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Capacitación, clave para la productividad, empleabilidad y equidad
Mié, 06/07/2011 - 10:33

Graciana Rucci

Graciana Rucci
Graciana Rucci

Graciana Rucci es especialista senior de la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

A pesar del crecimiento económico que ha tenido Chile durante los últimos años, aún persisten desafíos en materia laboral, específicamente en lo que se refiere a productividad, empleabilidad y equidad.

Chile tiene mucho espacio para mejorar en temas de formación para el trabajo. De hecho, otras naciones de la OCDE muestran mayores niveles de entrenamiento,  capacitación laboral, y un gran desarrollo de políticas públicas. Estas últimas orientadas a promover la capacitación y formación de trabajadores, empleados y aquellos grupos más vulnerables.

Pero la realidad local aún es muy distinta: sólo 13% de la fuerza laboral recibe capacitación con recursos públicos y existe muy poca evidencia acerca de la efectividad de los instrumentos y programas del Estado en funcionamiento.

Precisamente, mejorar la cobertura y la calidad de la capacitación constituye uno de los objetivos de las actuales autoridades. Ello, en el marco de un sistema de formación para el trabajo focalizado, de calidad, costo efectivo, pertinente, integrado, con alta cobertura y sostenible.

Lo anterior es clave, debido a que el país tiene recursos significativos destinados a la capacitación a través del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), 60% de ellos son invertidos vía franquicia tributaria cubriendo al 90% de los capacitados, de los cuales 1/8 corresponde a personas semi o no calificados.  Al mismo tiempo, se estima que solamente 22% de la inversión pública total va hacia sectores de bajos recursos y, como se mencionará, no hay aproximaciones de efectividad.

Para evitar que la brecha entre las habilidades y conocimientos que las personas poseen y aquellas que los sectores productivos demandan siga creciendo, es necesario generar mecanismos de cofinanciación entre las partes (empresas, individuos, Estado) que se beneficiarán de la formación.

Con acciones aisladas de capacitación no alcanza. Para ello, es fundamental que los involucrados tengan noción del valor agregado de la misma: mayor productividad, mayor empleabilidad, mejores beneficios y estabilidad, más equidad.

Otro de los aspectos a mejorar es la cantidad de información disponible. Muchas veces las empresas e individuos no invierten en capacitación porque no saben cuál es el retorno esperado; si la calidad de la formación es buena; si el mercado le reconocerá el esfuerzo y título; si es relevante para los sectores económicos que están demandando mano de obra; si existe o no un problema de productividad en la firma que pueda solucionarse con capacitación; si existen instrumentos de crédito o subsidios para apalancar la inversión, etc.

Afortunadamente, a nivel de gobierno y de autoridades hay conciencia de la importancia de la capacitación para aumentar la productividad y propiciar la equidad y voluntad de querer mejorar el sistema para que sea efectivo. Es de esperar, por lo tanto, avances importantes en la materia en los próximos años.

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