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¿Reaccionará la Fed a las señales de sobrecalentamiento en EE.UU.?
Viernes, Agosto 1, 2014 - 13:02

La economía estadunidense retomó la senda de crecimiento impulsada por la fortaleza del consumo interno, la cual representa dos terceras partes del PIB.

Excelsior.com.mx. Al parecer, la economía de Estados Unidos sigue viva, muy viva. Contra todo pronóstico, el PIB durante el segundo trimestre del año se disparó a cuatro por ciento, muy por encima de lo previsto por el consenso de los analistas de tres por ciento. A primera vista, el dato confirma la tesis de que el derrumbe de 2,1% de la economía en el primer trimestre fue algo excepcional, una anomalía, un mero bache producto del inclemente frío y las intensas nevadas del invierno, y no el inicio de una tendencia sostenida de debilidad en la economía. Con la tasa de crecimiento de cuatro por ciento del segundo trimestre, la economía de Estados Unidos retoma la senda de crecimiento observada durante la segunda mitad de 2013, cuando en promedio se expandió a una ritmo de cuatro por ciento.

Mejoran expectativas

Pero además, el reporte parece contradecir algunas de las tesis de la Fed. La presidenta de dicha institución, Janet Yellen, no estaba muy convencida de la fortaleza del gasto de consumo, sobre todo porque los salarios crecen poco. Pero la realidad es que el gasto de consumo, que representa dos terceras partes del PIB y dicta en gran medida el rumbo de la economía en general, se expandió a una tasa sólida de 2,5% también muy por encima de lo que esperaba el consenso del mercado de 1,9%, y más del doble de lo observado en el primer trimestre (1,2%).

Los consumidores, al parecer, regresaron a los “malls” no sólo porque volvió a salir el sol, sino porque además encuentran empleo con más facilidad y se sienten más pudientes ante el auge de las bolsas de valores y el aumento del precio de las casas.

Impulso interno

Destaca sobre todo el vigor del consumo de bienes duraderos, es decir, autos, lavadoras, refrigeradores, televisores, teléfonos, muebles, y otros bienes cuya vida útil es de tres años o más y que para su compra se requiere en muchas ocasiones de crédito. Este componente se expandió 14% frente a 3,2% del trimestre previo. Esa tasa de expansión es la más elevada desde el tercer trimestre de 2009, y refleja que está regresando la confianza de los estadunidenses sobre su capacidad de consumo.

También parece desmentir a la Fed el comportamiento del sector residencial, el de la construcción de casas.

Janet Yellen percibe que, conforme los precios de las casas se han encarecido y las tasas hipotecarias han aumentado (y más que se incrementarán en el futuro predecible), las ventas se han desacelerado y la construcción de vivienda se ha resentido. De hecho, el sector residencial se contrajo 8,5% en el cuarto trimestre de 2013, y 5,3% en el primero de este año. Sin embargo, en el segundo trimestre, este componente del PIB aumentó 7,5%.

Además, ante el dinamismo del consumo, el gasto en inversión no residencial, destinado a renovar y ampliar la capacidad productiva de la economía, a invertir en fábricas y oficinas, o en equipo y maquinaria, también marcha con brío. La inversión fija no residencial se incrementó 5,5% tras prácticamente estancarse en el primer trimestre cuando subió 1,6%.

Recuperación externa

El sector externo también registró una mejora sustancial: las importaciones, que sustraen crecimiento al PIB, crecieron 11,7% comparado con una tasa de 2,2% del primer trimestre. Ese repunte reafirma el apogeo de la demanda interna de Estados Unidos, tanto del consumo como de la inversión. Pero al mismo tiempo, las exportaciones revirtieron la caída de 9,2% del primer trimestre y se expandieron 9,5%, lo que sugiere que la economía global está también ganando impulso. El mejor balance de importaciones y exportaciones hizo que la brecha externa, que en el primer trimestre restó 1.66 puntos porcentuales (pp) al crecimiento del PIB, en el segundo sustrajera mucho menos, 0,61 puntos.

