La industria del lujo tiene un lugar en América Latina y el potencial de la región es enorme. México, Brasil y Argentina se posicionan como los principales centros del lujo, seguidos muy de cerca por países como Colombia y Perú, así como ciudades emblemáticas tales como Punta del Este, en Uruguay, por ejemplo.

Además de los sectores tradicionalmente ligados al luxury tales como: el automotriz, joyas y productos de alta gama, el segmento crece singularmente de la mano de experiencias distintivas y auténticas lo que lleva al surgimiento de un nuevo paradigma que amplía el alcance a más consumidores: el “lujo accesible”.

Hoy existe un nuevo concepto de lujo al viajar y es poder conocer el lugar como local. Un viaje que consiste en visitar puntos turísticos y quedarse en un hotel –por lindo que sea- ya no interesa. El lujo hoy consiste en alojarse en un departamento o una casa de un barrio real y tener la experiencia de conocer otros lugares más allá de los que aparecen como N°1 en Trip Advisor.

En este sentido, la creciente clase media en América Latina cumple un rol fundamental para el desarrollo de la industria, sumándose a los sectores de mayor poder adquisitivo e incorporando nuevos hábitos de consumo ligados a productos y servicios aspiracionales.

El ingreso a lugares privilegiados, viajes exóticos y vivencias tales como volar en globo u hospedajes premium y servicios “boutique”, son sólo algunas de las ofertas que día a día eligen y valoran los usuarios latinoamericanos.

Sin embargo, la industria del Real Estate y Hospitalidad es desafiante por sí misma en América Latina y más aún cuando ofreces un servicio dentro de un segmento de altos estándares de calidad. Países como Brasil y Argentina son mercados poco amigables para hacer negocios, debido a la falta de transparencia en la renovación de los precios y las leyes laborales que son favorables para el trabajador y no para el empleador; asimismo, los altos impuestos y la burocracia agrandan el desafío para los emprendimientos en este sector.

En este sentido, Brasil es el mercado más difícil; Argentina tiene sus desafíos y Colombia es el lugar más propicio para incursionar en este negocio.