El secreto a voces del viaje del presidente Lasso a China
Son perfectamente conocidos los motivos de la gira del primer mandatario ecuatoriano para encontrarse con su par, Xi Jinping. Y quizás eso ayude desde ya a las autoridades chinas a tener una respuesta a su petición de renegociar la deuda de US$ 5.000 millones que mantiene Quito con Beijing desde los tiempos de Correa. De paso, buscará mejorar los valores de venta de su crudo y adelantar conversaciones para un posible TLC bilateral ¿Encontrarán eco sus peticiones?
La ceremonia de encendido del pebetero de los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing será, en voz de su director, el premiado cineasta chino, Zhang Yimou, "sin precedentes en la historia de más de 100 años de los juegos".
Aunque el contenido de la ceremonia inaugural se mantiene en total hermetismo – solo se ha insinuado que está acorde al concepto de protección ambiental y bajas emisiones de carbono– ha trascendido que habrá 3.000 artistas en escena y durará cerca de 100 minutos.
Lo que sí se sabe es que uno de los asistentes oficiales a la ceremonia del 4 de febrero, que se hará prácticamente sin público, a causa de la pandemia que aún persiste, será el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, en el marco de su visita de Estado, desde el 3 al 6 de febrero, a la nación asiática.
El anuncio de su viaje se supo el pasado 10 de enero, cuando el entonces recién nombrado canciller Juan Carlos Holguín dijo en los medios que se realizaría para plantear una renegociación de la deuda que el país mantiene con Beijing, en un intento por bajar el peso de esa acreencia de US$ 5.000 millones (ver gráfico) por concepto de un préstamo concretado durante el gobierno de Rafael Correa y respecto del cual llega un plazo de pago dentro de tres años.
En esa ocasión Holguín reconoció, además, que el mandatario también buscará firmar con su homónimo, Xi Jinping, un memorando de entendimiento para iniciar la negociación de un acuerdo comercial con el gigante asiático y abordar otros temas, como la sustentabilidad ambiental, la adquisición de más vacunas y el espinoso tema del valor de compra que tiene hoy el petróleo ecuatoriano en China.
Así las cosas, el viaje además es un hito para Lasso y su gestión.
“Es muy importante que el presidente Lasso establezca una conexión con el presidente de China”, explica a AméricaEconomía Fabricio Rodríguez, investigador asociado del Arnold Bergstraesser Institut (ABI) en Alemania, quien es especialista en relaciones de China con naciones latinoamericanas.
Para Rodríguez, esta visita tiene objetivos de interés nacional, con dimensiones políticas y económicas.
“Primero, es negociar la deuda (…). Pero, al mismo tiempo, se enmarca en una propuesta mayor de Ecuador, en donde lo que busca el presidente Lasso es reposicionar al país como un miembro de la Alianza del Pacífico (AP) a nivel regional (…). Y en lo institucional, creo que el presidente Lasso es consciente de que Ecuador depende ampliamente de las exportaciones de petróleo y de algunas pocas materias primas y que [con su viaje] abre un mercado para que el país pueda sacar no solo partido que las exportaciones petroleras, sino que también de una diversificación de exportaciones en lo agroalimentario”, detalla.
EL MAL NEGOCIO DEL CRUDO
Ecuador firmó con China, entre 2009 y 2016, al menos 13 contratos de venta de crudo asociados a líneas de crédito con firmas estatales asiáticas, que han representado hasta la fecha la entrega de 1.174 millones de barriles.
Al país aún le quedan por entregar 156 millones de barriles hasta 2024, una cifra equivalente a un poco más de la exportación total de crudo que realiza el país en un año.
El tema es que, “Por la tensión política entre Ucrania y Rusia, el precio del petróleo sigue subiendo, y en enero cerró en US$ 89,56, su precio más alto en siete años. Por lo tanto, es más conveniente vender en el mercado spot, aprovechando estos precios”, detalla César Muñoz, el M&A Leader de ARTL Chile Auditores, quien asesora a inversionistas privados en tópicos de la industria del gas y del petróleo .
Esta venta amarrada del petróleo ecuatoriano a Beijing hoy significa una pérdida de más de US$ 3 por barril, según ha reconocido por prensa la máxima autoridad de Petroecuador, Ítalo Cedeño, comparado a si se hiciera a precio spot. Esa diferencia generaría un ingreso más que relevante a las desgastadas arcas del nuevo gobierno, que asumió en mayo de 2021 un país golpeado por la pandemia.
