La receta de Costa Rica para la recuperación: diversificación y reactivación del turismo
Con su industria del turismo fuertemente golpeada por la pandemia, el país centroamericano apuesta por recuperar paulatinamente al contingente de viajeros que acostumbraba a tener, mientras incentiva otros sectores, como la educación o los servicios. Aunque el balance del área a un año y medio del cierre es del 50%, las autoridades prefieren ver ‘el vaso medio lleno’.
Cuando la periodista costarricense Rocío Chacón, creadora del blog de viajes Tica x el Mundo, se dio cuenta del impacto que tendría la pandemia en la industria turística de su país, le tomó apenas mes y medio idear una estrategia para impulsar los viajes locales, con la campaña “Qué chiva ese lugar” (un vocablo tico que se parece a ‘qué chévere, o qué lindo’), destinado a difundir los emprendimientos de turismo del país.
“Vi la oportunidad de apoyar al sector en medio de la crisis. En situaciones complejas es cuando la gente se une y como periodista costarricense quería aportar con mi trabajo”, explica Chacón a AméricaEconomía.
Más de un año después, su programa sigue adelante.
Y es que Rocío ha sido testigo del golpe al sector, habituado a recibir turistas internacionales y en general de alto poder adquisitivo −como estadounidenses, canadienses y europeo− que van en busca de naturaleza prístina y paisajes de difícil acceso que ofrece la nación tropical.
“He conocido de primera mano historias de personas que iniciaron su emprendimiento antes de la pandemia, que solo recibían a turistas extranjeros previa selección. Y [con el coronavirus] llegaron a no tener a nadie, ni extranjeros ni nacionales”, dice.
Para Rocío, esa situación ha hecho que muchos empresarios del sector comenzaran a ofrecer distintas alternativas al viajero local, buscando llevarlos a los paisajes, hoteles y atractivos agroturísticos donde antes resultaba una vacación demasiado cara para el bolsillo nacional.
“En estos meses el sector ha entendido y valorado el apoyo del turista costarricense, y han generado opciones atractivas en cuanto a precios y calidad de servicio”, afirma la bloguera, quien funciona bajo un sistema de trueque solidario con el sector: como se trata de una plataforma de difusión gratuita, las empresas de turismo y hotelería la invitan sin costo a disfrutar de su comida e instalaciones y ella les devuelve su hospitalidad con sendos reportajes y difusión en redes sociales.
El impulso que tanto la iniciativa de Rocío como otras que han surgido desde el sector privado y estatal para apoyar a esta industria, es vital en el país centroamericano, cuya economía en gran medida depende del turismo.
De acuerdo con datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) este era el sector que más aportaba a la economía de Costa Rica en la última década, con cerca del 8,2% del Producto Interno Bruto y que generaba 211.000 empleos.
“En términos porcentuales de la población económicamente activa, [el turismo] representaba un 27%, entre empleo directo e indirecto, […] con cerca de un 46% del total de exportaciones de servicios y del cerca de un 40% de las exportaciones generales. Eso le permitía al sector turismo generar cerca de US$ 4.000 millones en divisas al año, es decir, US$ 1 de cada US$ 4 que ingresaba a nuestra economía por concepto de exportaciones lo generaba la industria turística”, detalla a AméricaEconomía el gerente del ICT, Alberto López.
De hecho, la mejor temporada del sector se dio entre 2019 y 2020. Pero la pandemia y su efecto devastador en el turismo le significaron una caída del 90%, frente al 74% que cayó el turismo global, según la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (OMT).
Esto claramente afectó al país, cuya economía cayó casi un 5% en 2020 y que hoy mantiene una calificación B2 Negativa de parte de la agencia Moody’s.
“Tampoco es de las peores [economías] del mundo, hay países que han caído más”, aclara a AméricaEconomía Gabriel Torres, VP y senior credit officer de Moody’s respecto de los efectos negativos del Sars-COV-2 en la economía de la región. “Estábamos esperando una recuperación, este año o el año que viene […], pero el problema de fondo proviene desde antes de la pandemia y, salvo que se resuelva, va a seguir aumentando más”.
Torres se refiere a que el perfil crediticio de Costa Rica, como destaca el resumen del reporte de Moody’s, equilibra un ingreso nacional comparativamente alto con un gran déficit fiscal –que en Costa Rica superó el 8% en 2020 como consecuencia del coronavirus– más una carga de deuda creciente y altas necesidades de financiamiento.
