial de Chile que representa el 23% de sus exportaciones y el 40% de los envíos de cobre. 

Además, la estabilidad económica, política y social podría seducir a las empresas chinas, y atraer sus plataformas o casa matriz para proveer al mercado latino, como ocurre con otras compañías extranjeras. Si se apuesta por un crecimiento sostenible, Chile podría tener una modalidad económica similar a Hong Kong o Singapur en el otro polo del mundo.

Autores