Lo ratifica un informe de Petroecuador dirigido al presidente Guillermo Lasso, que difundió durante enero el medio ecuatoriano El Universo, y que indica que, tras hacer una serie de comparaciones con los precios del crudo en venta spot versus el precio de los contratos a largo plazo, hay un perjuicio específico de US$ 3,69 por barril para el crudo denominado Oriente, y de US$ 3,61 por barril para el crudo pesado, llamado Napo.
“El presidente Lasso está viajando [a China] a renegociar, para alargar el plazo de pago a un plazo mayor, para disponer de un mayor volumen para venta en el mercado spot. Este contrato es una forma de establecer suministros de largo plazo, pero el mecanismo de fijación de precio da un valor menor al de mercado, lo que posibilita intermediación”, agrega Muñoz.
De ahí que el gerente de Petroecuador comentase en su primera rueda de prensa que la estrategia de comercio internacional en su gestión no será nada fácil: buscará revalorizar el crudo ecuatoriano, manteniendo de manera periódica las ventas spot, pero asegurando al mismo tiempo el cumplimiento de los contratos de largo plazo.
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El problema acá ha sido, a juicio de los analistas, que el país basara su estrategia de crecimiento solo en la comercialización del crudo y que, además, la forma en que se hizo le restó credibilidad al gobierno de Rafael Correa.
“El correísmo en los 2000 le apostó ciegamente a la explotación y a la renta petrolera como base de su legitimidad (…) fue un momento en el que los precios de petróleo estaban bastante altos, fue el momento en el que China estaba en ascenso también”, explica Rodríguez.
Para empeorar las cosas, la estatal Petroecuador quedó enlodada cuando, en 2016, a partir de una investigación periodística surgida de los Panama Papers, se supo de un ilícito que involucró a 18 personas y US$ 25 millones en sobornos durante la repotenciación de la refinería de la ciudad de Esmeraldas.
El escándalo acompañó toda la gestión del sucesor de Correa, Lenin Moreno.
De ahí que el nuevo gerente de Petroecuador, Ítalo Cedeño, designado a fines de diciembre de 2021, en reemplazo de Pablo Luna, quien estuvo subrogando el cargo desde junio de ese año, haya declarado en su primera conferencia de prensa que “si hubo alguna corrupción será la justicia la que dirima. Si hay culpables deberán pagar una pena”.
De todos modos, el petróleo ecuatoriano está pasando por un revival importante: con la llegada de Lasso, se comprometió a duplicar la producción de crudo del país.
La meta del gobierno es captar unos US$ 19.000 millones hasta 2025, a través del lanzamiento a licitación pública de siete proyectos contemplados en el portafolio de inversiones del sector hidrocarburos que anunció el ministro de Energía y Recursos Naturales No Renovables, Juan Carlos Bermeo, en noviembre pasado.
En esa fecha, y aprovechando la conferencia “Ecuador open for Business”, la administración de Lasso abrió un portafolio de inversiones total de US$ 30.833 millones.
Y a fines de enero de este año, además, la firma anunció la perforación de 33 pozos en las provincias de Orellana y Sucumbíos este año, a través de contratos especiales con financiamiento de consorcios privados, como WayraEnergy y Shaya Ecuador.
POSICIONANDO A ECUADOR
“Llegamos a China con dos objetivos muy importantes para el Ecuador: un acuerdo de libre comercio y la renegociación de la deuda. Son días llenos de trabajo entre los equipos de ambos países. Estamos seguros que los resultados serán positivos y beneficiarán al pueblo ecuatoriano”.
Tal como posteó en su cuenta de Twitter el mandatario, el 2 de febrero, más allá del negocio del petróleo con China, lo que Ecuador busca con la visita de Estado es renegociar la deuda. “Probablemente se renegocien los pagos y los intereses de alguna manera, pero no la va a condonar”, enfatiza Fabricio Rodríguez.
“Lo que espera el presidente Lasso es plantear un hito que lo diferencie de la política de Rafael Correa, y mostrar que Ecuador cuenta con política renovada frente a China y que es distinta de la que se promovió en años anteriores”, aventura el académico.
Por otra parte, el país debe hacerse cargo de su dependencia histórica y monetaria, además, con Estados Unidos, enemistado hoy con China.
“Ecuador hoy está pensando como muchos otros [países de Latinoamérica] en función de una relación triangular, tratando de evitar caer en el dominio de Estados Unidos o de China. Obviamente, Ecuador más que depende de estas dos grandes potencias, pero creo que hay que dimensionar las cosas: Estados Unidos ya tiene el dólar como un hito importante de extensión [de su] influencia, lo que probablemente no cambiará muy fácilmente”, opina el académico.
