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Análisis: la industria enfría el avance del crecimiento en México
Lunes, Abril 27, 2015 - 08:29

En el primer trimestre, el desempeño económico podría expandirse 2,4%, a tasa anual, lo que significaría una moderada desaceleración respecto al cuarto trimestre de 2014.

El crecimiento económico sigue siendo la gran asignatura pendiente de México. Pese a que durante los dos primeros años del sexenio no ha habido grandes cataclismos, el avance promedio de la actividad económica ha sido de un exiguo 1,8%.

Eso suena a poco si tenemos en cuenta que la economía estadunidense se ha venido fortaleciendo y que las autoridades mexicanas presumen de un marco macroeconómico sólido, bien pertrechado para afrontar los riesgos de una nueva crisis financiera. Sin embargo, pese a esas buenas condiciones y los vaticinios de un robusto crecimiento económico local, el Producto Interno bruto (PIB) de México no termina de despegar.

Desempeño. Así las cosas, estimamos que durante el primer trimestre de 2015 el PIB podría expandirse apenas 2,4%, en términos anuales, lo que significaría una moderada desaceleración respecto a la tasa de 2,6% del cuarto trimestre de 2014.

Otra cifra decepcionante que ya ha hecho que los analistas privados revisen a la baja las estimaciones de crecimiento del PIB para todo el año.

Ajustes. En diciembre, y según la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado que elabora el Banco de México (Banxico), el sector privado estimaba que la economía nacional se expandiera 3,5%.

Sin embargo, en enero, ese pronóstico se recortó a 3.3 por ciento, en febrero a 3.1 por ciento y en marzo ya se situaba ligeramente por debajo de tres por ciento.

El Banco de México, el 18 de febrero, redujo sus expectativas para este año de un rango de entre tres y cuatro por ciento, a otro de entre 2.5 a 3.5 por ciento.

Antes, el 2 de febrero, en Economía a Detalle se estimó un pronóstico de 2,9% en un artículo titulado “El bueno, el feo y el malo de la economía mexicana”.

Así, el banco central mantiene su pronóstico de un crecimiento de entre 3.2 y 4,2%

Debilidad. Cuatro factores explican que la economía empezara este año con un menor dinamismo del proyectado.

En primer lugar, el derrumbe del precio del petróleo en los mercados internacionales en la segunda mitad del año pasado; en segundo lugar, y en parte como consecuencia de lo anterior, una nueva contracción en la plataforma de producción de crudo; en tercer lugar, el inesperado desvanecimiento del impulso que ha mostrado la industria de la construcción; y en cuarto lugar, la desaceleración de la actividad económica estadunidense, la cual aunque mantiene un crecimiento importante al parecer ha moderado su ritmo de expansión.

Petróleo, a la baja. Veamos cada uno de ellos: primero, y como resultado de la caída en las cotizaciones del petróleo en los mercados internacionales, el gobierno se vio forzado a anunciar a finales de enero un recorte en el gasto público de 0.7 por ciento del PIB para este año, o equivalente a 124 mil millones de pesos, lo que socavará los planes de inversión pública y, por tanto, el ritmo de crecimiento.

Esa decisión era inevitable: el déficit fiscal acumulado entre enero y febrero fue de 150 mil 745 millones de pesos (mdp), más del triple de lo observado en el mismo período del año pasado, el cual se situó en 45 mil 728 mdp.

Ese incremento de 230 por ciento del déficit fiscal, equivalente a 105 mil millones de pesos, en apenas dos meses se explica en gran medida por el derrumbe de los ingresos petroleros, que se hundieron 45 por ciento durante ese periodo (las coberturas petroleras no se podrán ejercer sino hasta final de año).

Ante este deterioro de los recursos públicos vendrán más recortes en el gasto público, como ya lo anunció el gobierno federal al publicar los precriterios para el presupuesto de 2016: inicialmente, para el año que viene, el tijeretazo será de 135 mil mdp.

