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Nicolás Maduro, dos años en el poder: ¿qué cabe esperar de él en los próximos doce meses?
Lunes, Abril 20, 2015 - 17:00

Nicolás Maduro cumple dos años en la presidencia de Venezuela asediado por problemas que heredó de su predecesor, el difunto Hugo Chávez, y otros de su propia cosecha.

Este domingo, Nicolás Maduro cumplió dos años en la presidencia de Venezuela, asediado por los problemas que heredó de su predecesor, el difunto Hugo Chávez, y otros surgidos al calor del reacomodo de fuerzas en el seno del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), del descenso de la producción petrolera, del desplome de los precios del crudo, de sus enfrentamientos con la oposición y de sus fricciones con otros mandatarios, dentro y fuera del continente americano. De estos aprietos se derivan muchas de las calamidades que la población venezolana sufre al cumplirse este nuevo aniversario.

Al auge de la inseguridad ciudadana, el colapso del aparato productivo, el deterioro de la infraestructura energética y los servicios públicos, se han sumado rebrotes de violencia política y de violaciones de derechos humanos, mayores restricciones del acceso a la información de interés público, la proliferación de arbitrariedades avaladas por las instituciones estatales, actos de corrupción administrativa que quedan impunes y desequilibrios exacerbados tanto por el modelo económico vigente como por el férreo control de cambio de divisas: la mengua de las importaciones, la escasez de los bienes más básicos y la creciente inflación.

Algunos analistas conceden que, en los últimos doce meses, el Ejecutivo de Maduro dio pasos hacia una gestión pública menos dogmática ideológicamente, más pragmática en términos políticos y económicos; pero otros le atribuyen al “hombre fuerte” de Caracas un limitado don de mando que no ha superado ni siquiera tras recibir poderes especiales para legislar por decreto en dos oportunidades distintas. Según Víctor Mijares, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), el país sudamericano ha empezado a ser percibido en el mundo como un “Estado que comienza a fallar”. ¿Quo vadis, Venezuela? ¿Quo vadis, Maduro?

Una posición poco envidiable. “La situación no es buena para el mandatario venezolano y está por empeorar porque las secuelas de la caída de los precios del petróleo apenas se harán tangibles este año. Al ver restringido su espacio de maniobra, lo más probable es que Maduro tienda a atizar la polarización política en el país, como lo hizo desde Panamá en la VII Cumbre de las Américas”, comenta Nikolaus Werz, de la Universidad de Rostock, al ser consultado sobre los desafíos que Maduro enfrentará en el tercer año de su mandato. Cabe preguntar si Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, seguirá siendo un rival de cuidado para el jefe de Gobierno.

“Cabello no tiene nada que ganar y sí mucho que perder en un forcejeo por el poder con Maduro. Su actual posición es mucho más cómoda porque, a la hora de un acontecimiento crítico, siempre podrá decir: ‘Maduro, el delfín de Chávez, no supo gobernar’. Ningún militar alineado con el chavismo, ninguna persona cercana a los militares chavistas, se atrevería en este instante a sustituir a Maduro como timonel. Todos –incluidos los dirigentes opositores– parecen abstenerse temporalmente de enfrentarse con Maduro, a la espera de que la situación económica mejore, es decir, de que los precios del crudo vuelvan a subir”, agrega Werz.

El barril de petróleo podría revalorizarse en 2016, pero, según Alejandro Márquez, de la Universidad Libre de Berlín, ese no es el único factor del que depende la recuperación de la economía venezolana. El propio gobierno incurre en prácticas que propician la inflación para garantizar la liquidez de la industria petrolera local, asegura el especialista. “La empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) tiene un serio déficit que compensa con préstamos del Banco Central de Venezuela (BCV): Pdvsa –que cobra en dólares, pero paga en bolívares– emite bonos que el BCV compra imprimiendo dinero inorgánico”, explica Márquez.

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Ominosos augurios económicos. “En 2012, con Chávez en la presidencia, la inflación era del 20%. Un año más tarde, aún sin que cayeran los precios del crudo, la inflación saltó a 56% y en 2014 casi llegó al 70%. Si Pdvsa sigue financiándose con créditos del BCV, la inflación continuará aumentando, independientemente del valor del petróleo. Hace poco, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que Venezuela tendría una inflación proyectada de casi 100% a fines de 2015. Esta proyección refleja el hecho de que, probablemente, el gobierno intentará incrementar el gasto público de cara a las venideras elecciones legislativas”, añade Márquez.

Las perspectivas de crecimiento económico tampoco son muy prometedoras para la Venezuela de Maduro. “La economía nacional creció 5,6% en 2012 y 1,3% en 2013. No sabemos cómo le fue el año pasado porque el BCV aún no publica los datos del último trimestre de 2014, aunque está obligado por ley a hacerlo. Por cierto, el BCV tampoco ha publicado la información alusiva a la inflación de los tres últimos meses”, señala el investigador de la Universidad Libre de Berlín, acotando que el FMI le augura a la economía venezolana una contracción del 7 por ciento para 2015, lo que supondría una contracción económica por segundo año consecutivo.