La postura fluida de Lasso, por ende, es posicionar a Ecuador en el marco de la Alianza del Pacífico, lograr ser parte de ella y aprovechar de esa forma todos los espacios multilaterales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
De hecho, en el foro de la CELAC fue donde el canciller ecuatoriano logró tener un espacio para que el presidente Lasso tenga su cita olímpica con el presidente Xi Jinping, “En un momento en el que también China necesita de aliados que muestren presencia en el marco de estos juegos”, recuerda Rodríguez al enfatizar que existe un boicot diplomático encabezado por Estados Unidos al encuentro de Beijing.
Lo cierto es que la participación de China en las exportaciones de Ecuador ha seguido creciendo, pasando de 1,2% (valor FOB) en 2000 a 13,5% en 2021, mientras que en ese mismo período la participación de las importaciones desde China en el total de importaciones (valor CIF) pasó del 2,1% al 19,8%.
Por otra parte, la inversión directa de (IED) China en Ecuador ha sido más bien baja.
“En general, Ecuador no ha sido exitoso en atraer IED, no solo desde China, sino también desde otros países del mundo. Además, al país le falta una mayor integración en cadenas regionales y globales de valor”, destaca a AméricaEconomía Sara Wong, directora ejecutiva del Centro de Estudios Asia Pacífico y profesora del ESPAE Business School, de ESPOL (Escuela Superior Politécnica del Litoral) en Ecuador.
A pesar de eso, la académica ve con buenos ojos las posibilidades de profundización comercial entre ambas naciones. "Pero nada de esto sirve si no se trabaja sobre la relación misma, a nivel diplomático y cultural", considera Wong.
APERTURA COMERCIAL
En cuanto a un TLC, no sería la única forma que tiene Ecuador de mejorar su comercio, dice Wong.
“Un acuerdo comercial no es la única vía; y [además] para concretar los beneficios de cualquier apertura comercial hay que estar preparados. Hay que negociar intercambios de comercio con China que sean de más impacto productivo, por ejemplo, a través de encadenamientos productivos, como China ha hecho con países asiáticos pequeños”, reflexiona.
“De momento, lo que puede ofrecer Ecuador a China, sin duda, son los alimentos por la alta demanda que tiene ese país obviamente por productos agrícolas: los camarones, el atún, el banano es, obviamente, un producto importante. Probablemente el cacao y también el chocolate llevado a un nivel de valor agregado más alto y probablemente de otros productos no tradicionales que se vayan a negociar en el tratado de libre comercio”, complementa Fabricio Rodríguez.
Por otra parte, recuerda Wong, los proyectos que China ha realizado o bien financiado en Ecuador incluyen grandes obras de infraestructura para generación de energía y otros conectados con petróleo y ferrocarriles.
Durante el gobierno de Correa, una serie de empresas chinas, como Sinohidro o China National Electric Engineering Company (Cneec), tomaron la batuta de los proyectos estratégicos estatales.
Por ejemplo, de la central hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair, considerada una de las obras emblemáticas del gobierno ecuatoriano, pero también uno de los ejemplos de incursiones fallidas: casi cinco años después de su inauguración, sigue sin funcionar a total capacidad y se convirtió en un lastre para las finanzas del país, generando pérdidas millonarias.
“La relación de China con Ecuador se ha visto empañada por escándalos de corrupción en años recientes, con mega obras que no se han concluido y/o que han sido entregadas con sobreprecio y fallas. Se supone que hay investigaciones en curso sobre esos temas, y algunas esperando fallos judiciales”, precisa.
De ahí que el presidente Lasso no pueda centrarse solamente en lo económico y dejar de lado el aspecto político cuando se trata de China, entendiendo que gobierna un Ecuador con múltiples partidos y visiones respecto a lo que ha sido la historia ecuatoriana respecto a este país asiático.
“Un gobierno como el de Lasso siempre tendrá que gobernar en función de las fuerzas políticas, que son plurales en Ecuador y [con] un entorno internacional bastante más diversificado, también. Eso eleva el nivel de complejidad de política exterior y, entonces, vamos a ver cómo logrará el actual gobierno negociar y conciliar todos esos obstáculos en función de generar [mejores] posibilidades para el país”, concluye Rodríguez.
Fotos: Xinhua, Reuters.