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El Vaticano comienza una nueva era ante los abusos a menores
Mar, 14/07/2015 - 14:50

Christoph Strack

Audiencias con el Sumo Pontífice: diplomacia al servicio de la paz
Christoph Strack

Christoph Strack es corresponsal político de Deutsche Welle.

La primera sesión duró solo seis minutos. Puesto que el acusado se había enfermado, la primera audiencia del juicio penal fue abierta el sábado pasado sin su presencia. A nivel mundial, este proceso es seguido con atención. El acusado Jozef Wesolowski no es ni más ni menos que un ex nuncio, un mensajero del papa. Al arzobispo de procedencia polaca se le imputa haber abusado sexualmente de varios menores en la República Dominicana.

Un día antes del juicio, Wesolowski, de 66 años de edad, fue ingresado por problemas de salud en la unidad de cuidados intensivos de un hospital romano. Su abogado asegura que el arzobispo estaba dispuesto a declarar. De hacerlo, el ex diplomático, que ha sido sancionado por la ley eclesiástica y ha perdido todos sus derechos de sacerdote, les ahorraría un largo juicio a las víctimas y también a sí mismo. No obstante, si optara por hacer una declaración, probablemente también pondría al descubierto las estructuras que han favorecido este tipo de delitos.

Un problema ignorado. Pese a la corta duración de la primera sesión, esos seis minutos marcaron una nueva era. Por primera vez un clérigo católico de alto rango deberá responder por el delito de pederastia ante un tribunal secular en el Vaticano. Según indicaciones de la Santa Sede, podría recibir una condena de hasta siete años de prisión.

Hace pocos días, uno de los expertos más importantes de la Iglesia católica en esta materia destacó la importancia del proceso. Durante décadas, la Iglesia católica “simplemente ignoró” el problema y no lo abordó, dijo el presidente de la Comisión Papal de Protección de Menores, el alemán Hans Zollner.

Zollner es jesuita, al igual que el papa Francisco. En sus frecuentes viajes alrededor del mundo se ha enterado de que no en todos los países la superación de la problemática ha avanzado tanto como en Alemania. La presión ejercida por víctimas que tuvieron el valor de denunciar los delitos ha ayudado ha aclarar los crímenes sobre todo en los países occidentales de Europa, así como en EE.UU. y Australia.

Terquedad en círculos eclesiásticos. En mayo, el papa Francisco describió los casos de abuso sexual de menores por clérigos como “un delito horrible”, comparándolos con misas satánicas. El jefe del Vaticano apuesta públicamente por el esclarecimiento y el análisis crítico, alentando la comisión de expertos en torno al jesuita Hans Zollner, que en los círculos eclesiásticos de vez en cuando se topa con terquedad. Hace poco la comisión presentó a las autoridades vaticanas correspondientes un borrador para tipificar el encubrimiento de los abusos por parte de obispos como delito.

Tan solo hace pocos años, la simple idea de que algunos obispos pudieran encubrir este tipo de delitos hubiera sido rechazada con indignación. Los tiempo cambian… A los seis minutos iniciales les seguirá un proceso más largo. Zollner pide que la Iglesia se acerque más a las víctimas. Si Francisco sigue ejerciendo presión y las autoridades eclesiásticas lo apoyan, realmente estaremos entrando en una nueva era.