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El gusto por los candidatos exóticos
Lun, 25/01/2016 - 08:31

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Que tomen nota los políticos profesionales que quieren ser candidatos presidenciales en 2018 en México: en casi todas las democracias alrededor del mundo existe un creciente atractivo del electorado por candidatos exóticos. Utilizo este adjetivo que, según la Real Academia Española, significa “extraño, chocante, extravagante”. Es lo que estamos viendo en la elección más importante de este año: la de Estados Unidos.

Si aplicaran las reglas tradicionales de la política estadunidense, a estas alturas de la competencia, rumbo a los comicios presidenciales de noviembre próximo, tanto las encuestas como las apuestas apuntarían a una elección reñida entre los dos candidatos del establishment: Hillary Clinton, por el Partido Demócrata, en contra de Jeb Bush, por el Partido Republicano. Pero este año, como ha sucedido en otros países, las reglas tradicionales se están desmoronando. El electorado quiere algo diferente, algo exótico. Alguien como Bernie Sanders y Donald Trump.

Nada más extravagante que un político socialista en Estados Unidos. Y eso es lo que es Sanders, según él. En las épocas macartistas de la Guerra Fría lo hubieran puesto en la lista negra de traidores. Pero, hoy, es el senador del estado más izquierdista de la Unión Americana: Vermont. Hoy va por la candidatura presidencial. Y, hoy, por increíble que parezca, su campaña prendió.

No tanto como la de Trump, pero lo suficiente para tener preocupada y ocupada a la candidata del establishment demócrata, Hillary Clinton. Si las reglas tradicionales operaran como en el pasado, Sanders tendría una probabilidad de uno por ciento de ganar la nominación como candidato presidencial de los demócratas. Pero, en el atractivo que están teniendo los exóticos en la actualidad, este judío septuagenario, criado en Nueva York, tiene un 31% de probabilidad de ser el nominado demócrata. Esto de acuerdo con el sitio de apuestas Predictit.org (los lectores de esta columna saben que su autor cree que las apuestas son el mejor instrumento para predecir el futuro). Es cierto que Clinton tiene 69% de probabilidad de ganar las primarias de su partido. Pero es increíble que un político tan heterodoxo para estándares estadounidenses, con propuestas que en algunos países europeos son realidades —como un sistema universal público de salud—, tenga tanto apoyo de la base demócrata. No se descarta, por ejemplo, que a Sanders le vaya bien en la primera elección primaria el próximo 1 de febrero en Iowa. Hoy las apuestas le están dando una probabilidad del 40% de ganar en ese estado.

En el lado de los republicanos, el tablero está cada vez más inclinado a favor de Trump. El multimillonario neoyorkino ya lideraba en las encuestas desde hace varios meses. No así en las apuestas. La gente que estaba dispuesta a arriesgar su dinero no lo veía como posible ganador en la primaria republicana. Pero desde hace un par de semanas las cosas cambiaron y Trump comenzó a aparecer también arriba en las apuestas. Hoy, en Predictit.org, le están dando una probabilidad del 51% de ganar. Lejos, en el segundo sitio, se encuentra Marco Rubio con el 21%, cuando hasta hace poco el senador por Florida le sacaba dos a uno a Trump. En la primera elección en Iowa, los apostadores le están dando un 59% de ganar a Trump seguido por Ted Cruz, senador de Texas, con el 40%. Es increíble que un personaje como Trump, con sus declaraciones groseras, misóginas y racistas, sea hoy por hoy el favorito de los republicanos.

El atractivo por exóticos como Sanders y Trump tiene que ver con muchos factores. Pero uno fundamental es la angustia y enojo de las clases trabajadora y media con el nuevo modelo de desarrollo económico. Muchos están preocupadísimos por su bienestar presente y futuro. Para algunos resulta seductor el discurso socialdemócrata de Sanders, sin tomar en cuenta que este modelo está resultando insostenible en los países europeos. A otros les gusta el discurso demagógico de derecha, con soluciones facilitas de entender pero imposibles de implementar, de Trump.

Preparándose para entrar a escena, ya está otro neoyorkino: Michael Bloomberg. Si el atractivo por los exóticos acaba en la candidatura presidencial de Trump por los republicanos (cada vez más probable) y Sanders por los demócratas (lejana pero no descartable), el ex alcalde de Nueva York consideraría lanzarse como candidato independiente. Así las cosas en Estados Unidos. Que vayan tomando nota los políticos profesionales mexicanos que tienen el ojo puesto en la elección presidencial de 2018.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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