¿A quién no le ha sucedido que sabiendo de un proyecto exitoso no se pregunta si habría sido capaz de concretar la misma idea? ¿Por qué tantas posibles iniciativas de innovación y emprendimiento quedan sólo como pensamientos que nacen y desaparecen o, en el mejor de los casos, permanecen en una suerte de asuntos por resolver más adelante?

Para comenzar, lo primero es identificar de forma muy general dos etapas importantes que existen al momento de emprender una tarea de este tipo. Se trata del análisis de la idea, desde aspectos muy sencillos, principalmente para determinar la factibilidad, hasta generar todas las acciones necesarias que son previas a la puesta en marcha de un proyecto. En otras palabras, clave resulta identificar qué dificultades pueden existir y la forma de las que podrían resolverse. Es común encontrarse, en esta fase inicial, con inquietudes que se vinculan con establecer si la idea ya está hecha, analizar si podría ser una acción de interés masivo y no personal, definir detalles técnicos y operacionales sin solución aparente. Porque ya en una instancia más avanzada, es decir, en la de desarrollo del proyecto, pueden surgir inconvenientes de financiamiento, legales y de operaciones según la realidad de los mercados.

En el caso de Chile, existen deficiencias claras para el emprendimiento y la innovación, partiendo por generar libre acceso a la información respecto de la oferta, no sólo a nivel de sociedades anónimas abiertas, sino que de pequeñas y medianas empresas que componen un nicho completo donde existen interesantes oportunidades. En paralelo, falta información de la demanda en mercados nuevos e innovadores. Tanto así, que la recopilación de datos en sectores emergentes al interior del país sería un incentivo, aumentando los indicadores de éxito asociado a evaluaciones mejor fundamentadas. Ni detallar la burocracia, porque mientras las instituciones del sistema se dicen ágiles y ordenadas no son capaces de recibir al talento emprendedor y fomentar su desarrollo. Meses puede tardar una resolución tributaria, por dar sólo un ejemplo, antes de convertirse en una experiencia amigable. Por fortuna, exiten empresas consolidadas que comprenden que es tremendamente importante la incubación de la idea motor de emprendimiento.

En definitiva, y aunque es posible en el país comenzar un proyecto desde cero, falta mucho para llegar a concluir que las variables externas están resueltas. Disminuyendo estás barreras se puede lograr que el tiempo transcurrido entre la idea y la ejecución sea lo más breve posible y que el emprendimiento de un nuevo proyecto sea una experiencia cada día más exitosa.