No era hace nada que en 1990 se estaba creando el protocolo internet, Patricio Aylwin asumía como presidente de la República, moría el cantante uruguayo Gervasio, veíamos los Archivos Secretos X y Colo-Colo se convertía en Campeón de la Copa Libertadores de América. Asimismo, la Corporación de Fomento Fabril (Corfo) ponía énfasis en facilitar la modernización de la gestión de las empresas privadas chilenas para aumentar su competitividad en los diferentes mercados y otros comenzábamos a emprender en una innovadora idea que hoy se conoce como cloud computing.

En estos últimos 25 años la transformación y el avance tecnológico han sido incuestionables: Bill Gates masificó la computación personal con Windows; el DVD (Digital Versatile Disc) surgió como un sistema de almacenamiento de información multimedia (datos, audio y video) con formato CD, que engloba los productos DVD-ROM, DVD-Audio y DVD-Vídeo; el cine tiene su primera película animada realizada totalmente en un computador; la telefonía celular se consolida e internet revoluciona la forma de almacenar y transmitir información, imágenes y datos, cambiando la manera de comunicarse, de hacer negocios y de entretenerse.

Chile ha liderado la región en términos económicos, en infraestructura de telecomunicaciones y en aspectos tecnológicos. Muchas veces hemos sido el laboratorio de Latinoamérica y también hemos exportado soluciones de manera muy exitosa, siendo admirados  fuera de nuestras fronteras. Fuimos tigres y jaguares. Pero ahora cabe preguntarse: ¿qué haremos los próximos 25 años? ¿Chile será como Grecia, un país totalmente quebrado, o como Singapur, una nación exitosa a nivel mundial?

Bueno, todo depende de lo que hagamos hoy. Si queremos ciudades inteligentes, una economía contundente, menos contaminación, un mejor transporte público, un sistema moderno y expedito de atención y gestión, entre otros, es vital poner atención a las decisiones que en la actualidad se tomen, a los proyectos que se emprendan, a las reformas que se lleven a cabo y a las inversiones que se realicen.

Por lo mismo, es muy importante tener una visión innovadora de largo plazo, transversal a los diversos ámbitos de la sociedad, donde las tecnologías de la información y comunicaciones sean el eje central; donde las ideas, las buenas prácticas y la ejecución de ellas se lleven a cabo en conjunto entre el Estado, la empresa privada y la academia.

Como dice el tango, veinte años no es nada… pero pueden pesar muchísimo si se toman las decisiones erradas. Hoy es cuando tenemos la oportunidad de decidir nuestros próximos 25 años, no la desperdiciemos.