Así las cosas, tanto el pasivo del Estado costarricense como su baja capacidad del pago de su deuda seguirán siendo uno de los mayores desafíos crediticios de la nación: los pagos de intereses fueron casi el 35% de los ingresos en 2020, casi el triple de la mediana de los soberanos con calificación B.
De acuerdo con Ronald Arce, investigador de CLACDS/INCAE en temas relacionados con el comercio internacional, Costa Rica ya registraba un bajo nivel de crecimiento económico y alto desempleo previo a la pandemia, y las medidas sanitarias de contención amplificaron esos impactos.
“Los efectos económicos de la pandemia en Costa Rica han sido profundos, especialmente en el tema laboral: el desempleo se incrementó a más del 20% durante algunos meses de 2020 y, si bien ha mostrado una tendencia decreciente a partir de los menores niveles de restricciones al funcionamiento de cierto sectores, este todavía se ubica sobre el 15%”, destaca.
Pero no todo es negativo. Para el profesional, el país tiene otros aspectos que son valorados positivamente por Moody’s: su estabilidad institucional, la relativamente baja corrupción, una de las democracias más antiguas de la región “y una economía que en general crece bastante igual, no como un país del Sudeste asiático, pero crece; y tiene baja volatilidad”, afirma Torres.
Por otra parte, Arce considera que el déficit fiscal es un problema que solo se resolvería con ingresos frescos.
“El país ha debido solicitar un crédito stand by al Fondo Monetario Internacional, en conjunto con una serie de reformas para buscar alcanzar la sostenibilidad fiscal en el mediano plazo. La llegada de inversiones extranjeras que permitan incrementar el crecimiento económico sería un forma de acelerar el proceso de consolidación, ya que el crecimiento económico permite aumentar de forma más acelerada la recaudación fiscal”, afirma.
BUSCANDO LA DIVERSIFICACIÓN
Durante junio de este año, la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer), conocedora del potencial del mercado chileno en el sector de animación digital, llevó a Chile a cinco empresas costarricenses más representativas del sector para que participasen en el evento del Mercado Animación Industria 2021 (MAI), organizado por Fundación Chilemonos con el objetivo de dinamizar el intercambio comercial entre ambos países.
Promise Entertainment, Casa Garabato, Estudio Flex, Tropics Creative y Marte Estudio tuvieron una serie de rondas virtuales para acercarse al ecosistema chileno y desde ahí apostar a la generación de redes y coproducción entre estudios y animadores de toda Latinoamérica, dispuestos a hacer comunidad, negocios y acuerdos de coproducción.
Menos de un mes más tarde, Procomer regresaba a ese país latinomericano para promover la realización de estudios superiores de pre y postgrado en la nación centroamericana, resaltando su mix de formación académica, generación de redes y acceso a las maravillas del Caribe.
No son casos aislados. Desde 1996 Procomer tiene a su cargo la promoción de las exportaciones costarricenses, en especial para las pymes, a quienes acompaña en todo su proceso de internacionalización, y con la pandemia ha acelerado la participación, especialmente virtual, en ferias e iniciativas comerciales tanto de América como de Asia y Europa.
“En ese contexto, la labor de Procomer resulta aún más valiosa e importante porque permite abrir mercados a empresas medianas y pequeñas que les permita consolidar su desarrollo y, a la vez, dinamizar la economía del país a través de la generación de divisas y puestos de trabajo”, dice a AméricaEconomía Álvaro Piedra, director de Exportaciones de la institución.
De acuerdo con indicadores del Observatorio de Comercio Exterior de Costa Rica (OCEX-UNED), el principal dilema que enfrentaron las empresas exportadoras nacionales en pandemia fue el flujo de las mercancías, por el retraso en el retorno de contenedores ante los lentos desembarques y embarques en los puertos, sobre todo de Asia. En este sentido, uno de los sectores de exportación que se ha visto más golpeado es el de la carne de bovina. En el sector de servicios, en tanto, destaca la afectación del turismo interno, con caídas entre un 80% y 90% en las reservaciones futuras, especialmente después del cierre de las fronteras.
Sin embargo, las noticias recientes del sector parecen alentadoras. A mediados del mes de agosto se dio a conocer que las exportaciones de bienes de Costa Rica alcanzaron US$ 7.106 millones en el primer semestre del año, es decir, US$ 1.462 millones más que en el mismo periodo de 2020, lo que significa un crecimiento de 26%.
