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Bachelet 2.0
Mar, 22/04/2014 - 08:34

Germán Mujica

Chile, país sin burbuja
Germán Mujica

Germán Mujica es ex subdirector de AméricaEconomía, y economista de la Universidad de Chile, con un postgrado en Boston University.

Resulta extraño a primera vista: el programa económico de Michelle Bachelet está contenido en unas 40 páginas, de las cuales solamente cuatro están dedicadas a los asuntos económicos gruesos del país. El resto se refiere a aspectos sectoriales, todos importantes, pero subordinados en buena medida al marco económico general. 

La coyuntura económica que la Nueva Mayoría deberá enfrentar, a partir del 11 de marzo, incluye un escenario poco amigable que tampoco merece un tratamiento detallado en el documento. Entre esos factores tensionantes figuran una brusca desaceleración del PIB y la inversión, quizás una pizca de inflación mayor a la necesaria, papeles bursátiles muy a la baja, un casi seguro nuevo recorte de tasa del Banco Central y menos quantitative easing desde la Fed.

Es lo que hay: un programa económico nada extenso como para deleitarse con críticas o alabanzas, ni un análisis coyuntural como para emocionarse. 

¿Se trata de una Versión 1.0, de “a buen entendedor pocas palabras”, esto es,  que la economía es importante, pero que ella no lo será todo y que, mucho menos, será el hilo conductor incontestado de la estrategia y prioridades del próximo gobierno? El corolario de esta versión es que si las principales iniciativas del nuevo gobierno afectan algo, mucho o demasiado el desempeño macroeconómico, bueno, así será. 

¿O se trata de una Versión 2.0, es decir, que la economía chilena tiene sus lineamientos y su derrotero probable tan firmemente anclados a la globalización y a los mercados, a la estrategia exportadora, al precio del cobre, a la disciplina fiscal y a la autonomía del Banco Central, que no hay mucho que agregar y que los resultados macroeconómicos serán los que tengan que ser, incluido el impacto desconocido de la reforma tributaria y la modificación del  FUT?  

Rescatemos algo central del escueto programa: “Hoy vemos que al comenzar a decaer el precio del cobre, se evidencia una estrechez fiscal y más vulnerabilidad de la política fiscal frente a potenciales vaivenes en el precio el cobre. La economía no está creciendo como debería. Estas son las condiciones de crecimiento que la economía heredará: estamos hablando de un crecimiento estimado en torno al 4% el próximo año. Sin embargo, a partir del 2015 retomaremos la senda sostenida de crecimiento y en la segunda mitad de la próxima administración Chile crecerá en torno al 5%, es decir, al nivel de su PIB potencial”. 

Según el programa, la economía también heredará problemas de productividad: en 2012 la productividad total de factores “creció sólo 0,4% y se proyecta que se expandirá 0,5% entre los años 2013 y 2017, variación insuficiente para lograr el nivel de desarrollo al que aspiramos”. ¿Por qué se llegó a este punto? Porque se evidencian “carencias en la formación de nuestros recursos humanos, el desarrollo de la innovación, la ciencia y la tecnología, las inversiones en infraestructura, especialmente en materia  de generación y transmisión eléctrica”. 

La capacitación laboral también es un cuasi desastre, ya que “no tiene efectos relevantes sobre la empleabilidad ni los salarios”, y que “aquella financiada vía  franquicia tributaria se concentra mayoritariamente en los trabajadores que menos la necesitan”.  Y está, por cierto, el enorme tema de la educación, origen de casi todos los problemas y madre de todas las batallas.

A estas alturas, conviene señalar que la temática macro del programa, contenida en el Programa Económico (1 1/2 página), Buena Economía (1 página) y Responsabilidad Fiscal (1 página), considera que el esfuerzo y sabiduría fiscales en medio de la crisis del 2008 –es decir, en el primer gobierno de Bachelet– fueron el verdadero resorte que explica los buenos resultados del período 2010-2013. También señala que “las condiciones financieras no seguirán mejorando y el precio del cobre no seguirá subiendo”. 

Todo lo anterior, por supuesto, es más que discutible. Incluso, algo pesimista y poco ecuánime con el gobierno saliente. Pero el programa económico 2.0 de Michelle Bachelet no se hizo para debatir y, eventualmente, conciliar posiciones. Se elaboró para dar cuenta de un enfoque país muy diferente al conocido. Es un cóctel con 2/3 de Versión 1.0 y 1/3 de Versión 2.0. 

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