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Perú: entre lo público y lo privado
Lun, 21/04/2014 - 14:43

Carlos Escaffi

Perú: cuando los emprendedores se hacen notar
Carlos Escaffi

Director del think tank Relaxiona Internacional y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

El artículo en cuestión no pretende sancionar y/o restringir el acceso a la libertad de información y expresión, por el contrario, la única motivación es contribuir a la generación de un espacio en el que se reflexione respecto de lo circunscrito entre el ámbito público y privado.

En las dos últimas décadas, hemos sido testigos de la proliferación de pasquines, talk show y programas de farándula, que poco a poco fueron encandilando a una sociedad ávida de sensacionalismo y de emisión de las más duras condenas públicas frente a hechos cuestionables ocurridos dentro del ámbito de nuestra vida privada.

Más de alguno se hizo fiel seguidor de programas televisivos cuyo único atributo era mostrar ante cámaras indiscretas el escandalo de la semana, el mismo que se convertía en el plato de fondo, mostrando situaciones deplorables, ceñidas a lo estrictamente personal.

Y así fue que nos acostumbramos, a que parte de los temas de conversación en cualquier esfera social, abordaran casi siempre el “destape” ocurrido el fin de semana, por cierto que después de analizar temas vinculados a la coyuntura política-económica del país.

Dicha costumbre contribuyó a crear una especie de conciencia digna de un tribunal propio de la nada venerable Santa Inquisición, que además de emitir juicios de valor, condenaba cruelmente, o, en su defecto, entregaba el ansiado perdón al pecador, muchas veces la remisión de la pena venía precedida de una atmósfera enrarecida con aroma a machismo.

Lo anterior explica el éxito en materias de rating de programas de farándula, que concitaban el interés por conocer con detalles alguna inserción en la que se exponga alguna escena in fraganti que vincule a algún personaje. Y es así que este mal hábito logra secuestrar a una sociedad sin distingo de clase social, que no logra diferenciar lo público de lo privado.

De interés público o privado. Un lunes cualquiera, nueve de la mañana, encontramos la siguiente tendencia en Twitter, #qreconozcaasuhijo, y es que se rumorea que tal autoridad tiene un hijo como consecuencia de una relación extra matrimonial, silencio sepulcral por parte de los involucrados, mientras la noticia sigue creciendo y tejiéndose miles de hipótesis al respecto, por cierto que una con más condimento que la anterior, mientras el público expectante disfruta con gran atención del final de este espectáculo digno de una festividad de Coliseo Romano…

Y es que el morbo, ese interés malsano que hace que nos atraigan situaciones desagradables, pareciera estar presente en nuestra sociedad de manera transversal, nos deleitamos con este tipo de acciones, es más, hasta podría decirse que las disfrutamos, y los que tengan duda de ello, los invito a reflexionar sobre lo siguiente: la hipocresía y el escrúpulo, ¿cuán necesarios son para convivir en sociedad?, en las ocasiones en las que nos reunimos con amigos o conocidos, ¿siempre es para hablar bien de los demás?.

A propósito de la situación expuesta, alguna vez nos hemos preguntado qué importa si la referida autoridad tuvo o no un hijo, importa si Juan salió con Magdalena, es de interés público si Pedro almorzó con Santiago, si María se divorció de José, o, ¿cuál es la verdad del “sillón rojo?”, ¿entonces qué es lo realmente importante?.

Lo importante es crear conciencia cuya finalidad sea educar al momento de diferenciar el límite existente entre nuestra vida privada y pública, pues a nadie le agrada que el vecino cuestione el contenido de nuestra refrigeradora, ya lo decían nuestros abuelos, “la ropa sucia se lava en casa”, entonces, ¿hasta cuándo estaremos expectantes por las murmuraciones?, ¿hasta cuándo sancionaremos el actuar privado de nuestros pares?, ¿será que hasta la actualidad no logramos desprendernos del sello que nos dejó el Virreinato?, ¿será que somos una sociedad que vive llena de prejuicios, de temores infundados y de un particular gozo por el morbo?.

Así las cosas, preocupémonos más de nosotros y evitemos estar pendientes del resto, preocupémonos por juzgar y criticar menos, e incluir más, que la referida inclusión social no sólo quede en inserciones en la sección sociales. Trabajemos por una sociedad libre de complejos, que vive y acepta el presente pensando en el futuro, sin remordimientos, tabúes y recelos trasnochados, una sociedad que no viva recordando el pasado y lamentándose de éste.., ¿por qué no?...

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