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Acercamiento Cuba-EE.UU.: ¿qué piensan los intelectuales cubanos sobre el restablecimiento de embajadas en territorio tradicionalmente "enemigo"?
Lunes, Julio 20, 2015 - 16:55

La nueva era de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y la apertura este lunes de las embajadas en Washington y La Habana, crea un debate intelectual lúcido e interesante, que debiera ser escuchado por Obama y Raúl Castro.

La intelectualidad cubana ha tenido un papel protagónico en los más importantes eventos políticos en la historia moderna de Cuba. Durante el siglo XX, los intelectuales y artistas cubanos definirían el pensamiento social de la nación, protagonizando incluso algunos de los más notables cambios sociales en las décadas del 30 y el 40. Y desde el triunfo de Fidel Castro en 1959, siguiendo las pautas del llamado "Programa Cultural de la Revolución", han protagonizado el que es, sin dudas y pese a las críticas que pudiera hacérsele en lo ideológico, el mayor movimiento artístico, cultural e intelectual patrocinado por un gobierno en toda América Latina.

La nueva era de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y la apertura este lunes de las embajadas en Washington y La Habana, crea un debate intelectual lúcido e interesante, que debiera ser escuchado por Obama y Raúl Castro. DW conversa en exclusiva con algunos de esos intelectuales, residentes en la isla o el exilio.

Entre todas y ninguna. "En mi percepción, la gente con que hablo en La Habana sobre la nueva relación entre Cuba y los Estados Unidos se mueve entre dos extremos posibles de expectativas: el de tenerlas todas o el de no tener ninguna", dice el escritor y periodista Leonardo Padura, el más reciente premio Princesa de Asturias de las Letras. "Así, algunos –o a veces la misma persona- se ilusiona con las muchas mejorías que podría tener la vida cotidiana del país gracias a una relación estrecha y dinámica con los vecinos del Norte: esto se arregla cuando lleguen los yumas, dicen, y el esto puede ser puntual o general. Otros, vencidos por el escepticismo o picados por el realismo no esperan nada, o piensan que si algo cambia, no será su situación".

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"Y el problema es que en la realidad de los últimos seis meses ha habido muchas conversaciones, grandes decisiones (el inicio del diálogo, el intercambio de prisioneros, la salida de Cuba de la lista de países terroristas, la apertura de embajadas, entre las más notables), pero pocos movimientos verticales en la realidad del país, excepto un incremento del número de visitantes que están generando mayores ganancias a un grupo de cuentapropistas en el sector de los servicios. En cualquier caso, el decrecimiento de la vieja tensión creada durante cinco décadas sobre el Estrecho de Florida se siente ya de alguna manera: desde manifestaciones visibles como esos viejos autos norteamericanos que circulan por las calles con una pequeña bandera del país en que nacieron hace más de sesenta años, hasta esperanzas difusas de que algo se filtrará hasta el suelo social y, de alguna forma, hará más llevadera la vida de todos los días de casi todos los cubanos".

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Representante único. Desde España, Ladislao Aguado, escritor y director de Hypermedia, una de las más representativas editoriales del exilio cubano, dice a DW que "La reapertura de embajadas podría convertir en conversación útil 56 años de amenazas, insultos y desconfianzas venidas de ambas partes. Ahora bien, el diálogo nunca sería válido, o positivo, si no reúne a los diferentes sectores de la sociedad cubana. Una sociedad cada vez más empobrecida y dañada por las diferencias raciales y económicas, y cuyas estructuras comerciales están en manos del ejército o vinculadas a las áreas de poder".

"En las circunstancias actuales, el restablecimiento de relaciones pasa por el riesgo de que el gobierno intente monopolizar el rol de representante único del país y se comprometa a ejercer de garante en las transformaciones económicas y democráticas comprometidas como pasos posteriores de esta apertura. De conseguir este protagonismo, todos los posibles avances de diálogo, terminarán traducidos en operaciones de maquillaje a favor de la dictadura. Hay que pensar en una embajada norteamericana en Cuba, como si pensáramos en un caballo de Troya. De lo contrario, se estaría traicionando a una sociedad víctima de las políticas de enfrentamiento de ambas partes y de más de cinco décadas de un régimen totalitario".

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Doble paternalismo. También desde Estados Unidos, el escritor y periodista Manuel Vázquez Portal, uno de los exprisioneros más importantes de la llamada "Primavera Negra" de 2003, asegura a DW que "Los vaivenes de la política siempre traen consecuencias -funestas o dichosas- para los ciudadanos, pero, para los políticos no son más que errores o aciertos que luego se corrigen o aplauden, todo en dependencia de la circunstancias. La nueva política de Estados Unidos hacia Cuba aún está en estado embrionario y ha creado más incertidumbres que respuestas. Muchas cosas cambiarán: se derogarán leyes, se establecerán otras, la vida fluirá de otra manera. Pero de lo que sí estoy seguro es de que el cubano será más libre. El doble paternalismo, el del gobierno cubano para los fieles y el de Estados Unidos para los herejes, que ha padecido por más de medio siglo desaparecerá y se verá obligado a recuperar una individualidad aplastada por dos fuerzas superiores que lo discapacitaba. De este paisaje asolado que vemos tras la prolongada batalla nacerá la acuarela que podamos componer".

Autores

Deutsche Welle