Finalmente, el gasto de gobierno, que durante toda esta recuperación ha sido un lastre para el crecimiento, por fin resucitó. Aumentó 1,6% tras deprimirse 0.8 por ciento en el primer trimestre y crecer 3,8% en el cuarto del año pasado, cuando por culpa del techo de endeudamiento se cerró el gobierno. La tasa del crecimiento del gasto de gobierno fue la más alta desde el tercer trimestre de 2012.

Sí, es cierto que la cifra de cuatro por ciento estuvo exagerada por la rápida acumulación de stocks, el componente que explica en gran medida la volatilidad del PIB de un trimestre a otro. En el segundo trimestre, los inventarios contribuyeron con 1,66 pp del crecimiento de 4% del PIB. Pero no hay que olvidar que en el primer trimestre restaron 1.16 pp. Si se excluyen inventarios, el llamado PIB final, que suele mostrar mejor la tendencia subyacente de la economía, se expandió 2.3 por ciento tras contraerse uno por ciento en el primer trimestre. En ese caso, la trayectoria del PIB se ve más débil de lo que se observaba en la segunda mitad de 2013, de cerca de 3,5%.

Fortaleza

Aun así, el PIB de Estados Unidos se vio bien en el segundo trimestre, saludable, y con músculo para sostener una firme tasa de crecimiento en el resto del año. Más si vemos el comportamiento del mercado laboral: ayer mismo se publicó el pronóstico de ADP para la nómina privada de julio, con un aumento de 218 mil puestos de trabajo. Eso pinta bien de cara al dato de empleo que se publica mañana: el consenso estima que la nómina no agrícola de julio aumentó en 231 mil frente a 288 mil en junio. Pese a la desaceleración, ese número significaría el sexto mes consecutivo con ritmos de creación de empleo por encima de 200 mil.

Para los hacedores de la política económica, los datos del PIB y el empleo son buenas noticias. Ahora bien, si esto sigue así, dentro de poco tendrán que mostrarse menos complacientes. Ayer no cambiaron el discurso en lo sustancial: al tiempo que recortaban el monto de compra de activos en otros 10 mil millones de dólares (mdd) para dejarlo en 25 mil mdd, dijeron que todavía persiste “una significativa infrautilización de los recursos laborales”, que es apropiado mantener una política monetaria “altamente acomodaticia”, y que pasará un tiempo “considerable” entre el final del programa de compa de activos y la primera alza de tasas.

Alertas

Pero cuidado, la nómina de “halcones”, los duros que creen que la Fed está siendo lenta para subir tasas, va creciendo. Argumentan que la recuperación ya corre bien, que las presiones inflacionarias están emergiendo y que detectan, cuando menos, algunos segmentos del mercado donde pueden existir burbujas, como los sectores de biotecnología y medios sociales.
Ya se van dejando oír: para empezar, la Fed reconoció que la inflación se ha acercado a su objetivo y que han “disminuido algo” las probabilidades de que los precios se mantengan de manera persistente por debajo de 2%.

Por otro lado, apareció un disidente: el presidente de la Fed de Filadelfia, Charles Plosser, discrepó respecto al mensaje de cuándo la Fed podría empezar a subir tasas.

De todo esto se desprende que si la economía sigue mostrando signos claros de vitalidad, y además viene acompañado de presiones inflacionarias, la Fed tendría que cambiar su discurso sobre el instante en el que empezaría a encarecer el precio del dinero y hacerlo, de hecho, antes de lo que venía sugiriendo. Ése es el momento clave para todos. Entonces, cuando la Fed deje de regalar el dinero, se verá si la economía y los mercados globales son capaces de aguantar condiciones monetarias que serán cada vez más adversas. De momento, la Fed miró ayer para otro lado.

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Excelsior.com.mx