Ex presidente Toledo insiste en que no es fugitivo de la justicia peruana
En extensa entrevista, Alejandro Toledo habla de una vida marcada por "mucha incertidumbre", en la que "duerme menos" y "trabaja más", y de "restricción severa en la economía" después de la congelación de sus pensiones por las autoridades judiciales de su país.
Requerido por la justicia de su país, el ex presidente peruano Alejandro Toledo se dice inocente de los casos de corrupción abiertos contra él, y acusa de conspiración política a sus rivales Keiko Fujimori y Alan García.
Por recomendación de sus abogados en Perú y EE.UU., el matrimonio Toledo escogió hace unos meses la vía del aislamiento mediático (con excepción de esporádicos tuiteos y mensajes), que habría conducido a lo que consideran una persistente desacreditación y rumores acerca de sus presuntos intentos de fuga de la justicia.
¿Fugitivo? Aunque la justicia peruana tiene orden de captura contra él y ha solicitado a Estados Unidos su extradición, Toledo niega insistentemente ser un "fugitivo". En su entrevista con la agencia de noticias Efe, el ex presidente peruano menciona a Israel y Australia como algunos de los refugios que habría valorado, pero niega que llegara a comprar siquiera los pasajes para aquel famoso vuelo de United Airlines 954 del pasado 12 de febrero, que tuvo en vilo a decenas de periodistas en el aeropuerto de Tel Aviv y al propio Gobierno israelí.
Se decía entonces que Israel (que acabó cerrándole sus puertas) era el destino más propicio porque no tiene acuerdo de extradición con Perú, su mujer es también de esa nacionalidad y, lo que no es menos importante, tienen allí un reducido pero fiel grupo de amigos, entre ellos el empresario Yosef Maimán, también presunto partícipe de las tramas de las que Toledo es sospechoso.
A raíz de ese vuelo, Efe inició una serie de conversaciones que condujeron a su más reciente entrevista en un hotel cuatro estrellas de Manhattan, con la que Toledo quiere recuperar terreno perdido y frenar, según él, la "muy cruel" ola de desprestigio que le ha causado la apertura de las investigaciones por presunta corrupción, sospechas de las que se declara inocente.
"Mucha incertidumbre". Acompañado de su esposa Eliane en un extremo del sofá, fuera de foco, la entrevista se celebró en una pequeña antesala en su habitación del hotel. Sin un examen autocrítico de cómo ha podido llegar a la actual situación, Toledo elabora sobre su compleja situación legal, insiste en su inocencia, en el temor a la pérdida de democracia en su país y explica cómo es la vida a la sombra del proceso judicial abierto en su contra.
Habla de una vida marcada por "mucha incertidumbre", en la que "duerme menos" y "trabaja más", y de "restricción severa en la economía" después de la congelación de sus pensiones por las autoridades judiciales de su país.
- ¿Cómo vive Alejandro Toledo estos días?
Muy difícil, porque nunca pensé que el querer redibujar el rostro social de mi país, de agradecerle a dios esta fortuna de darme el arma más poderosa que pueda tener un ser humano: la educación de calidad para ser libre.
¿Idealista? Probablemente. Pero yo no soy un político clásico. Vengo del mundo académico. Mi señora y yo, ella tiene su libro, de eso vivimos.Si quieren juzgarme miren esto o entren a Google y miren mi gobierno.
- Me refería a nivel personal y emocional. ¿Cómo se vive bajo la sombra de una posible extradición?
Mucha incertidumbre. Duermes menos, trabajas más. Para serle muy honesto, (tenemos) una restricción severa en nuestra economía, porque se han tomado la libertad de quebrar la ley y nuestra jubilación de toda la vida la cobrábamos de una AFP, la pusimos en el banco y la han congelado.
- ¿De qué viven?
Trabajamos en Stanford. De los sueldos. No es mucho dinero, en el Perú necesito pagar el agua, la luz, el servicio. ¿Cómo se vive? Es muy cruel. ¿Sabe por qué es cruel? Porque nunca en mi vida hice algo ilícito que me permitiera tener dinero para no preocuparme.
- Hace tres meses se habló de que Alejandro Toledo se iba a Israel. Se interpretó como una posible fuga y, sin embargo, al final no estaban en el avión. ¿Era su intención realmente fugarse a Israel?
No. No, no. Tengo gran respeto por la prensa pero: ¡Cuidado con las especulaciones! Dijeron, Toledo está llegando en un vuelo de United con su esposa. Fueron al aeropuerto y no me encontraron.
- ¿Llegó Ud a tener billete en ese vuelo?
No. ¡Teníamos el contrato de Stanford! ¿Cómo íbamos a hacer eso? Yo llegué a este país a los 18 años, me crié en sus valores y aquí el Estado de derecho funciona.
- Y sin embargo se ofendió cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que le cerraba las puertas.
Sí, me ofendí. Me dolió mucho porque tengo una admiración profunda por el Estado judío de Israel.
- ¿Habló Ud con Netanyahu después de esa decisión?
Yo he hablado varias veces con él. Pero no, no hemos hablado. Respeto su opinión, él es el primer ministro.
- ¿Por qué cree que le dijo que no?
No lo sé. Él siempre tuvo celos de mi relación con Shimón Peres. Yo lo respeto como primer ministro, respeto a Israel, no voy a emitir ningún juicio de valor sobre él.
Una última pregunta. Se espera en algún momento la desclasificación de las listas Odebrecht. ¿Qué espera que salga de ellas?
Yo espero que se abran tanto el servidor que dicen que han encontrado en Suiza, como el servidor que tiene la justicia brasileña. ¡Que se abran! Va a doler mucho a una región que es la región prometida en el mundo.
Tengo temor no sólo de esas listas sino temor del regreso a la dictadura disfrazada como la que sucede en Venezuela. Tengo temor, mas que a una lista de individuos, a que retrocedamos a un dictadura en la que otra vez el autoritarismo y la violación de los derechos humanos, la libertad de expresión, sea restringida, en la que regrese la exclusión social o la discriminación por el color de la piel.