No es solo un efecto rebote, asegura la entidad. Este incremento es el más alto de los últimos cinco años en este periodo, donde productos como dispositivos médicos, frutas e insumos alimentarios lideran la lista.
La explicación estaría en que el país ha sabido conjugar una estrategia comercial de apertura, aprovechando sus ventajas comparativas.
Procomer destaca ventajas como clima de negocios, basado en una democracia sólida y en estabilidad económica, alta calidad de vida, seguridad y buen desempeño medioambiental.
“El 87% de las exportaciones de bienes están cubiertos por Tratados de Libre Comercio y, además, como país, ofrecemos diferentes ayudas e incentivos para la inversión. Junto con esto, nuestra ubicación geográfica también es un punto a favor, al estar cerca de economías grandes como Estados Unidos”, recalca Stephanie Tejada, directora regional para Sudamérica de Procomer.
INVERSIONES EN CRECIMIENTO
Junto con promover las exportaciones, Costa Rica ha estado apostando fuertemente en los últimos años por la inversión extranjera.
Según el estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de 2020, la participación de Costa Rica en el Índice de Inversión Extranjera fue de un 21,8% en 2019, siendo el segundo de la región, sólo detrás de Panamá.
Si bien no hay cifras en pandemia, expertos concuerdan en que esa estrategia, dirigida por la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE) sigue siendo la acertada.
“Por medio de CINDE se tiene una estrategia clara, con sectores y nichos específicos a los que se apunta que ha permitido [a Costa Rica] atraer inversión extranjera, aun en medio de la pandemia”, dice el profesor Ronald Arce, de INCAE. “Esto ha permitido la especialización y el desarrollo de las capacidades institucionales para la atracción de inversiones. Sabemos, sin embargo, que mantener estrategias de largo plazo no ha sido una constante en algunos otros países de la región, lo que a su vez creemos le resta posibilidades de especialización y crear esa reputación que puede ser clave para abrir puertas en los inversionistas”, agrega.
Durante los últimos años, los sectores que registran la mayor llegada de inversiones son empresas relacionadas al sector de ciencias de la vida, equipo biomédico, y la prestación de servicios empresariales, estos sectores dentro de la estrategia de plataforma de exportación.
“Una de las características de la mayor parte de las empresas que llegan es la necesidad de contratar personal que cuente con características educativas específicas [como tener la enseñanza secundaria completa]. Esto dificulta que las personas con menores niveles de educación se integren a estos sectores dinámicos y queden rezagados, ya que la capacidad de generación de empleo apropiado para estas personas es limitada”, lamenta Arce.
Las más recientes inversiones en Costa Rica son la llegada de la empresa de tecnología médica Terumo Blood and Cell Technologies que abrirá a diciembre de 2022 en el país una planta de manufactura de dispositivos médicos, con una inversión cercana a los US$ 60 millones.
Otras firmas de similares características que se han instalado recientemente en Costa Rica son Biomerics y Viant, que fabrican dispositivos médicos.
Al cierre de 2020, CINDE reportó cifras récord en proyectos de inversión, así como generación de empleo formal a partir de las empresas multinacionales. Se generaron casi 20.000 empleos formales y se confirmaron 81 proyectos de inversión entre nuevas empresas y reinversiones.
“Estos números son realmente positivos si consideramos el contexto de pandemia que atravesamos y reafirma el potencial que tenemos como país para seguir atrayendo inversión y generar empleo a partir de ella, siempre y cuando las condiciones de competitividad país se mantengan”, indica a AméricaEconomía Álvaro Goicoechea, Gerente de Asesoría de Inversión de CINDE.
Para el profesional, tanto el sector de dispositivos médicos como las tecnologías digitales han sostenido la generación de empleo en el país durante el último año, ayudando a mitigar el impacto de la pandemia en otros sectores que sí se han visto golpeados, como el turismo o el comercio.
“Nueve de cada 10 empleos generados en los últimos cinco años fueron creados por empresas multinacionales apoyadas por CINDE, lo que demuestra el impacto continuo del sector. Al cierre del 2020 el empleo directo total generado por estas empresas sumaba 134.000 puestos. Además, estas empresas han logrado dinamizar el ecosistema local de empresas generando encadenamientos productivos con más de 10.000 micro, pequeñas y medianas empresas”, recalca Goicochea.
