Carlos Mesa, el escritor que quiere volver a ser presidente en Bolivia
Mesa, quien fuera presidente durante dos años a principios de los años 2000 tiene serias posibilidades de llevar a Evo Morales por primera vez desde que llegó al poder a una segunda vuelta electoral. Y en ese eventual escenario, algunos sondeos, lo dan ganador.

La Paz. Carlos Mesa Gisbert (La Paz, 1953) es el principal aspirante opositor a la presidencia de Bolivia. El que fuera presidente durante dos años a principios de los años 2000 tiene serias posibilidades, según los sondeos, de llevar por primera vez a segunda vuelta electoral a Evo Morales desde que este llegó al poder hace 13 años.
"El pueblo de Bolivia va a hacer historia enfrentando a la maquinaria política más poderosa, más arbitraria, más autoritaria que se ha construido. Vamos a ganar porque creemos en la democracia y le vamos a dar una lección de democracia al caudillo que se cree insustituible", defendió en un reciente mitin en Sucre.
Mesa, que gobernó el país entre 2003 y 2005, es, ante todo, un hombre de letras. Es herencia familiar. Sus padres, José y Teresa, eran conocidos historiadores del arte. El candidato presidencial completó la secundaria en Madrid, donde también cursó la carrera de Ciencias Políticas, antes de culminar sus estudios graduándose en Literatura, en 1978, en la boliviana Universidad Mayor de San Andrés.
Desde entonces ha escrito una veintena de libros, entre novelas, ensayos históricos, y relatos futbolísticos. Su pasión por el balompié --quienes le conocen dicen que sabe de memoria las clasificaciones históricas de la competición local y de las ligas extranjeras-- le llevó a ser una de las figuras clave, hace 23 años, en el exitoso recurso de su país ante la FIFA, que permitió a Bolivia jugar en el estadio de El Alto, a 4.090 metros de altitud.
Pero, más que por sus libros, Mesa es popular en Bolivia debido a su trabajo como periodista. Grabó 539 capítulos del popular programa de entrevistas políticas 'De Cerca', alcanzando la fama.
Después, entró en política, convirtiéndose en 2002 en el binomio presidencial de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003). No fue una vicepresidencia sencilla. Sánchez de Lozada enfrentó desde muy pronto un gran movimiento social en el que comenzaba a destacar un sindicalista cocalero llamado Evo Morales.
La 'Guerra del Gas' explotó en 2003. Quienes protestaban en las calles reclamaban la estatización de los hidrocarburos. Las protestas tumbaron a Sánchez de Lozada, que dimitió y abandonó el país, después de que la represión dejase al menos 60 muertos en octubre de 2003.
De vicepresidente a dirigir el país. El entonces vicepresidente Mesa pasó a liderar Bolivia. De inmediato se alejó de las políticas de su antecesor con respecto al gas y propuso un referéndum sobre los hidrocarburos, que abrió el paso a la nacionalización del sector, como el mismo expresidente admite, y contribuyó a rebajar la tensión.
Tuvo un notable éxito en cifras macroeconómicas, con un programa basado en la austeridad. Redujo el déficit público en seis puntos, y el país dejó atrás la recesión, creciendo un 3,5%.
Esa postura no es extraña en las candidaturas opositoras. "Todos los candidatos plantean, en términos generales, mejorar lo hecho hasta ahora o profundizarlo. Ninguna fuerza ha planteado sustituir alguna política pública vigente por otra", apunta Valverde, quien lo achaca al "híper presidencialismo" de Morales y a las dudas sobre posibles cambios de políticas.
Mesa también es señalado, desde el Gobierno y parte de la oposición, por querer llegar al electorado a través de la intelectualidad, y no de la garra, algo que podría perjudicarle, creen sus detractores, en el campo.
"La campaña electoral y la guerra negativa desplegada por el Gobierno y partidos de la oposición se han encargado de exponer los flancos débiles de la figura de Mesa, una supuesta falta de carácter que lo llevaría a huir de los conflictos. Pero sin recursos, y con casi todo en contra, parece que llevará a Evo a una segunda vuelta electoral, algo que hace meses parecía imposible", comenta el analista Carlos Cordero.
Mesa, que quiere reducir el déficit público optimizando la inversión en grandes obras, superar el modelo 'extractivista' vigente en Bolivia, y "abandonar el péndulo entre estatismo y liberalismo", se ha colocado a unos diez puntos de Morales en sondeos recientes.