No obstante, Márquez ve posibilidades de expansión para algunos ámbitos de la economía del país, precisamente debido a la reciente devaluación del bolívar. En el Sistema Marginal de Divisas (SIMADI), una modalidad de compra-venta de dólares con menos restricciones que los otros dos tipos de cambio vigentes, cada dólar estadounidense cuesta alrededor de 200 bolívares. Márquez alega que, al menos en teoría, eso debería incrementar las oportunidades de negocios del sector turístico y de empresas que estén en capacidad de exportar sus productos, como el fabricante venezolano de ordenadores portátiles Síragon.

Pérdida de influencia internacional. Ningún otro sector productivo, ni el agropecuario ni el industrial-manufacturero, puede prosperar a la sombra de un bolívar débil. Y muchos empresarios le reprochan al estamento chavista el haber impulsado la producción de los países vecinos mientras descuidaba la economía venezolana. “Buena parte de la recesión que hoy se diagnostica en América Latina se debe a que los vouchers de la chequera venezolana se agotaron. En la última década, el valor de las subvenciones petroleras, las ayudas financieras y las importaciones de Venezuela ascendió a US$500.000 millones”, sostiene Ivo Hernández, de la Universidad de Münster.

“Eso contribuyó a que Brasil, Colombia y otros países vecinos tuvieran un considerable crecimiento económico y unas balanzas comerciales fantásticas. Ahora, cuando el motor venezolano deja de funcionar, el resto del subcontinente lo siente. Por otro lado, las alianzas labradas por Venezuela desde hace doce años solo fueron posibles porque se basaban sobre la conveniencia económica de sus socios. Eso permitió que el chavismo gozara de solidaridades automáticas en la región. El problema es que, agotada la chequera venezolana, se acaba también el respaldo externo”, acota el catedrático de Münster.

“Chávez desmanteló la Cancillería venezolana al colocar la política exterior del Estado en manos de funcionarios con menor capacidad intelectual que él mismo y sin ninguna formación para el cargo. También a eso se debe que, en estas horas bajas, Venezuela pierda la influencia que tenía en Sudamérica, en Centroamérica y en el mar de las Antillas. La Comunidad del Caribe (Caricom) está actuando con un pragmatismo demoledor frente a Caracas, en términos económicos y territoriales. Venezuela podría perder su salida al Atlántico en la disputa que sostiene con Guyana por la Guayana Esequiba. Caricom apoya a Guyana, por supuesto”, subraya Hernández.

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El Esequibo, ¿el as bajo la manga? El peso que Venezuela ha perdido en la región quedó en evidencia, a los ojos de este politólogo, durante la reciente cumbre de Panamá. “Allí, Venezuela fue solo un elemento más en la negociación para el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. Mi tesis personal es que Venezuela, un país económicamente más fuerte, no es un Estado independiente, sino un Estado intervenido administrativa y políticamente por Cuba, que es más débil. Esa clase de anomalías solo pueden tener lugar cuando una oclocracia como la chavista es tan flexible como para permitirlo. Venezuela ha perdido mucho terreno, en sentido figurado y literal”, explica Hernández.

El experto de Münster tacha de indolente la manera en que Maduro ha manejado la querella por el Esequibo; pero Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, cree que el presidente venezolano puede estar esperando el momento más conveniente para instrumentalizar ese asunto. “El Esequibo puede ser el as bajo la manga de Maduro, reservado para después de las elecciones legislativas. Maduro sabe que puede perder esos comicios y, frente a una derrota flagrante, creo que él va a poner sobre la mesa todas las cartas que le quedan, mientras articula un discurso patriotero”, dice el docente chileno-alemán.

“Maduro puede llegar al punto de disolver la Asamblea Nacional y remplazarla por determinados consejos comunales”, apunta Mires. Pero, ¿qué constelación de eventos puede llevar a Maduro a tomar decisiones como esas? ¿Nuevas protestas masivas antigubernamentales? ¿Qué tan probable es que tenga lugar un estallido social durante el tercer año de la presidencia de Maduro? “Si lo que entendemos por estallido social son los tumultos más o menos espontáneos, yo diría que, en lo que queda de año, son pocas las probabilidades de manifestaciones como las de febrero de 2014”, opina Daniel León, de la Universidad de Leipzig.

“La perspectiva de que se realizarán elecciones legislativas a finales de 2015 –aunque todavía no hay certeza al respecto– sirve como válvula de escape, por lo menos para el descontento político prevalente”, explica León.

Autores

Deutsche Welle