José Soza, actor chileno: "No creo que haya Dios... la religión me molesta, me fatiga, es reaccionaria y política"
Hace muy poco llego a su fin la versión 2018 de unos de los festivales de teatro más importantes de Latinoamérica, "Santiago a Mil", donde este interprete tuvo una participación destacada. Hombre de pocos amigos, silencioso y extremadamente tímido, Soza no responde preguntas en una entrevista si no se siente cómodo; no habla sobre su vida privada y no le interesa opinar mucho de política. Su vida hoy se resume al teatro y el cine, tras su alejamiento de la televisión abierta. De su vasto talento y legado, pareciera destacar uno por sobre los demás: su nariz.
-Cuando buscaba su vocación profesional, ¿es verdad que le pidió a Dios levitar?
-En mi adolescencia, en Talca (ciudad de la séptima región de Chile), en el colegio Salesiano, me sentía tan mal, tan poca cosa; sentía que Dios no me había elegido para nada. Mientras mis demás compañeros eran buenos deportistas, tenían clara sus diferentes vocaciones, todo se juntaban a jugar, yo me sentía abandonado y sufría mucho.
-Necesitaba un milagro para salir de eso.
-Exacto. Fui a la iglesia que estaba al lado de mi colegio, me arrodillé frente al altar y pedí mentalmente que Dios me diera una señal de que me tenía en cuenta para algo. No sé, algo como músico o sacerdote. Que era algo muy común en esa época.
-¿Que le dijo a Dios?
-Le digo: "Señor, dame una señal para ver si soy elegido para algo"… y se la puse difícil. Estoy arrodillado y agrego: "hazme levitar"... Tú no sabes lo que pasó después…
-¿No me diga que levitó?
-Hubo un silencio profundo y de repente... el silencio siguió y nunca me hizo levitar el hueón.
-¿Hoy cree en Dios?
-No, hoy no creo. He sentido que la religión me ha impedido encontrarme con mi propia espiritualidad. No creo que haya Dios o el demonio, o los santos. La religión me molesta, me fatiga, es reaccionaria y política.
-La visita del Papa, ¿no lo convenció, entonces?
-Me da mucha rabia el dinero mal gastado en una figura tan absurda como el Papa. Imagínate que alguien se arroga el derecho de saber de qué se trata la vida, el mundo, el Universo y explicarnos a nosotros para poder hacernos creyentes. El Papa es anti democrático, piensa que hay un solo Dios, y eso llega a ser muy contrario a los principios de la democracia, inclusive.
-¿Dios no comparte el poder?
-No creo, y al parecer se lo dio al Papa para que le diga a la gente cómo vivir. La religión tiene mucho de una dictadura política o militar.
-Hablando de dictaduras, ¿usted estuvo preso tras el golpe militar de 1973, de Pinochet?
-Yo no fui detenido, fui raptado. Un rapto ilegal, brutal. En el hecho del rapto hay una intención política del gobierno, desde la tiranía por supuesto. Solo me salvé porque mi padre, siendo mecánico y partidario de un sector más conservador en temas políticos, hizo gestiones para que me soltaran.
-¿Qué pasó en ese rapto?
-Los militares me liberaron después de una sesión de tortura. Yo creo que durante la tortura se dieron cuenta que no sabía nada. Me preguntaban si conocía a esta persona u otra y yo no tenía idea. Yo no era un dirigente o un personaje destacado, solo había participado en teatro callejero de corte popular.
NARIZ PROMISCUA
-¿Cómo ha sido su relación con las mujeres?
-Buena, he tenido hartas compañeras. En general, me ha ido muy bien con las mujeres.
-Los actores tiene reputación de promiscuos. ¿Lo fue o lo es?
-Lo fui. Te lo puedo decir porque hay mucho de fantasía en eso y se ve con tan malos ojos eso de la "promiscuidad", que es parte del disfrute de nuestra naturaleza. Hay que ampliar la mente.
-Por tu familia, ¿el tema de la moral religiosa fue muy fuerte?
-Sí, claro, mi formación católica me produjo muchas barreras que tuve que ir derribando con el tiempo. Hay mucho de ideología de restricción hacia el cuerpo, mucha culpa.
-¿Le han dicho narigón?
-Sí, y me siento narigón, pero es problema mío básicamente. La gente nunca ha tenido problema con mi nariz... bueno, excepto con algunas personas que creen que los actores tienen que ser un modelo de "belleza".
-Un perfil tipo actor de Hollywood.
-Claro, pero no tanto perfil (risas). Cuando comencé a aparecer en televisión y la gente me comenzó a reconocer, sentí que salieron todos los narigones a lucirse de forma orgullosa. Fue un triunfo por nariz, podría decirse.
-Quizás por narigón, obviamente, nunca le dieron el papel de galán.
-No, claro, en televisión nunca me dieron ese rol, pero en el teatro sí. Quizás ese concepto de galán es una cosa nuestra, muy latinoamericana, un poco siútica, mezclado con el arribismo de imitar un modelo alejado de nuestra idiosincrasia.
-Porque esa nariz ha sido marca registrada en su carrera de actor.
-Claro, esta nariz me ha dado de comer, me ha dado prestigio y claro, me lo sigue dando. Me recuerdo en una ocasión que un director de teatro me llama a su oficina y me dice: "¿tú nunca has pensado arreglarte esa nariz?". No, le respondí, mientras él insistía en lo mismo. Me acuerdo haberle contestado: "no, porque esta es la nariz de mi padre".
-Menos mal que no se la operó, si no, no sería el José Soza que conocemos hoy.
-Pienso lo mismo. Actuar es mi vida, por eso pienso a veces: menos mal que no levité en la iglesia, porque quizás qué huevada hubiera pasado conmigo.