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Sepa cómo Perú pretende modificar el modelo educativo
Lunes, Agosto 25, 2014 - 17:35

El ministro del ramo, Jaime Saavedra, conversó con AméricaEconomía, y responde a los críticos de la ley universitaria y adelanta un paquete de medidas para hacer los cambios necesarios.

-Ministro, antes de conversar sobre la polémica que ha generado la nueva ley universitaria, ¿qué ha pasado con la reforma educativa a partir de la evaluación docente? Existe la sensación de que si no han podido con la educación primaria y secundaria no van a poder con las universidades.

-El plan es revalorar la carrera docente. Por un lado, se implementará la ley de reforma magisterial, para que los profesores eleven su salario en función del desempeño, en una lógica meritocrática, que empezó en el gobierno anterior, pero que continúa con algunas modificaciones. Esto no ha parado.

En el segundo semestre del año habrá dos concursos de reubicación de docentes entre las escalas definidas en la ley, para que los mejores asciendan en la escala. Por otro lado, habrá un concurso para 15.000 directores, donde se elegirá a los mejores. La implementación de la ley docente, junto con una política de mejora del servicio educativo nos pone en la ruta de dar a los maestros más oportunidades de desarrollo profesional.

-En esta primera etapa, ¿cuántos maestros se van a ver impactados por estos concursos?

-Entre 50.000 y 60.000 profesores tendrán un salario distinto después de las evaluaciones. Debe ser alrededor de un 25% del profesorado total. Por el lado de los directores, serán 15.000 directores, entre nuevos y ratificados.

Todo dependerá de los resultados de las evaluaciones, que por ahora serán solo para que los profesores puedan subir hasta las escalas 3 y 4. La mayoría de profesores están en la escala 1 y 2.

-¿Qué pasará con los que no pasen?

-Si no aprueban se quedan donde están, porque es una evaluación de reubicación. Pero lo importante es que se trata de una política de Estado, que trata de revalorizar la carrera docente en su conjunto, y atraer a los mejores egresados de la secundaria a la carrera docente. Para hacer eso vamos a hacer varias cosas.

Primero, se está creando una beca, Vocación de Docente, orientada a los chicos de quinto de secundaria que están entre el quinto superior y que quieren estudiar pedagogía. A ellos el Estado los va apoyar desde agosto.

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-¿Y para los otros que ya acabaron la secundaria, pero fueron buenos alumnos?

-Vamos a dar un bono por ingreso a la carrera magisterial. El próximo año, después de una década, van a ver nombramientos para entrar como profesores a plazas docentes. Todos los años hay concursos, pero solo para plazas de un año. Este primer proceso de nombramiento calculamos que será para 55.000 plazas, con una valla que será más alta. Para aquellos que pertenezcan al tercio superior habrá un bono significativo por ingreso a la carrera por los primeros tres años. La señal de que ser maestro será más difícil pero paga. 

-Además de las escalas salariales, ¿se prevén más incrementos en los sueldos?

-Hemos reconocido como país que los salarios de los maestros en el Perú son bajos en comparación con otras ocupaciones, y peor si se les compara con los de otros profesores de América Latina. En la última década ha habido importantes mejoras, particularmente en el periodo del presidente Toledo, en que los salarios casi se duplicaron. Pero, a pesar de estas mejoras, el salario de un docente hoy es de alrededor de un tercio de lo que era a mediados de los sesenta. Pero no es fácil incrementarlos. Solo aumentar 5% de remuneración integral son S/. 500 millones (US$176,5M) , un 10% serán S/. 1.000 millones (US$353,1M).

-¿Se incrementarán las horas de estudio? 

-El proceso de masificación de la educación en los setenta hizo que las clases acabaran a la 1:00 p.m. o 1:30 p.m., porque el colegio era ocupado por el turno de la tarde, que acababa a las 6:00 p.m. porque empezaba el de noche. Con ese modelo, a partir de la 1:00 p.m., la escuela dejaba de ser parte de la vida del chico. Lo que queremos ahora es entrar en la ruta como país de regresar a una jornada completa en la secundaria, y lo que se plantea es como meta tratar de llegar a 1.000 colegios el próximo año, donde las clases serán hasta las 2:30 p.m. o 3:00 p.m., para horas de estudio y actividades extracurriculares. 

-¿Estas 1.000 escuelas serán un programa piloto?

