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Una cita con la historia: Argentina en la final del Mundial
Jueves, Julio 10, 2014 - 08:06

¿Que Argentina se encuentra al borde de su segunda bancarrota en menos de un par de años? ¿Que el vicepresidente Amado Boudou fue procesado por corrupción y enriquecimiento ilícito? En estos momentos, la política hace una pausa en el país.

Argentina clasificó a la final del Mundial de Fútbol. Es la primera vez desde hace 24 años que vuelve a llegar a ese lugar. Los hinchas están felices, y quieren llegar aún más lejos.

El penal definitivo de Maxi Rodríguez acaba de quebrar el arco holandés, el balón rueda aún contra la red. Todo Buenos Aires explota en un enorme grito de alivio. En pocos minutos, las calles, que durante las dos horas anteriores parecían las de un pueblo fantasma, se llenan del ruido de las bocinas de los autos y las personas cantando. En los bares, los desconocidos se abrazan llenos de alegría albiceleste. Los argentinos celebran la clasificación a la final del Mundial de Fútbol como si ya hubieran ganado el campeonato.

Fútbol en blanco y azul. El Mundial en el país vecino ha determinado el ritmo de vida de los argentinos durante las semanas pasadas. En los días en que el “albiceleste” jugaba, regía el estado de excepción. Fuese durante una visita al médico o a la oficina de extranjería, el tema de charla era siempre el fútbol. Quien no lleva puestos accesorios blancos y azules es observado con desconfianza.

En los días sin partidos, la gente analiza en profundidad a los posibles equipos contrarios y sus jugadores peligrosos. Los programas especiales de televisión sobre fútbol pueden durar perfectamente ocho o diez horas, o más, si el estado de ánimo de Messi, el muslo de Di María o el lúgubre rostro del entrenador Alejandro Sabella así lo exigen. Las noticias diarias se comprimen en bloquesde tres minutos, y si es necesario, se muestran solo en la mitad de la pantalla de los televisores.

Una pausa para la política. ¿Que Argentina se encuentra al borde de su segunda bancarrota en menos de un par de años? Sobre esto se informa solo brevemente, pero el asunto tiene todavía dos semanas de plazo. ¿Que el vicepresidente Amado Boudou fue procesado por corrupción y enriquecimiento ilícito? Se trata de un escándalo único en la historia del país, de eso no hay duda. Pero la selección ya casi es campeona mundial. En estos momentos, la política hace una pausa en Argentina. Al menos desde la perspectiva de la opinión pública.

Claro que la televisión estatal sigue haciendo su trabajo: el Canal 7 transmite todos los partidos en vivo y con derechos exclusivos. Los inmensos costos son asumidos por el programa “Fútbol para todos”, que el gobierno financia y utiliza para difundir entre la gente sus mensajes y sus puntos de vista a través de anuncios.

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Cada vez que Argentina juega, los moderadores cultivan un patriotismo marcado. Los espectadores neutrales se preguntan de vez en cuando si el partido que están viendo es el mismo que narran los comentaristas.

Lo más importante es ganar. Pero nada ensombrece la alegría por los éxitos alcanzados. Ni siquiera la discutible calidad con que el equipo argentino ha avanzado durante este torneo. Probablemente, sin la superestrella Leo Messi la selección no estaría en la final del Mundial.

Los hinchas son pragmáticos y, mientras su equipo avance a la siguiente ronda, están dispuestos a abstenerse de espectáculos de elegancia. Demasiado grande es el ansia de obtener el título, que sería el primero en veintiocho años. En ese entonces, Argentina ganó el Mundial de México de 1986, justamente contra Alemania. A partir de ahí las cosas no han ido tan bien para el fútbol argentino. La final de 1990 la perdieron contra Alemania, y desde entonces la selección argentina no había logrado pasar de cuartos de final.

Autores

Deutsche Welle