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Competitividad e inclusión, ¿la misma chola?
Mar, 15/11/2011 - 09:04

Patricia Teullet

Pymes: entre el romanticismo y la dura realidad
Patricia Teullet

Es economista de la Universidad del Pacífico. Ha sido responsable del manejo del mayor programa de nutrición infantil en el Perú. Asimismo, ha sido viceministra de Economía, en el ministerio de Economía y Finanzas, y viceministra de Desarrollo Social en el Ministerio de la Presidencia de Perú.

Hasta hace unos meses, se hablaba de competitividad; de cuántos puestos había mejorado el Perú en el ránking del Doing Business o de qué tan rezagados estábamos en el del World Economic Forum (WEF). Obviamente el puesto obtenido no es el objetivo en sí mismo; el objetivo final es la prosperidad.

A partir de la campaña electoral última y con más intensidad desde el inicio de este gobierno, el término ´competitividad´ ha caído casi en desuso. El término políticamente correcto ahora es ‘inclusión’.

¿Significa que el Perú podría dejar de lado los esfuerzos para ser competitivo? De ninguna manera. Eso que en términos del discurso político se ha llamado ‘crecimiento con inclusión’, no es otra cosa que lo que siempre hemos conocido como ‘bienestar y prosperidad’ y el reconocimiento de que no puede haber bienestar real en un entorno en que las oportunidades no se generen para todos.

En los últimos años, el Perú ha crecido de forma sostenible, sobreponiéndose incluso a una crisis internacional.

También se ha reducido la pobreza de forma importante, pero nunca lo suficiente porque 31% de población en situación de pobreza, y 10% viviendo en pobreza extrema, es demasiado, más aún en un país que se vanagloria de haber crecido más de 7% en promedio en los últimos cinco años.

Solo el crecimiento asegura que haya más empleo, más ingresos y así se reduce la pobreza. Y la inversión es fundamental para llevar a cabo los proyectos que generarán ese empleo.

En este punto debemos incorporar un factor adicional: para que los ingresos de los trabajadores aumenten a la par que se da el crecimiento económico es indispensable que se incremente su productividad. Los ingresos de los trabajadores están directamente relacionados con su productividad; y si esa productividad no aumenta, no hay desarrollo.

Cuando hay inversión con mejoras tecnológicas, la productividad aumenta. Ha ocurrido con la minería, pero también en sectores como el agrario, en el que se ha pasado de una actividad de subsistencia a una actividad de exportación que ha incorporado técnicas de riego por goteo, ha permitido dar a las plantas los nutrientes que necesita y se ha enganchado luego con procesos industriales de conservación y con sofisticadas cadenas logísticas. Los ingresos de los trabajadores agrarios que han sido incorporados a las técnicas modernas se han sextuplicado. La del agro ha sido una historia del éxito que ha comenzado por un aumento de inversión, tecnología, productividad e ingresos.

Pero también podemos mirar esa relación entre crecimiento e inclusión desde otra perspectiva: para lograr un crecimiento de altas tasas y sostenible, es indispensable acelerar el proceso de inclusión.

¿Por qué? Porque la inclusión significa aumento de productividad.

Inclusión significa dar acceso a la educación y a la salud, porque la educación permite contar con trabajadores que aprenden rápidamente; que pueden seguir programas de capacitación y mejorar sus habilidades y ascender en la empresa; y también crear la suya propia. La salud es importante porque quien no la tiene no rinde en el trabajo, se ausenta y, eventualmente, pierde el empleo.

Y la salud nos obliga a pensar en nutrición, porque un niño desnutrido no rinde en la escuela y corre el riesgo de ser retirado. Y sin educación solo podrá acceder a trabajos poco productivos y mal remunerados, con lo que el círculo vicioso (pobreza, desnutrición, bajo rendimiento escolar, baja productividad y bajos ingresos) terminará repitiéndose una vez más.

Inclusión es crear infraestructura para que las poblaciones alejadas puedan colocar sus productos en los mercados, para que tengan comunicación y sepan de precios y demanda. Significa aumentar la capacidad productiva gracias a la energía eléctrica, significa acceso a agua potable y a derrotar enfermedades.

Durante mucho tiempo hemos visto y valorado en nuestra economía una fuerza de arrastre: del crecimiento a la inclusión. Hoy se estaría buscando acelerar ese proceso trabajando directamente sobre la inclusión para acelerar el crecimiento. Inclusión y crecimiento de la mano para lograr la tan ansiada prosperidad.

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