-Más que piloto será una primera etapa. Hablamos de alrededor del 16% del total de escuelas (80.000 aproximadamente), donde estudian más de 300.000 alumnos. En estas, con el propósito de modernizar la educación a estándares globales, las clases de inglés pasarán de dos horas a la semana a cuatro. Y se introducirá en esta misma malla curricular, de manera paulatina, la educación física, que ya está nuevamente dentro de la ley. Hoy solo 400.000 chicos tienen educación física, pero, para 2021, junto con la jornada completa y el inglés, será universal.

-¿Y la infraestructura? El drama de cada comienzo de año escolar son los reportajes sobre los colegios en estado ruinoso, ¿qué se va a hacer allí?

-Lamentablemente esos reportajes continuarán algunos años más porque ha habido un abandono de la inversión en infraestructura escolar durante muchas décadas. Hubo un impulso importante a comienzo de los noventa, que se retomó entre 2009 y 2010. El gasto en infraestructura ha crecido durante los últimos cinco años, en los que se invirtieron S/. 3.400 millones, una cifra importante, pero ínfima versus la brecha: S/. 63.000 millones en construcción de nuevos colegios y rehabilitación y mantenimiento de los existentes, para que en el 100% de escuelas haya jornada completa al 100% y 100% de cobertura en educación inicial.

 

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-¿Qué propondrán para acortar esta brecha?

-Estamos promocionando un mecanismo de asociaciones público-privadas (APP) para construcción y mantenimiento, y otro de obras por impuestos, para que se ejecute el gasto a través del Fondo de Promoción a la Inversión Pública Regional y Local (Foniprel). No vamos a ahorrar plata pero sí acortaremos la brecha más rápido. Esto también se aplicará para el caso de los institutos tecnológicos, pero serán APP con construcción, mantenimiento y gestión.

-¿Y por qué no APP para colegios con gestión? Casos como los de las escuelas gestionadas por Fe y Alegría podrían multiplicarse.

-Fe y Alegría gestiona colegios públicos pero es una congregación religiosa y son 80 colegios. Nosotros hablamos de un universo de 55.000 colegios. Es un tema que habría que estudiar muchísimo porque es complejo. Entrar a un proceso de gestión o cogestión con entidades sin fines de lucro como Fe y Alegría es factible. No es fácil, pero es factible. En cambio hacerlo con entidades con fines de lucro que quieran tener una ganancia por proveer el servicio educativo es algo que sería mucho más difícil. En ningún país desarrollado la educación básica es con fines de lucro. Es más, en la mayor parte de países es exclusivamente pública. En Finlandia el 99% de la educación es pública y gratuita, y el 1% restante es religiosa. En los países escandinavos es igual. Lo que necesitamos es proveer educación pública gratuita de buena calidad, algo que no se ha hecho.

-Hay quienes dicen que no importa si es con o sin fines de lucro, lo que importa es que esta sea de calidad, como en el caso de las universidades.

-Ese es un análisis superficial. Una cosa es con un colegio, pero otra cosa es que uno entre a un esquema de ese tipo a nivel de todos los colegios del país.

¿Podemos asegurar que ese esquema se dará por igual en zonas urbanas y zonas rurales? No es que eso se esté haciendo correctamente ahora, pero la solución no es necesariamente privatizar todo. El problema que tenemos es que hemos estado haciendo mal nuestro trabajo. Debemos hacerlo mejor.

-¿Qué se hará con los colegios privados de mala calidad, esos que operan en una cochera?

-Ese es otro tema que no se ha hecho bien como Estado, porque en zonas urbanas –y particularmente en Lima– ha habido muy poca inversión en escuelas públicas. Ni de buena ni mala calidad, simplemente no se han construido más colegios para una ciudad que ha crecido mucho durante los últimos veinte años. Ese nicho lo ha cubierto la escuela privada, pero de forma inorgánica. Ha habido un pequeño aumento de la oferta de la educación privada de élite, pero eso son sesenta colegios, cuatro gatos en comparación con los miles de colegios privados pequeños de baja calidad. La capacidad de supervisión de las unidad de gestión educativa local (UGEL) ha sido mínima. Vamos a entrar a un proceso de reconversión de las UGEL para que hagan este trabajo.

-Si el Estado no pudo con la oferta educativa escolar, tanto en la educación pública como la privada, ¿va a poder elevar la calidad de las universidades, a raíz del rol que ha ganado el Estado a partir de la nueva ley universitaria? 

-Sí, eso sí lo han dicho muchas veces, pero para cerrar el tema de los colegios, vamos a entrar a un proceso de supervisión más visible y con más dientes. A mí no me importan los colegios de élite, me importa la masa de colegios chiquitos. Efectivamente la gente dice “bueno, si no están supervisando las escuelas de la educación básica, entonces cómo van a supervisar las universidades”. Pero es como decirles a los chicos que están en una universidad privada de baja calidad ‘mala suerte’. No vamos a cometer ese error ni con los universitarios ni con los colegiales, no solo de colegios o universidades públicas, sino también la oferta privada. 

