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Las consecuencias de la caída del euro para Europa
Viernes, Octubre 17, 2014 - 16:00

La divisa europea se ha situado a principios de octubre por debajo de los 1,28 dólares, un nivel que no se veía desde julio de 2013. Desde que el BCE sorprendiera al mercado con una bajada de tipos el 4 de septiembre, el euro se ha depreciado 3% contra el billete verde.

Universia Knowledge Wharton. El Banco Central Europeo (BCE) bajó por sorpresa los tipos de interés al mínimo histórico del 0,05% a principios del mes de septiembre. Además, en su reunión mensual correspondiente a octubre, la entidad esbozó su plan para tratar de introducir más dinero en la economía mediante la compra de activos bancarios. Todo ello con el objetivo de que, de una vez por todas, la débil actividad de la región se recupere.

El presidente del BCE, Mario Draghi, informó en rueda de prensa el pasado 2 de octubre de que el potencial volumen de compra de activos privados y cédulas hipotecarias podría llegar hasta un billón de euros. Además, añadió que el organismo estará listo para comenzar el plan de compra de bonos garantizados a mediados de octubre y de préstamos titulizados (ABS) en el cuarto trimestre de 2014.

Según un sondeo elaborado por la agencia de noticias Reuters entre analistas económicos, el BCE comprará un total de 200.000 millones de euros en bonos y activos titulizados (ABS en inglés, siglas referidas a deuda transformada en bonos procedente de los préstamos que los bancos realizan a empresas o consumidores) en el plazo de un año. El organismo regulatorio ha asegurado que los programas durarán al menos un ejercicio. Estas medidas, junto con los nuevos préstamos del BCE por valor de hasta 400.000 millones de euros a cuatro años a la banca (tienen un interés muy bajo y son conocidos como TLTROs), “apoyarán los segmentos específicos del mercado que juegan un papel clave en la financiación de la economía”, según Draghi.

“La compra de activos titulizados es una de las medidas adicionales ya anunciada y concretada”, señala Santiago Carbo-Valverde, catedrático de Economía de la Bangor University de Londres e investigador de Funcas, una institución sin ánimo de lucro que gestiona la obra social de la Confederación Española de Cajas de Ahorros. En su opinión, se trata de una acción que puede dinamizar en alguna medida el mercado de titulización y, de este modo, el crédito. “En todo caso, su impacto aún está por ver”. De alguna manera, dice, “se añade al esfuerzo de estímulo de los TLTRO que, por ahora, ha tenido una respuesta prudente pero que se espera que en próximas convocatorias cuente con más demanda. Otras medidas extraordinarias que ahora se están barajando -aunque cuentan con una oposición fuerte desde Alemania, [porque considera que aumentará los riesgos financieros para la institución]- son las compras de deuda pública”.

Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia apunta que “tras las varias medidas no convencionales (tipo negativo en la facilidad marginal de depósitos, penalización del exceso de reservas del coeficiente de caja, inyecciones de liquidez condicionadas a que se materialicen en crédito al sector privado, etc.), la eurozona sigue con tasas de inflación muy bajas y con un crecimiento insuficiente para crear empleo, sobre todo en los países periféricos”. Maudos explica que la última medida aprobada es la compra de deuda privada en los mercados, “con cuantía no definida, así que solo quedaría una medida adicional: la compra de deuda pública en los mercados secundarios al estilo de la QE de EE.UU.”.

El euro inicia su caída. De momento, es demasiado pronto para saber si estas iniciativas lograrán lo que pretenden desde el punto de vista macroeconómico, es decir, impulsar la recuperación de la economía de la zona euro, que según datos de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, creció sólo 0,2% en el primer trimestre del año y se estancó en el segundo. Sin embargo, estas decisiones ya están provocando importantes consecuencias en el mercado de divisas, donde el euro está perdiendo fuerza frente al dólar.

La divisa europea se ha situado a principios de octubre por debajo de los 1,28 dólares, un nivel que no se veía desde julio de 2013. Desde que el BCE sorprendiera al mercado con una bajada de tipos el 4 de septiembre, el euro se ha depreciado 3% contra el billete verde. Si se tienen en cuenta los máximos que alcanzó el pasado mes de mayo, muy cercanos a los 1,4 dólares, la moneda del Viejo Continente ha perdido 9% de su valor frente a su rival norteamericana.

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José Villacís González, profesor de macroeconomía de la Universidad CEU-San Pablo de Madrid, señala que la cotización del euro en relación con el dólar depende en gran medida de las expectativas especulativas que hay en el mercado, es decir, de lo que los inversores creen que ocurrirá con las divisas en los próximos meses. “El descenso del tipo de interés y la deflación (caída de los precios) en la zona euro provocan que los especuladores busquen comprar dólares a cambio de euros, lo que se traduce en una apreciación en la cotización del dólar, lo que es igual a la depreciación del euro. Significa que buscan o esperan una mayor rentabilidad en los intereses de EE.UU. que en los de la UE”, explica haciendo referencia a las especulaciones que existen respecto a la posibilidad de que la Reserva Federal estadounidense anticipe una subida del precio del dinero.

Al mismo tiempo, añade que existe la creencia de que el BCE comprará deuda pública a cambio de dinero creado para inyectar liquidez. “Esto significa que en las carteras de los inversores habrá un exceso de liquidez en euros, cuyo exceso marginal se transmitirá en compra de dólares. El mercado está actuando como si esto ya hubiera ocurrido: es el efecto descuento”.

