Michael Reid, editor en The Economist: "A. Latina ya no es el continente olvidado"
Reid lleva muchos años tomándole el pulso a la región. Desde 1999 es el editor para esta parte del continente de la revista inglesa, después de pasar más de una década informando sobre la región para the Guardian y BBC.
En el marco del México Summit 2013 conversamos con Michael Reid, editor en The Economist para la región, sobre si América Latina sigue siendo el continente olvidado.
Es que después de la recesión de 2009 se habló de que podíamos estar llegando a la década de Latinoamérica, una hipótesis que surgió como lo que se dijo en México, a principios de 2013, cuando se habló de que estaba llegando el mexican moment. ¿Siguen vigentes estas expectativas?
La década de América Latina, a diferencia de lo que se pensaba, fue desde 2002 hasta 2012, la mejor época en mucho tiempo. Por eso la pregunta correcta ahora es si este potente balance se podrá sostener en los años que vienen o si es que se trata de una tarea ímproba. Una opción nada gratuita, porque los precios de las materias primas que exporta América Latina han tenido un fuerte impacto por la desaceleración de la economía chinaun descenso que se mantiene en línea con lo exhibido por la economía mundial, que está creciendo mucho más lento que antes. Muchos dicen incluso que se espera una pausa en el crédito doméstico de algunos países.
Si la exclamación del mexican moment afloró fue porque había tres condiciones: la recuperación de la crisis en Estados Unidos; el incremento de los costos en China que hizo más competitiva la industria de la exportación en México, y por último, y tal vez la más importante, la llegada de un gobierno con un programa de reformas ambicioso, apoyado por un consenso político representando en el Pacto por México. Ésos eran los motivos para el optimismo, aunque hoy debamos reconocer que la realidad resultó ser más compleja y que México está teniendo un crecimiento económico mediocre.
Un mazazo que se combina con la acortada reducción de los índices de la pobreza y la desigualdad en casi toda la región. Algunos dirán que es por éso que los gobiernos de varios países, como Brasil, Colombia, Chile o México, se están enfrentando a fuertes protestas, pero son diversas las hiopótesis que aún se cuestionan por qué está reaccionando así la gente y si hay algo en común que vincule 'la realidad de la calle' de estos países.
"Yo no minimizaría la reducción de la pobreza y que la tendencia de la desigualdad se ha revertido, a pesar de que sigue siendo una de las regiones más desiguales del mundo. Lo logrado en estos años ha sido muy potente. Pero hay que distinguir entre las manifestaciones de Brasil y Chile, por un lado, y las de México y Colombia por otro. En las manifestaciones de los primeros los reclamos se centran en pedir servicios públicos mejores y un Estado más moderno y ágil. La gente está diciendo que no quieren ser sólo consumidores, que no basta sólo con reducir la pobreza. En el caso de México, y en cierta forma Colombia, son protestas de viejo tipo, de grupos defendiendo sus privilegios frente al cambio", aclara y resalta el editor.
-Después de años de olvido de Bush, se esperaba un cambio estructural en las relaciones de América Latina con Estados Unidos. Sin embargo, recientemente varios dirigentes se quejaron de que Obama no haya citado a América Latina en su discurso ante las Naciones Unidas. ¿Ha estado el presidente estadounidense, sobre todo en este segundo periodo, a la altura de las expectativas de lo que esperaba la región?
-Es cierto, había mucha esperanza en Obama en la región cuando empezó su primer periodo y fue a la cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago. Había un alivio generalizado de que no siguiera Bush. Pero Obama tuvo que darle prioridad a otra parte del mundo y además ha tenido que lidiar con una política doméstica muy complicada. Su incapacidad para superar esos obstáculos han sido una decepción, aunque evidentemente los republicanos tienen una gran culpa en eso, sino la mayoría. Yo diría que no ha estado a la altura, pero también diría que eso no importa tanto. Importa para México que no se haya podido sacar adelante la reforma inmigratoria, pero es interesante ver cómo la región sigue su camino, en el que Estados Unidos es un actor relevante, pero no un factor preponderante.