Por otro lado, las exportaciones petroleras se hundieron 47.1 por ciento, durante los meses de enero y febrero, lo que implicó perder ingresos por tres mil 652 millones de dólares.

Cae producción. En segundo lugar, gran parte del esfuerzo de ahorro del gobierno se concentró en Petróleos Mexicanos (Pemex). De 124 mil mdp que se redujo el gasto público, alrededor de la mitad, 62 mil millones de pesos, recayeron sobre la empresa petrolera nacional, lo que acentuó el principal mal que martiriza a la compañía desde hace muchos años: la falta de inversión.

Con un menor margen de maniobra para explotar y producir crudo, Pemex ya no es capaz de extraer la cifra de 2.4 millones de barriles al día (mbd), que había prometido para este año, sino un promedio de 2.288 mbd.

Si esa tendencia a la baja se materializa, el año podría terminar con una producción de en torno a 2.250 mbd, niveles que no se veían desde mediados de los años noventa.

Los menores precios del crudo y la caída en la plataforma petrolera ya están impactando al rubro de minería, que representa 22 por ciento del sector secundario de la economía.

El subcomponente de extracción de petróleo y gas es el más castigado: su caída se acentuó a 6.3 por ciento. entre enero y febrero, comparado con 4.7 por ciento en el cuarto trimestre y 2.7 por ciento en el tercero.

En consecuencia, la actividad minera se contrajo 4.8 por ciento durante los meses de enero y febrero, tras caer 5.7 por ciento, en el cuarto trimestre del año pasado.

Obras pierden impetu. En tercer lugar, la actividad en el sector de construcción, que representa 22 por ciento del sector secundario, es decir, de la actividad industrial, ha vuelto a desinflarse.

Sin duda, este sector ha sido un dolor de cabeza para la actual administración, y es uno de sus grandes fracasos.

El cambio de modelo de vivienda llevó a la ruina a las grandes constructoras de casas de México y provocó una grave recesión en el sector al inicio del sexenio.

La situación empezó a mejorar a mediados del año pasado: la actividad repuntó y se empezaron a registrar firmes tasas de crecimiento impulsada sobre todo por el subcomponente de edificación, que llegó a aumentar a tasas de doble dígito en diciembre.

Pero el sector se enfrió de manera abrupta al inicio de 2015, sobre todo en febrero, lo que hace pensar que el reciente auge se debió a una base de comparación favorable más que a una fortaleza subyacente del sector.

Así, la tasa de crecimiento del sector de construcción se desaceleró a 3.6 por ciento tras incrementarse 5.9 por ciento, en el cuarto trimestre.

El subcomponente de edificación aumentó cinco por ciento, tras registrar una tasa de 8.3 por ciento en el trimestre previo, en tanto el componente de obra civil, asociada a la inversión pública, ha permanecido deprimida.

Motor global toma respiro. Finalmente, la menor expansión de la economía estadounidense en el primer trimestre, asociada a la fortaleza del dólar y a un clima adverso, también dejó sentir su impacto en la manufactura mexicana, que representa casi 50 por ciento del sector secundario. En Estados Unidos, la actividad industrial se desaceleró a 3.2 por ciento en contraste con un crecimiento de 4,5% en el último trimestre de 2014.

En consecuencia, en México, el sector manufacturero apenas creció 2.7 por ciento entre enero y febrero, comparado con 4.6 por ciento en el último trimestre del año pasado.

Del mismo modo, las exportaciones no petroleras totales de México aumentaron 4.8 por ciento frente a 9.3 por ciento, al final del año pasado.

Por tanto, el pobre desempeño de la economía mexicana al inicio de este año se concentra en el sector secundario, el cual representa en torno a 35 por ciento del PIB mexicano: el menor dinamismo de la minería, la construcción y la manufactura ha implicado que el sector industrial apenas haya crecido 1.2 por ciento entre enero y febrero, la mitad de lo observado en el último trimestre del año pasado.

Autores

Excelsior.com.mx