EL VASO MEDIO LLENO
Desde agosto de 2020, Costa Rica comenzó con un proceso gradual de apertura de fronteras y acceso al turismo que ya se encuentra casi completamente abierto y la apuesta costarricense en el corto y mediano plazo pasa por brindar un destino seguro a los turistas, por lo que la aplicación de protocolos de seguridad en los establecimientos turísticos ha sido rigurosa, tanto de parte de las autoridades como de las empresas.
“En términos generales, Costa Rica seguirá probablemente con su estrategia de turismo sostenible, apuntando a nichos de mercado que buscan los atractivos naturales y no hacia un turismo masivo con alto impacto ambiental que, además, en la coyuntura actual es más difícil de controlar”, estima Ronald Arce.
Lo que las autoridades esperan ahora es que los turistas regresen, pues en los cuatro meses de cierre de 2020 afirman haberse coordinado y preparado para cuidar al viajero internacional, mediante una serie de directivas y protocolos.
“Ha sido una de las variables que más ha garantizado que la apertura no haya tenido ningún retroceso: el 3 de agosto tuvimos el primer vuelo internacional y a partir de ahí tomamos decisiones siempre en la línea de ir generando mayor apertura. La primera fue recibir vuelos. Posteriormente, a principios de noviembre, tomamos una decisión que se mantiene hasta hoy que fue eliminar las pruebas PCR y dar otro tipo de seguimiento al turista mediante la compra de un seguro que le permitiera individualmente o por grupos tener la tranquilidad de que iban a estar cubiertos en el país. Hoy tenemos apertura del 100% con un crecimiento siempre paulatino, pero a una tasa creciente [de turistas]”, explica el gerente de ICT.
El directivo reconoce que hay acciones importantes aún por hacer especialmente en mercados como el canadiense que sigue cerrado, y Sudamérica. Eso significa que hoy los países de origen que están principalmente sosteniendo a Costa Rica en este proceso son Estados Unidos, México y naciones de Europa.
“El mercado ha recuperado un 50% de los turistas que tenía antes y es un número muy importante. Uno puede ver el vaso medio lleno o medio vacío, pero ‘recuperamos la mitad’ es distinto a decir ‘hemos perdido la mitad’. Nosotros perdimos el 100% pero hemos recuperado el 50% y lo importante es que la tasa siempre es creciente y eso nos ilusiona mucho de cara a lo que podamos esperar para los meses de agosto y septiembre y, a partir de ahí, el inicio de la temporada alta”, explica López.
En efecto, las cifras del ICT muestran que entre agosto de 2020 y julio de 2021 llegaron 766.303 viajeros, es decir, un 49,88 % de las cifras históricas del año anterior para esos mismos meses.
En esa senda de ver 'el vaso medio lleno', las buenas noticias siguen para Costa Rica.
Por una parte, al terminar julio, el Banco Central elevó su pronóstico de crecimiento a 3,9% desde un 2,9%, basándose en un impulso de la actividad manufacturera y el leve aumento del desempeño del sector turismo.
Además, el 46% de la población objetivo ya ha sido vacunada con al menos una dosis y se espera que el congreso apruebe un plan para que el FMI realice un préstamo por US$ 1.800 billones.
Por otra parte, para fortalecer su compromiso ambiental, que es uno de los mayores atractivos de la nación, los legisladores proponen prohibir de forma permanente la exploración en busca de combustibles fósiles en suelo nacional, lo que ha tenido aceptación en círculos internacionales y va en la senda del compromiso costarricense de 'descarbonizarse' hacia 2050.
Siempre pensando en impulsar el turismo, el gobierno además aprobó la denominada Ley de Nómadas Digitales, que busca conceder estadías de hasta un año, prorrogables por otros 12 meses, para que distintos profesionales residan en Costa Rica sin mayores trámites migratorios.
“El perfil del turista ha cambiado, los hábitos de viaje han cambiado, y tenemos que ver cómo se entrelaza eso hoy con el nuevo esquema de ofrecimiento turístico que tiene el empresario, que a su vez tiene el enorme reto de adecuar su producto a los nuevos gustos y predilecciones de los turistas”, concluye el gerente del ICT.
Fotos: Cortesía del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y Reuters.