-Ante la desaceleración de la economía de China, y que tal vez ha pasado lo peor de la recesión mundial, ¿cuáles cree que son los desafíos de los países latinoamericanos, y en particular, de México?
-Antes que todo, hay que celebrar que la región es mucho más resistente que lo que se pensaba. Tiene muchas mejores defensas que las que tuvo en el pasado. Con excepción de Venezuela y Argentina, no existe el peligro del colapso económico. Estos dos países están en esta situación por la aplicación de malas políticas domésticas.
La pregunta ahora es cómo crecer a más del 3%, que es la norma de estos últimos años. Hay que hacer grandes esfuerzos en productividad y eso implica una serie de reformas que varían de país en país. México en ese contexto es el ejemplo más interesante. El gobierno planteó una agenda de reformas microeconómicas muy extensa y muy ambiciosa. Hay que seguir el debate que se está dando sobre esas reformas y su implementación en los años que vienen.
-En una entrevista que le hizo hace unos años la revista Letras Libres, dijo que el camino para la prosperidad en la región era hacer reformas estructurales. ¿Se puede decir que México está en el camino correcto?
-Todas esas reformas son necesarias para que México pueda superar su problema de no crecer y superar la pobreza que todavía aflige a muchos mexicanos. No es un ejercicio de formulario. Se trata de hacer reformas que funcionen e implementarlas. Algunas son de mediano impacto y mediano plazo como la de la educación. En la de energía hay mucho interés de empresas extranjeras en el detalle de la legislación secundaria y en la tarea de fomentar la competencia en distintos sectores, como el de las telecomunicaciones.
-Ante las expectativas iniciales, ¿cómo ve el gobierno de Peña Nieto después de un año y del éxito en la aprobación de estas reformas?
-Por lo que he visto hasta ahora, me parece que es un táctico político muy astuto. Lo que no es claro es si eso es suficiente. Evidentemente ha tenido que hacer concesiones, sobre todo en la reforma fiscal y seguramente se va a tener que intentar hacer otra reforma con condiciones mucho menos favorables. Sigue siendo un interrogante hasta qué punto se va a poder llevar la reforma energética.
-¿Y ante su nuevo acercamiento para luchar contra la inseguridad y el narcotráfico?
-Ha habido un cambio en las relaciones públicas para que el tema no se destaque. Eso no es una buena política: es una nueva táctica y una muy desafortunada. Me parece que dar marcha atrás en el tema de la gendarmería es igualmente una decisión equivocada. Me parece que era una buena solución en algunas partes del país como Michoacán y Guerrero; zonas muy rurales donde el Estado no manda.
Todavía hay mucho que hacer para reforzar toda la cadena de seguridad, para que los mexicanos no se sienta tan expuestos a la violencia del narcotráfico, pero también al secuestro y la extorsión. En este tema es donde el gobierno menos ha avanzado.
-Acerca de la Alianza del Pacífico, ¿qué se puede esperar en términos económicos, en un futuro cercano, para sus integrantes? En una entrevista hace un año usted dijo que ésta funcionaría mejor sin México. ¿Sigue pensando lo mismo?
-Las grandes distancias nos dicen que va a ser muy difícil construir cadenas de valor entre esos países. Ojalá que estas deficiencias sean un estimulo para mejorar la infraestructura. Lo positivo es que la Alianza es una muestra de que hay una alternativa a un Mercosur que cada vez es más proteccionista y disfuncional.
En cuanto al papel de México, la integración de este país con el mundo es muy distinta a la de los países sudamericanos, y su economía no depende tanto de las materias primas. México hace bulto en la Alianza.
-¿Hay algún nuevo interlocutor en Latinoamérica ante el debilitamiento de la economía brasilera?
