Pasar al contenido principal

ES / EN

La (célula) madre de todas las batallas
Martes, Abril 15, 2014 - 15:47

La apuesta de BiosCell es extraer células madre a cualquier edad y no sólo a recién nacidos. Su impacto podría trascender a cada individuo al reducir los costos de los sistemas de salud.

Úrsula añoraba ser mamá. Con su esposo, Carlos, llevaban tiempo intentándolo. Pero cuando la frustración de no poder engendrar amenazaba con convertirse en una depresión mayor, finalmente un tratamiento médico dio resultado. “Estábamos felices”, dice ella. Durante los nueve meses de gestación e ilusión conversaron acerca del futuro de la bebé. “Nos había costado tanto que estábamos dispuestos a todo. Por eso optamos por un banco de células madre. Para asegurar su salud ante cualquier eventualidad”.

Relatos como éste son cada vez más frecuentes en todo el mundo. Por cierto, también en Chile. Y es que la discusión ética respecto a los esfuerzos científicos sobre las células madre dio paso a la esperanza de muchos. Algunas enfermedades que antes sólo tenían costosos paliativos o que simplemente no tenían solución, en la actualidad sí es posible tratarlas gracias a esta técnica. El potencial futuro es, asimismo, muy prometedor.

Este avance médico tuvo, y tendrá, repercusiones económicas. Junto a la generación de capital humano dedicado a esta área, altamente especializado, se abrió un nuevo mercado: los bancos de células madre. En ellos los interesados criopreservan (se congela en nitrógeno a -196º C) este material orgánico que, en el futuro, puede salvar sus vidas. Además, permitiría reinsertar a la vida laboral a personas con enfermedades que hoy se lo impiden.

Las células madre “tienen la capacidad de convertirse, o diferenciarse, en distintos tipos de células”, dice Lorena Varela, académica del Centro de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Andrés Bello (UNAB). Debido a esta propiedad son conservadas para, en el futuro, tratar patologías o efectuar procedimientos terapéuticos. Entre ellos, los trasplantes autólogos, en los que se insertan células madre en el individuo del cual fueron obtenidas o en pacientes compatibles.

BiosCell es uno de los emprendimientos que en Chile se han aventurado en este mercado. Pero este banco tiene una particularidad: es el primero y único en Latinoamérica que conserva y expande, o multiplica, células madre multitejido. En el castellano de los simples mortales eso significa que esta entidad es depositaria de células no especializadas que se hallan en reservorios del cuerpo, como la médula ósea o tejido adiposo, dice Rodrigo Mardones, médico cirujano de la Clínica Las Condes. ¿Cuál es su gracia? A diferencia de las células madre extraídas de la sangre del cordón umbilical –técnica que, por motivos lógicos, sólo se aplica a recién nacidos– las células madre multitejido se pueden obtener a cualquier edad, pudiendo beneficiar incluso a adultos.

4354

Hay más. Si bien existe la desventaja de las células madre multitejido respecto de las conseguidas desde el cordón umbilical de que tienen una capacidad limitada de duplicación, la tecnología de BiosCell permite expandirlas, o multiplicarlas, hasta llegar a un volumen que posibilite su uso terapéutico.

La inversión inicial en BiosCell fue cercana a los US$5 millones. Esa cifra, no obstante, se va a elevar, dice Cetna Skorin, gerenta general del laboratorio. “Existe un plan agresivo de inversión, incluyendo el desarrollo de un biobunker y expansión internacional”. De hecho, el capital adicional requerido para el biobunker, que busca proteger las células madres ante situaciones catastróficas con sistemas de seguridad y mantención especiales, es de aproximadamente US$400.000.

Con poco más siete meses de operaciones en el país, la firma ya tiene presencia en Santiago, Iquique, Antofagasta, Viña del Mar, Osorno, Valdivia y Puerto Montt. Además, están planificadas dos nuevas aperturas en Concepción y La Serena. “El objetivo es estar en todas las regiones del país”, dice Skorin.