Carbo-Valverde comenta que si el euro se sigue devaluando respecto al dólar será por acciones hasta ahora no anunciadas y, sobre todo, cuando en Estados Unidos se anticipe una subida de tipos de interés “que, por ahora, no parece necesaria, aunque más pronto que tarde llegará”. Maudos, por su parte, cree que el euro se ha depreciado en las últimas semanas gracias a las medidas anunciadas por el BCE y también a las expectativas de subida de tipos en EE.UU., pero considera que “es necesario que se deprecie aún más para apoyar la recuperación de Europa”.

Un apoyo para las exportaciones. El objetivo principal del BCE con las medidas tomadas es provocar que los bancos ofrezcan más crédito a empresas y consumidores con el fin de que ese nuevo dinero que llega directamente al mercado reactive la economía. Pero, como comentan los expertos, esas medidas también están provocando una caída del euro, algo que también puede ayudar a la tan esperada recuperación.

Maudos argumenta que las exportaciones europeas son vitales para la recuperación de la Eurozona, “máxime en un momento como el actual en que por cuestiones geopolíticas (como el conflicto de Ucrania), se han revisado a la baja las estimaciones de crecimiento del PIB”. Él señala que incluso las economías que hasta ahora tiraban de la región, como la de Alemania, se han parado. Por tanto, la depreciación del euro sería de gran ayuda para la reactivación de la Eurozona.

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No obstante, el considera importante matizar que para muchas economías de la zona euro el principal destino de sus exportaciones es la propia Eurozona, por lo que una depreciación del euro no les afecta. Por tanto, “también conviene sobrevalorar las consecuencias de una depreciación del euro, sobre todo teniendo en cuenta que en el pasado algunos países, como Alemania, vieron crecer sus exportaciones con un euro al alza”, avisa este profesor de la Universidad de Valencia.

En la misma línea, José Villacís asegura que la caída del euro abaratará las exportaciones de los productos europeos, “que es lo mismo que decir que los importadores mundiales de productos europeos pagarán menos por sus compras”, explica. Pero, al mismo tiempo, avisa de que “se encarecerán las compras de productos extranjeros por parte de los importadores europeos”. Este profesor asegura que esto provocará que, “dependiendo del peso que la balanza comercial tenga sobre el PIB nacional de cada país, habrá un suave aumento de los precios”.

Durante la última crisis se ha acentuado el debate que siempre ha existido sobre la disparidad de la situación económica de los países que forman parte de la zona euro. Alemania, por ejemplo, que ha soportado mejor las turbulencias de los últimos años, siempre ha defendido la austeridad y las reformas internas como el camino a seguir, y se ha posicionado en contra de que el BCE tome medidas agresivas para estimular el crecimiento. Después de los últimos movimientos anunciados por Mario Draghi, es inevitable preguntarse qué países se verán más favorecidos y quiénes perjudicados por la devaluación del euro.

Carbo-Valverde señala que la devaluación del euro puede ayudar a mejorar la competitividad de las exportaciones, dándose la paradoja de que uno de los grandes beneficiados sea Alemania y que esto, a su vez, refuerce su posición contraria a mayor coordinación fiscal, de manera que se mantenga su pugna casi a ultranza por la austeridad. Por otro lado, él añade que hay mercados en los que se precisa más liberalización y reformas, sobre todo en Italia y Francia, pero también en Alemania en sectores como los de servicios profesionales. “Esto también puede redundar sobre la competitividad al margen del tipo de cambio del euro”, explica.

Carbo-Valverde insiste en que “Alemania no sólo no se vería perjudicada sino que puede que más beneficiada” por la devaluación del euro. En todo caso, él comenta que uno de los destinos crecientes de las exportaciones europeas son los países emergentes “y, ahora mismo, no están en su mejor momento. Parte de la caída de la economía europea se debe también a las debilidades internacionales en buena parte de los emergentes”.

Por su parte, Maudos recuerda que “diversas economías -como Francia y España, por mencionar a las más grandes- están reclamando al BCE actuaciones para depreciar al euro, teniendo en cuenta el sacrificio de esos países con políticas fiscales contractivas y con devaluaciones internas vía salarios”. Y asegura que son estos países los principales beneficiados de las últimas medidas tomadas y de la caída del euro. Este docente opina respecto a Alemania que “su caso es distinto”, ya que en el pasado ha visto aumentar sus exportaciones con un euro fuerte. “Pero dado que también coloca fuera de la Eurozona un porcentaje de sus exportaciones superior a otros países, Alemania igualmente se beneficiará de una depreciación del euro”, prevé.

Vistas las consecuencias que el euro puede traer para las economías y las empresas de la zona euro, la gran pregunta que se hacen los mercados y los inversores es hasta dónde llegará la caída de la divisa europea respecto a la moneda estadounidense. El nivel más bajo para el euro en los últimos cinco años se alcanzó el 31 de mayo de 2010, cuando llegó a perder el nivel de los 1,20 dólares y se situó en 1,1934. ¿Se volverán a ver esos niveles en el medio y corto plazo? Los expertos no se atreven a responder a la pregunta, aunque sí que están de acuerdo en señalar la dirección que mantendrá la cotización de la moneda única durante los próximos meses.

Villacís prevé que no habrá a largo plazo una gran divergencia entre los tipos de interés en el mercado monetario europeo y el de EEUU, “lo que provocará un acercamiento (con una cierta diferencia a favor del euro) entre la cotización euro-dólar”.

Por su parte, Carbo-Valverde descarta tajantemente que volvamos a ver en el medio y corto plazo una paridad entre el euro y el dólar. “Salvo que haya grandes cambios en la política monetaria, los ajustes serán paulatinos. Aunque es previsible que la cotización de la divisa europea rompa la estabilidad que ha mostrado hasta ahora en sus tipos de cambio en el rango situado entre 1,30 y 1,40 dólares”, concluye.

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