-A diferencia de lo que dicen muchos, yo no estoy tan seguro de que Brasil se hubiera convertido en el interlocutor de la región, y no creo que ésa sea la autodefinición de ellos tampoco. Brasil se ve como una potencia en su propio derecho y tiene un diálogo con Estados Unidos lleno de frustraciones mutuas.
Brasil tiene un proyecto de liderato regional sobre todo en el sur de América Latina, que está lleno de dificultades y ambigüedades. Pienso que es ilógico que después de diez o 15 años en que se hablaba más que nunca de la unidad latinoamericana, la región en la práctica esté más dividida que en los años 90. Hay bloques subregionales muy claros. El Mercosur, dirigido por Brasil, la Alianza por el Pacífico, en la que distinguiría entre los países sudamericanos y México, que obviamente tiene su propia relación con Estados Unidos. Después están la ALBA, Caricom, etc. Es una situación de fragmentación y pluralismo.
-¿Qué rumbo está tomando la izquierda latinoamericana ante el debilitamiento de la posición de Brasil en la región, y de la crisis que enfrenta Venezuela y Argentina?
-Con respecto a Brasil, tal vez no se cumplieron todos los pronósticos sobre su liderazgo en la región, sin embargo, todavía tiene un peso muy importante y no va rumbo al desastre. Hay una elección el año que viene en que la oposición puede ganar. Con algunos cambios en las políticas, Brasil puede volver a crecer de manera importante y reclamar ese liderato.
Es un momento de cierta fragmentación en la región, pero también es como una pausa, un respiro. Si la región quiere recuperar el vigor que tenía, va a tener que hacer reformas. Es una época en la que seguramente va a haber cambios políticos y mucha efervescencia social.
-Hace siete años usted escribió "Continente Olvidado". ¿Sigue siendo válido su diagnóstico central sobre América Latina?
-Estados Unidos y Europa estuvieron mucho tiempo preocupados por el sufrimiento y problemas de África y Asia. No se estaban dando cuenta de las cosas tan importantes que estaban pasando en América Latina con respecto a la consolidación de la democracia y del avance socioeconómico. Esa visión cambio un poco en los últimos años. La región adquirió un poco más de espacio, sobre todo a causa del surgimiento de Brasil.
Se sigue invirtiendo mucho más en Asia. Asimismo, Europa y Estados Unidos siguen muy preocupados por sus proceso internos. Pero todo esto no ha sido necesariamente un problema para América Latina, que ha tenido que valerse de sus propios esfuerzos para desarrollarse.
-Sobre el nuevo libro que estás escribiendo: “Las Razones del Auge y la Sostenibilidad”, qué puede adelantar.
-Estoy a punto de terminarlo para que salga un poco antes de que empiece el Mundial. Es una explicación de Brasil, observando su historia y por qué tardó tanto en surgir. Trato de determinar cuáles son las características que tiene Brasil y qué la distinguen del resto de América Latina.
Lo que está en juego ahora en Brasil es si se pueden desmontar las estructuras arcaicas y abrir el camino a un Estado más moderno, que responda más a las necesidades de los brasileros que cada vez que se están convirtiendo más en ciudadanos.
-Cambiando radicalmente de tema y para finalizar: ¿cree que es el momento para que la región latinoamericana pueda tener un medio común, una gran revista latinoamericana que cubra con profundidad el acontecer de la región?
-Ustedes (AméricaEconomía) son un ejemplo de los muchos que han intentado hacer esto y que es muy difícil. Primero, no hay un mercado publicitario regional, y segundo, los costos de distribución en la región son altísimos.
El surgimiento de medios digitales cambia el panorama un poco y abre la posibilidad. Cambian los números y cambia el modelo de negocio. La siguiente duda es si realmente existe un publico lector latinoamericano. Es interesante que después de que publiqué el "Continente Olvidado" recibí muchos comentarios de lectores que decían que sólo se habían sentido latinoamericanos cuando se fueron de sus países. Aún hoy en día los latinoamericanos que miran más allá de su país son una minoría, éso es un reto para quien quiera hacer una revista regional.