Los sindicatos en huelga paralizan París en un pulso con el presidente Emmanuel Macron
La huelga del sector público es una de las mayores en décadas. Los sindicatos quieren paralizar las redes de transporte, cerrar escuelas y provocar la acumulación de basura para obligar al presidente Macron a dar marcha atrás a sus planes de revisar el sistema de pensiones.

París. Las redes de transporte público de Francia quedaron paralizadas este jueves después de que los sindicatos iniciaran una huelga a nivel nacional con el objetivo de obligar al presidente Emmanuel Macron a abandonar sus planes de revisar el intrincado sistema de pensiones del país.
Muchas de las estaciones de tren y de metro de París estaban desiertas durante la hora punta, ante lo cual quienes necesitaban desplazarse desempolvaban sus bicicletas, compartían coche o simplemente decidían trabajar desde casa.
Antes del amanecer, policías antidisturbios tomaban posiciones a lo largo de bulevar comercial de los Campos Elíseos, procediendo con el registro de las bolsas de los peatones de cara a una jornada de protestas callejeras en las que el Gobierno ha advertido que podrían infiltrarse grupos violentos.
"El transporte público será muy complicado hoy, como lo será mañana y probablemente también este fin de semana", dijo ala emisora de radio RTL Jean-Baptiste Djebbari, ministro de Transporte de Francia.
La huelga de los trabajadores del sector público en todo el país es una de las mayores en décadas. Los sindicatos de izquierda quieren paralizar las redes de transporte, cerrar escuelas y provocar la acumulación de basura para obligar al presidente Emmanuel Macron a dar marcha atrás.
Veinticuatro años más tarde, el inminente enfrentamiento no está exento de riesgos para los sindicatos de izquierda de Francia, que han visto disminuir el número de afiliados y el apoyo público en los últimos años.
Los sindicatos quieren seguir siendo relevantes en su oposición a un presidente que se ha enfrentado a oleadas de huelgas por las reformas del mercado laboral y de los ferrocarriles de la SNCF.
Para Macron, el enfrentamiento marcará la pauta para la segunda mitad de su mandato, con reformas más difíciles por venir, incluidas las relativas a las prestaciones por desempleo.
La huelga sigue a meses de protestas de los "chalecos amarillos", en ocasiones violentas, motivadas por el alto coste de la vida y la percepción de elitismo por parte de la clase política.
Laurent Berger, jefe del sindicato reformista CFDT, dijo que el entorno social es más explosivo que en 1995.
"En términos de tensión, cohesión social y fracturas dentro de la sociedad, ahora es mucho peor", dijo Berger a Reuters.