En los siguientes dos años, la compañía proyecta almacenar entre 4.000 y 6.000 muestras y las expectativas de facturación para un plazo de cinco años ascienden a US$6 millones.

4355

El precio de la vida. El valor de este servicio oscila entre los US$1.220 y los US$4.360, dice Skorin, y sus beneficios se pueden conseguir a lo largo de la vida.

Con esta técnica se tratan afecciones de la sangre, por ejemplo. Pero su potencial sigue creciendo: hay investigaciones que apuestan por el tratamiento de patologías que afectan tejidos de riñón, hígado, páncreas (diabetes), enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y trauma raquimedular, entre otros.

“En modelos experimentales ha sido posible la creación de órganos funcionales, como el corazón y riñones, y tejidos tratados para generar segmentos del cuerpo que de otra manera no se reparan ni regeneran, como la tráquea”, dice Mardones, de la Clínica Las Condes. Si esto se llega a concretar se podrá evitar el problema del rechazo a órganos donados.

También se espera que estas células puedan ser utilizadas en diversas patologías que involucran muerte celular, dice Lorena Varela, del Centro de Investigaciones Biomédicas de la UNAB. “Eso sí, se requieren más estudios científicos y ensayos clínicos que permitan establecer y validar nuevos usos en medicina”.

Los valores descritos para el servicio de BiosCell incluyen el kit para la toma de muestra, la toma de muestra en el caso de sangre y/o tejido de cordón umbilical, la expansión, el congelamiento y el primer año de criopreservación. Pero no considera la toma de muestra de tejido adiposo o de médula ósea. “Posteriormente, el costo de mantención es de alrededor de US$180 (CL$100.000) anuales”, dice Skorin.

En el modelo de negocios se aceptan usuarios de latitudes lejanas. “Tenemos clientes de Estados Unidos. Podemos atender personas de cualquier país. La rapidez, tecnología, trazabilidad  y seguridad que ofrecen líneas aéreas especializadas en transporte de muestras permiten recibirlas y enviarlas a distintos países”, agrega la gerenta general de BiosCell.

4356

Economía pública. No sólo para pacientes y los inversionistas de bancos pueden beneficiarse, los sistemas privados y públicos de salud, y las arcas fiscales -que deben financiar pensiones por invalidez-, podrían sacar provecho de este avance científico.

Esto, porque los sujetos que estuvieron enfermos podrán recobrar sus facultades laborales, gracias a que estas técnicas médicas podrían recuperar padecimientos que actualmente no son factibles de mejorar y también se reduciría la prevalencia de ciertas enfermedades crónicas.

En segundo lugar, la regeneración de órganos eliminaría el problema de las listas de espera en pacientes con daño terminal.

El impacto económico y social puede ser enorme, dice Mardones. “Por ejemplo, la recuperación completa de un paciente con daño por trauma medular, que por ahora sólo se efectúa en modelos animales, implicaría la consecuente vuelta a su actividad normal y capacidad laboral (…) Lo mismo para cada una de las enfermedades y sus costos asociados que podrían disminuir o eventualmente desaparecer”.

Sin embargo, Varela pone una nota de cautela. Argumenta que los costos de obtención y mantención de estas células son altos, lo que reduce su masividad. “Es difícil anticipar el impacto económico que podría tener. Esto va a depender de la eficacia que lleguen a tener los tratamientos con células madre y del costo que tenga a futuro acceder a ellas”, dice.

Como sea, lo importante es que bebés como el de Úrsula y Carlos, junto con otros pacientes con enfermedades difíciles o imposibles de tratar,  pueden apostar por un futuro más saludable. Estos avances científicos innovadores que irrumpen en Chile tienen la posibilidad de convertirse en la (célula) madre de todas las batallas por la salud.

Autores

Claudio Reyes