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-¿Cuántas universidades se van a cerrar?

-El tema no es cerrar universidades, por mí que no se cierre ninguna. Lo que buscamos es que todas se adecúen, que inviertan lo que tienen que invertir. Y, si a alguna no le da la gana de invertir tendrá que cerrar.

Pero el objetivo no es cerrar, porque tampoco es que nos sobre oferta universitaria. Necesitamos esa oferta, pero tenemos que asegurar que sea de la calidad adecuada.

-¿Pero 150 no son demasiadas para un país de 30 millones de habitantes?

-Es verdad, son demasiadas, pero ahora vamos a introducir nuevos incentivos para que solo queden las mejores. Con el tiempo las malas universidades van a desaparecer.

-¿Hasta cuándo continuará la moratoria para no abrir nuevas universidades?

-Presentaremos un proyecto próximamente. Estas maneras de resolver los problemas me parecen incorrectas. No atacas el fondo del problema. 

-León Trahtemberg, un experto en educación, ha afirmado que esta ley universitaria no cambiará nada, ¿qué le respondería?

-Es importante notar que, así como León puede ser crítico, tienes a Manuel Burga, a Ricardo Cuenca, Gustavo Llamada, a Fabiola León Velarde y Javier Sota Nadal que no la critican. La academia seria ha recibido bien la ley. Pero, efectivamente, como dice León, la ley no será la solución. Le dejamos todo a la Asociación Nacional de Rectores, que trabajó bajo la lógica de la autorregulación, pero no se hizo nada. Dicen que la ley es inconstitucional, pero la Constitución dice que la universidad es autónoma dentro del marco de la ley. Entonces, si la ley se cambia, las universidades deben ajustarse. Este es solo un marco legal, un avance en la dirección correcta, faltan más elementos.

-¿Como cuáles?

-Sistemas de información, que tienen que incluir políticas de fomento, ya sea a la demanda o a la oferta, para mejorar tanto la calidad de las universidades privadas, definir los presupuestos de las universidades públicas en función de su gestión y en función de sus resultados. Se tiene que incluir políticas de acreditación. La ley nos da un marco porque nos faculta a modificar la ley de acreditación y tiene que haber licenciamiento. Estas son condiciones básicas que toda universidad tiene que cumplir. Con estos cuatro elementos ya cofniguras una política de Estado.

-¿Qué plazo tienen las universidades para ajustar sus estatutos a la nueva ley? 

-El licenciamiento se va a empezar a dar a partir del funcionamiento de la Superintendencia [Sunedu]. Una vez definidas las condiciones básicas de las universidades, se fiscalizarán sobre todo a las que tienen autorizaciones previsionales, que son como cuarenta. 

¿Cuáles serán los plazos para subsanar posibles observaciones?

-Puede demorar 4, 5 o 6 meses. Los procesos de adecuación pueden ser hasta de un año. No es que mañana se cerrarán cuarenta universidades. Las acreditaciones son una ruta distinta. Se necesita fomentar los procesos de acreditación, que son caros, y se debe homologar la acreditación nacional con las acreditaciones internacionales. Esto va a ser voluntario, pero introducirá un elemento que distinguirá a unas de otras. El libre mercado va a funcionar.

-¿Por qué, si las universidades son públicas, el Estado no elige al rector por concurso público, para elegir a los mejores?

-Es un modelo que en muchos países funciona, pero para el Perú hemos elegido el del voto, a través de los integrantes de la asamblea. Consideramos que por el momento es el adecuado. 

-¿Y cuándo entran con fuerza en educación técnica?

-Se están trabajando cambios en la reglamentación de la educación superior tecnológica, donde había una sobrerregulación. Presentaremos una ley en el segundo semestre de este año. El ministerio, por ejemplo, tiene que aprobar el currículo de cada una de las carreras. Eso no tiene sentido. Pediremos la existencia de planas curriculares, pero no nos vamos a meter al análisis de decir que tu malla curricular no me parece que sea así, debe ser asá. Se convocarán APP con gestión, porque la empresa privada está más conectada con el mercado. Y se permitirá la convalidación de cursos para transitar de un instituto a una universidad.

-¿Cuándo estaremos en un mejor lugar en la prueba PISA? ¿Cuándo las universidades peruanas estarán entre las primeras 1.000 del mundo?

-Va a ser un camino largo, muy largo, pero que ya lo empezamos a recorrer.

Autores

AméricaEconomía.com