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Presidente de México se ve obligado a mover las piezas de su tablero para recuperar la credibilidad
Miércoles, Marzo 4, 2015 - 17:05

La aprobación a la gestión de Peña Nieto cayó a 40% desde que se desató en septiembre una espiral de escándalos cuando 43 estudiantes fueron secuestrados, y se presume masacrados, por un grupo delictivo con apoyo de policías. Eso pulverizó su discurso sobre la violencia cediendo.

México DF. Acosado por la persistente violencia, conflictos de interés y una débil economía, el presidente de México enfrenta la presión de hacer cambios en su gabinete para recuperar la confianza de los mexicanos y de algunos en su propio partido cuando ya comenzó la cuenta regresiva para las elecciones intermedias.

La aprobación a la gestión de Peña Nieto cayó a 40% desde que se desató en septiembre una espiral de escándalos cuando 43 estudiantes fueron secuestrados, y se presume masacrados, por un grupo delictivo con apoyo de policías. Eso pulverizó su discurso sobre la violencia cediendo.

Unos meses más tarde, estallaron en la prensa revelaciones de que él, su esposa y su secretario de Hacienda habían comprado casas a contratistas favorecidos por el gobierno. El presidente se vio forzado a cancelar una millonaria licitación para un tren bala que involucraba a uno de esos contratistas.

Como si fuera poco, la economía no logra despegar ante el débil consumo interno y la declinante producción de petróleo en un contexto internacional de precios bajos del crudo.

Muchos legisladores de su propio partido y de la oposición creen que Peña Nieto debe dar un golpe de timón o, al menos, sacudir a su gabinete para recuperar la credibilidad de los ciudadanos cuando todavía le quedan cuatro años en el poder.

"Todos los gobiernos tienen una crisis. A este le llegó demasiado pronto, y tendrá que enfrentarla", dijo a Reuters Francisco Arroyo, vicepresidente de la cámara de Diputados y miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenece el mandatario.

La semana pasada el presidente hizo el primer cambio.

El fiscal federal, Jesús Murillo Karam, desgastado por la pesquisa sobre los estudiantes, fue removido y en su lugar el presidente designó a Arely Gómez, una senadora muy respetada pero que ha recibido críticas por ser hermana de un directivo de la cadena de medios Televisa, considerada cercana al poder.

Ante los micrófonos, los legisladores del PRI aseguran que los cambios de gabinete son una decisión exclusiva del presidente. Pero a puertas cerradas, creen que varios miembros de su equipo tienen que ser reemplazados.

"Yo ya los hubiera cambiado a todos, ninguno se salva", dijo un legislador bajo condición de anonimato.

Los hombres del presidente. El mismo mandatario ha reconocido su crisis de liderazgo, después de que se acabara su luna de miel por haber logrado durante sus primeros 18 meses de gobierno la aprobación de reformas económicas que habían sido postergadas por años.

"Hoy sin duda hay una sensación de incredulidad y desconfianza", dijo Peña Nieto esta semana en una entrevista con el diario británico The Financial Times.

Dos de sus hombres de confianza, que fueron hábiles negociadores de las reformas, han sido duramente criticados: el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el de Gobernación, Miguel Osorio Chong.

El primero, por la pobre expansión de la economía. También por haber comprado una casa en condiciones que parecen ventajosas al Grupo Higa, ganador de la licitación del tren bala y beneficiado con contratos en el Estado de México cuando Peña Nieto era gobernador (2005-2011) y Videgaray, su mano derecha.

Y Osorio, porque a pesar de una serie de resonantes capturas de capos del narcotráfico, al menos cinco estados del país aún viven bajo el yugo de la violencia, con su población sufriendo la amenaza de los secuestros, las extorsiones y los asesinatos.

"Los dos deberían irse", dijo otro legislador priísta sobre los secretarios.

Algunos legisladores apuestan a que al coordinador de los diputados del PRI, Manlio Fabio Beltrones -uno de los hombres fuertes del partido- será el sucesor de Osorio Chong, sobre todo porque su trabajo terminará cuando se renueven los 500 asientos de la Cámara Baja en las elecciones intermedias de junio.

Pero las cosas no pintan muy bien para el PRI de cara a esos comicios, que también definirán a nueve gobernadores y cientos de alcaldes y legisladores locales en varios estados.

El apoyo que cosecha el partido oficialista para las elecciones se desplomó del 42 al 30% entre noviembre y febrero, según una encuesta de la firma Buendía y Laredo. Su rival, el Partido Acción Nacional (PAN), aprovechó parte de esa caída y ganó dos puntos porcentuales de respaldo.

La carrera se está poniendo cuesta arriba para el PRI. Y casos como el revelado hace pocas semanas por el periódico estadounidense The New York Times no ayudan.

El diario publicó que un ex gobernador priísta de Oaxaca -uno de los estados más pobres del país- tenía lujosas propiedades en Nueva York. La noticia despertó críticas incluso de dentro del partido.

Mostrando el compromiso. Muchos piensan que otra forma de que el mandatario recupere credibilidad es mostrarse decisivo en su lucha contra la corrupción, poniendo a un pez gordo tras las rejas. Hay varios ex gobernadores y ex líderes sindicales sobre los que existen sospechas o casos abiertos contra colaboradores cercanos.

Los diputados de los distintos partidos aprobaron hace pocos días un sistema nacional anticorrupción que contempla crear un tribunal de cuentas que llevaría los casos más grandes en coordinación con los poderes ejecutivo y legislativo.

Si la iniciativa es aprobada por el Senado, de todos modos queda por ver cómo será implementada en un país donde la corrupción es un mal endémico.

Por ejemplo, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en el Congreso -que ahora integraría el nuevo sistema- detecta todos los años irregularidades y desvíos millonarios del gasto federal. Pero pocas veces sus reportes tienen consecuencias.

Días atrás, la ASF dijo que constató compras en el 2013 con sobreprecios y que se contrataron servicios que nunca se cumplieron en programas como la Cruzada Nacional contra el Hambre y también durante la implementación de la reforma educativa, dos proyectos emblemáticos del gobierno.

"El presidente de la república tiene que tomar el toro por los cuernos", dijo el diputado Luis Cházaro, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD). "Tiene que afrontar la corrupción, venga de donde venga, y aplicar la ley".

Autores

Reuters