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El Experimento Filadelfia, paso a paso
Lun, 10/02/2014 - 15:47

Pablo Bachelet

Latinobarómetro: delincuencia la mayor preocupación, pero…
Pablo Bachelet

Pablo Bachelet es especialista principal en comunicaciones del BID. Antes de sumarse al BID en 2008, tuvo un carrera de casi 20 años en periodismo, enfocándose principalmente en temas corporativos y económicos. Escribió para varios medios desde Chile en los años 90, incluyendo el Financial Times y el Times of London, antes de sumarse como corresponsal jefe de Dow Jones Newswires en Santiago. Fue editor ejecutivo de AméricaEconomía, Dow Jones y representante del medio en Buenos Aires. Se trasladó a Washington en 2002, donde trabajó como corresponsal sobre temas económicos y diplomáticos para Reuters y The Miami Herald.

Una disyuntiva común es si se previene más el crimen con los policías circulando en sus autos o motos para que puedan cubrir más terreno y responder más rápido ante un llamado, o si es preferible que estén a pie, interactuando con la comunidad.

La respuesta está en el “Experimento Filadelfia”. No tiene nada que ver con un supuesto programa durante la Segunda Guerra Mundial para hacer invisible un buque de guerra. Al contrario, la idea aquí es visibilizar al máximo los policías.

Hace algunos años, los niveles de delincuencia en la ciudad de Filadelfia alcanzaron números considerados epidémicos. Entre el 2002 y el 2008 se registraban más de 100 incidentes con armas de fuego al mes. La violencia empeoraba durante los meses de verano y la agobiada ciudadanía exigía que la policía hiciera algo.

La respuesta fue un programa intensivo en patrullaje a pie, pero con un despliegue inteligente. Los policías fueron colocados en los microsegmentos urbanos dónde se registraban más actos delictivos, o sea las llamadas zonas calientes (“hotspot policing”), algo que hemos repasado en este mismo blog. Tenía sentido porque, según las investigaciones, un 50 por ciento del crimen suele ocurrir en un 5 por ciento de los segmentos callejeros.

Los oficiales de policía tuvieron un entrenamiento sobre sus zonas asignadas y cada oficial salía acompañado por un colega más veterano. Antes de salir a la calle, revisaba una carpeta con información delictual sobre su zona elaborada por una unidad de inteligencia especial.

Algunos policías realizaron tareas comunitarias, conversando con los ciudadanos o visitando las áreas frecuentadas por los jóvenes. Otros llevaban a cabo acciones policiales más tradicionales, como la revisión de autos o de transeúntes.

¿Cómo les fue en Filadelfia? Según un estudio (Ratcliffe y colegas, 2011), en las zonas dónde se realizaron los patrullaje, los indicadores de crímenes violentos bajaron 23% frente a zonas que no tuvieron el patrullaje. El estudio también detalla un aumento de acciones proactivas, como es la intervención ante instancias de desorden público o de narcotráfico.

Todo esto resulta beneficioso para aquellos que habitan o transitan por las zonas calientes, pero puede resultar negativo si el crimen se desplaza hacia otros barrios. El estudio encontró que, en efecto, una reducción de 90 incidentes criminales en las zonas calientes bajo patrullaje producía un incremento en 37 infracciones en las zonas colindantes. El desplazamiento ocurría, pero con una “baja neta” de actos criminales de 53.

El programa crimesolutions.gov compila evidencias y evaluaciones que cumplen con sus altos estándares metodológicos, y luego les da una de tres notas: efectivo, promete, o sin impacto alguno. Los resumenes en www.crimesolutions.gov son de fácil lectura gracias a su lenguaje sencillo y sus resúmenes ejecutivos. Crimesolutions.gov le dio la mejor nota posible al programa de Filadelfia, de “efectivo”.

Claro, tampoco se trata de eliminar los vehículos policiales. Antes de lanzar los policías a recorrer a pie las ciudades de América Latina y el Caribe, hay que saber los segmentos dónde ocurren los crímenes. En este sentido, los planes cuadrantes de geo-referenciación que están implementando Chile y Colombia son un buen primer paso.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Sin Miedos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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