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Chile: del triunfalismo a la renovación parlamentaria
Lun, 18/11/2013 - 16:19

Álvaro Bellolio

Municipales, voto voluntario y jóvenes
Álvaro Bellolio

Alvaro Bellolio es Coordinador  del Programa Sociedad y Política de Libertad y Desarrollo desde diciembre de 2010. Es Ingeniero civil industrial de la Universidad Católica, con mención en Tecnologías de la Información. Anteriormente se desempeñaba en la Secretaría General de la Presidencia, como asesor  de la División de Coordinación Interministerial, en temas de gestión programática, procesos, tecnologías y políticas públicas.

Resultados contrapuestos se observaron este domingo. Por una parte, la incertidumbre del voto voluntario hacía difícil de estimar los resultados y la gran mayoría de las encuestas estuvieron bastante lejanas a los resultados reales, ya que muchas de ellas daban por ganador a la candidata del bloque de centroizquierda, Michelle Bachelet, con más del 50% de los votos. De la misma manera, sus principales asesores y los analistas del bloque proclamaban una victoria aplastante, cosa que finalmente no ocurrió. Aún más, Michelle Bachelet tuvo una votación menor a la obtenida en la misma circunstancia en el año 2005, cuando aún no eran pacto con el Partido Comunista.

Lo más curioso es que la candidata socialista, a quien se le había celebrado su capacidad para no disminuir su alto capital político al no hacer definiciones programáticas y proyectar una figura holográfica de manera que todos vieran reflejados en ella la posición que preferían, obtuvo un porcentaje de voto menor que su coalición, lo que refuerza la idea de que durante el próximo mes el debate programático jugará un rol preponderante. A nivel de competencia, la candidata de continuidad, Evelyn Matthei, también obtuvo una votación menor a la obtenida por su coalición. Se espera que para el 15 de diciembre ella realice una convocatoria asociada a sectores más de centro, apuntando a la lógica de que en primera vuelta se apela al electorado más duro y tradicional, para luego acaparar el centro y crecer en contraposición al adversario.

El resto de los candidatos es más bien variado, con el progresista de izquierda Marco Enríquez-Ominami obteniendo el tercer lugar con un 11% y el neopopulista Franco Parisi con el 10%, en momentos donde se cuestiona su futuro y compromiso con la travesía política. El resto de los candidatos, todos con menos de un 4%, plantean objetivos específicos que generaron cierta discusión.

En el Congreso el caso es distinto. Los resultados aquí se asemejan a los obtenidos por la Concertación en los años 90, con 11 doblajes parlamentarios, aunque la Alianza, coalición de gobierno, obtiene 1 para compensar. A su vez, 4 independientes obtienen cupos al ir en listas distintas a los dos grandes conglomerados, ya sea por omisión u otras razones electorales.
De esta forma, existe una notoria renovación al ser electos 13 senadores nuevos (34%) y 40 diputados nuevos (33%). De estos diputados, destaca una nueva ola de parlamentarios menores de 35 años, de manera transversal en los partidos. Con respecto a las reelecciones, 7 de 12 senadores tendrán otro período en el Parlamento (58%), lo que sucede en 80 de 93 diputado. Muchos casos de senadores que se retiran de la competencia se debe a temas de edad, especialmente de la Concertación, donde muchos de sus candidatos superaban los 75 años.

En esta renovación parlamentaria se observa la institucionalización de mucho de los llamados líderes de los movimientos sociales de los años 2011 y 2012, donde dirigentes estudiantiles y regionales compiten por la coalición de centro izquierda, o protegida por ella, y obtienen resultados positivos, de manera de convertir la energía de los movimientos sociales en reformas institucionales, confiando en los procesos eleccionarios, aunque el sistema electoral benefició considerablemente a esta coalición, al obtener un 47,7% de los votos pero el 56,7% de los escaños, la desproporcionalidad más alta desde el retorno a la democracia y que inclina la balanza hacia la Concertación como el pacto más beneficiado por el sistema proporcional binominal.

Esta elección, la primera con voto voluntario e inscripción automática luego de la municipal de 2012, dejó varias interrogantes sobre el nivel de participación y la relación entre los votos de los candidatos al parlamento y a la presidencia, pero si se observa una renovación interesante, asociada a rostros nuevos y con mayores niveles de incertidumbre, al ser la incumbencia un factor menos relevante en la decisión final.

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