Vivir con más tranquilidad, sin incertidumbres y encontrar una mejor calidad de vida para sus hijos, son frases que se repiten en quienes llegan del exterior al balneario para quedarse todo el año.
Para la mayoría de los argentinos es un lugar de descanso por algunos días, pero para otros Punta del Este se ha transformado en un lugar para vivir. Están las familias que llegaron hace ya mucho tiempo, otras que pasan sus primeros años y algunas que este año ya no regresarán a la vida de Buenos Aires.
Mientras el gobierno se propuso diseñar políticas de estímulo para que ciudadanos del Mercosur puedan tramitar sin problemas y con rapidez su residencia en Uruguay, son cada vez más las familias de argentinos que deciden cruzar el charco para cambiar su vida definitivamente, y una señal clara de ello es el incremento en la inscripción de niños argentinos en los colegios más distinguidos de Punta del Este.
Vivir con más tranquilidad, sin incertidumbres y encontrar una mejor calidad de vida para sus hijos, son frases que se repiten en quienes llegan del exterior al balneario para quedarse todo el año. Influye también el cepo K: la política proteccionista del gobierno de Cristina Fernández que incluye restricciones monetarias al mercado doméstico. La educación no queda al azar y por eso son cada vez más los padres que confían en los colegios de la península.
El Instituto Uruguayo Argentino (IUA), el St. Clare’s College, el Woodside y el Joseph Mary ofrecen educación bilingüe y concentran a decenas de estudiantes extranjeros. El incremento de la matrícula de alumnos argentinos es un hecho desde hace dos años.
“Cuando empezamos con el colegio hace 10 años teníamos 20% de la matrícula con argentinos, hoy estamos en 40% más o menos. Ha venido aumentando de forma sistemática y estos últimos años ha sido muy fuerte”, contó a El Observador el director del St. Clare’s College, Daniel Reta. La institución que funciona en el barrio San Rafael tiene 300 alumnos. Alrededor de 120 integran familias provenientes de la vecina orilla, otros 100 son uruguayos y el resto se reparte entre brasileños, norteamericanos y europeos.
Otro de los lugares tradicionales es el IUA, que tiene su sede en la zona de la parada 6 de la playa Mansa y que desde su fundación en 1978 –como jardín de infantes– concentra gran cantidad de argentinos. El colegio informó a El Observador que las inscripciones comenzarán el 1º de febrero, pero desde hace días se están recibiendo llamadas telefónicas de padres interesados en tener una entrevista para conocer la propuesta y anotar a sus hijos en educación inicial, primaria o secundaria.
En el caso del St. Clare’s College, la perspectiva es que siga aumentando la cantidad de alumnos. Este año ya hay confirmados 60 nuevos, de los cuales 45 son argentinos que se anotaron en julio del año pasado para empezar las clases en el mes de marzo. Según explicó, el bachillerato internacional que ofrece el colegio es reconocido en muchas partes del mundo y representa un atractivo para los extranjeros. “Sus papás buscan ese diploma para su hijos. Hay materias que se dan en varios países con los mismos contenidos y en el mismo período. Eso permite una movilidad de los chicos sin tener que rendir ningún tipo de examen en caso que se muden a otra parte”, afirmó.
En tanto, el Colegio Cantegril informó, a modo de ejemplo, que dos familias con niños en edad de preescolar y de primaria enviaron correos electrónicos, explicando que piensan radicarse en la zona y que desean tener una entrevista con la directora. En todos los casos se espera que las consultas sean más fluidas a partir del mes próximo, a medida que se acerca el comienzo del año lectivo.
Rita Crosato, que integra el grupo Mujeres Argentinas Residentes en Punta del Este (MAR), dijo a El Observador que en las zonas aledañas viven entre 4.000 y 5.000 compatriotas. No obstante, aclaró que es una población “fluctuante”, porque muchas de las familias que tienen hijos en edad liceal regresan a Buenos Aires cuando estos terminan el bachillerato, para comenzar los estudios terciarios.
Durante el último Consejo de Ministros celebrado en la residencia de Suárez y Reyes, el presidente José Mujica solicitó a integrantes de su gabinete que los ministerios coordinen políticas que agilicen el trámite de residencia y nacionalidad de personas de la región interesadas en establecerse en el país. Para eso se conformará un grupo de trabajo entre las carteras de Interior, de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y la Secretaría de Presidencia.
Desde que comenzó su período de gobierno, Mujica tiene especial interés en que jóvenes con capacidad de trabajo y alta formación se instalen en el país para dar respuesta a la demanda creciente de mano de obra calificada. Según explicó el canciller Luis Almagro, se trata de estimular la residencia no solo de personas ancianas jubiladas con buen poder adquisitivo, sino también de jóvenes con capacidad de trabajo.
Perfiles: contadores, abogados e ingenieros. En muchos de los casos relevados, las familias de argentinos que se radican en la zona balnearia de Punta del Este lo hacen a modo de prueba durante el primer año. El padre sigue viajando a trabajar a Buenos Aires, pasa allí hasta el jueves y regresa el fin de semana; mientras los hijos permanecen con su madre y estudian en Uruguay. Luego los viajes son cada vez más espaciados en el tiempo, hasta que un año después se mudan definitivamente, compran casas cerca de los colegios y los jefes de familia trabajan en la zona o en Montevideo. El perfil de los nuevos residentes es de alto poder adquisitivo y se trata de contadores, abogados e ingenieros de alta especialización, vinculados en su mayoría a entidades financieras y la industria del software. “Lo primero que nos dicen los argentinos cuando llegan es que se vienen por un tema de inseguridad. La gran mayoría ha tenido problemas fuertes en Buenos Aires. El segundo es la inseguridad jurídica y tercero el desasosiego económico que representa estar allá, donde el vaivén es de tanta inestabilidad, que deciden venirse buscando mejor calidad de vida”, comentó el director del St. Clare’s College, Daniel Reta.
