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El claroscuro de la economía colombiana frente a la baja de precios del petróleo
Miércoles, Diciembre 17, 2014 - 06:47

La caída del petróleo obligaría al Ejecutivo a ampliar sus necesidades de recursos, a pesar de lograr la aprobación de la reforma tributaria. Analistas no la ven fácil. Se habla de la posibilidad de recortar la inversión del gobierno por cuenta de la baja en los ingresos.

El martes en la noche, mientras en la Cámara de Representantes se afinaban los detalles para aprobar la Ley de financimiento, que no es otra cosa que una reforma tributaria más, el precio del petróleo alertaba a los mercados globales. Desde Bloomberg las cifras llegaban en rojo. Tanto el barril Brent como el WTI, las dos referencias internacionales, estaban marcando precios en los que no habían caído en los últimos cinco años. Costaba creerlo, pero el afamado y poderoso Brent del mar del norte tocaba los US$58,50; el WTI ‘Light sweet crude’ bajaba hasta los US$53,59. Y todo se resumía en una escueta conclusión: “temores sobre la demanda mundial del crudo”, replicaban al unísono las agencias internacionales de información.

En Colombia, con 119 votos a favor y 19 en contra, los congresistas le daban vía libre a lo que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, al inicio del actual gobierno, le llamó ‘ajustes tributarios’. Básicamente, allí se aprobó la herramienta con la que el Ejecutivo podrá cubrir el hueco fiscal que para el 2015 suma $12.5 billones. Y además, podrá contar con un total de $53 billones para el cuatrienio. En entrevista con Blu Radio, Cárdenas lo dijo escuetamente. “Se actuó con responsabilidad, (la reforma) tiene todo lo que el país necesita”. Recordó una postura que, según él, siempre estuvo clara: “El Gobierno colombiano con lo que propuso en la reforma tributaria no busca tapar un hueco fiscal, busca mantener la inversión y los gastos”.

Pero otra cosa piensa la Contraloría General, quien en un juicioso análisis macroeconómico sentó su posición y aseguró que teniendo en cuenta el comportamiento reciente de las variables macro, especialmente los bajos precios del petróleo, y la inflexibilidad del gasto, es posible que aunque se apruebe esta reforma tributaria la brecha presupuestal no se alcance a cubrir, y por el contrario se pueden ampliar las necesidades de financiamiento.

“En primer lugar, con la caída de las cotizaciones internacionales del petróleo en los últimos meses de 2014, el promedio anual estaría cercano a los US$92 por barril al cierre de año, lo cual estaría por debajo del promedio que se tenía previsto en las cuentas del gobierno en esta vigencia (US$97), y podría afectar los años 2015 y 2016 si el precio no recupera los niveles cercanos a US$100 por barril, pues impactaría la dinámica de los ingresos del gobierno a través de un menor recaudo tributario y una menor distribución de utilidades de Ecopetrol”.

Según estimaciones de la Contraloría, la dinámica de los ingresos ya no sería como la contemplada en el Marco Fiscal de Mediano Plazo con tasas de 7,6% y 8,1% anual para 2015 y 2016, sino que se reduciría alrededor de 5,7% y 3%, debido a una caída de la renta petrolera cercana de $2,0 billones para 2015 y de $11 billones en 2016. Para completar, proyecta el ente de control que “en segundo lugar, es poco el margen de maniobra del Gobierno para reducir el servicio de la deuda y el gasto de funcionamiento. Este último, ha tenido una tendencia de crecimiento promedio anual de 12,2% en los últimos cuatro años determinada principalmente por las pensiones, las transferencias como el Sistema General de Participaciones —SGP, los recursos para atender el paro de la Rama Judicial del 2012, el aumento del pie de fuerza y la reestructuración de la Fiscalía”.

Así las cosas, agrega, “ si el Gobierno pretendiera cumplir con las metas de déficit fiscal en los próximos años, como pareciese ya haberlo contemplado en el nuevo Plan de Desarrollo, se vería abocado a realizar un recorte sobre una de las variables que es más flexible, como lo es la inversión y así volver a equilibrar la brecha que se ha abierto entre unos gastos que se mantienen y unos ingresos que van a la baja”. Todo esto en medio de una coyuntura a la que hay que sumarles otras tantas variables: dólar por encima de los $2.450 y un VIX, que es el indicador de volatilidad, por encima de 20 puntos, lo que significa que hay un estrés de mercado alto que castiga significativamente a las bolsas del mundo, a la renta variable, a las acciones.

- Entonces, ¿qué va a pasar?

A Colombia, que no es un gran productor de hidrocarburos y tampoco una de las economías más grandes del mundo, se le sale de las manos el control del dólar y del precio del barril de petróleo, pero depende de esos dos valores para navegar con buen viento y buena mar en las aguas económicas globales. Por eso está atento a lo que decide la Reserva Federal, que se reune hoy, a la producción del oro negro y al comportamiento de la moneda norteamericana. Felipe Campos, analista de Alianza Valores, asegura que “si su lenguaje”, se refiere a la FED, “ favorece el alza de las tasas de interés, esto podría generar más volatilidad en la cotización del hidrocarburo y por ende en la Tasa Representativa del Mercado del dólar”.

De ahí que el mercado también está atento a la junta del Banco de la República el próximo viernes. “La entidad podría empezar a utilizar los mecanismos para reducir la volatilidad del mercado cambiario colombiano. Es probable que el Emisor comience a vender dólares a un ritmo superior al de US$180 millones al mes, lo cual debería disminuir la velocidad a la que se está devaluando la moneda local”, analizó Camilo Pérez, del Banco de Bogotá.

Explica que “la reunión podría generar más fortaleza del dólar, porque la Reserva podría mostrar un lenguaje que confirmaría el incremento de las tasas de interés a mediados del próximo año. Sin embargo, no son los únicos factores que podrían repercutir en el comportamiento de la tasa de cambio local, como las inestabilidades de la economía rusa, porque los riesgos en temas crediticios podrían aumentar la volatilidad en los mercados mundiales”.

Pérez difiere de la Contraloría en las cuentas. Advierte que “a pesar de la caída del precio del petróleo actual, el promedio del año es de US$97, por lo cual los ingresos petroleros no se verán afectados durante el 2015. De manera que creemos que el próximo año no debería afectar de manera significativa, porque la actual reforma tributaria debería compensar esa caída”. Sin embargo, “si el otro año el precio del petróleo fluctúa entre US$40 y US$60, ahí sí habría un problema, y es probable que se tenga que pasar otra reforma tributaria, o un recorte de gasto importante del Gobierno”.

Y si en efecto esto sucede, se confirmaría la tesis del más reciente informe del PNUD titulado ‘Colombia frente a una destorcida en los precios del petróleo’, en donde su autor, Hernando José Gómez, exdirector del DNP, concluye que “una caída en el precio del petróleo aumentaría la tasa de desempleo en los años posteriores al choque con respecto al escenario base, retornando a tasas de desempleo de dos dígitos, hasta un máximo de 11,2% promedio para el año 2016. Esta cifra no se observaba en el país desde 2010”. Y, “en términos de pobreza, esta aumentaría de 29% que se observa en la actualidad, hasta máximos de 34% en los siguientes dos años y retornaría lentamente a niveles del 31% en el año 2020. Es decir, se perderían 6 años en la lucha contra la pobreza”.

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ELESPECTADOR.COM