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Guatemala: otra vez Fonapaz y Armando Paniagua
Mié, 05/12/2012 - 20:04

Mario Antonio Sandoval

Elecciones en Guatemala: el mapa político entre Patriota y Líder
Mario Antonio Sandoval

Mario Antonio Sandoval Samayoa es periodista, escritor y comunicador social. Es miembro de la Real Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la RAE, y ha sido dos veces presidente de la Asociación de Periodistas. Ha escrito dos libros, varios ensayos y es columnista estable de Prensa Libre (Guatemala).

Pocas entidades del Estado tienen tan justificada mala fama como el Fondo Nacional Para la Paz, por medio del cual desde su inicio se manejan a discreción miles de millones de quetzales, debido a lo cual quienes lo han manejado han sido perseguidos por el fantasma de la sospecha. Y pocos funcionarios del actual gobierno tienen una imagen tan negativa como Armando Paniagua, un miembro del grupo patriotista más cercano al presidente Otto Pérez Molina y a la vicepresidenta Roxana Baldetti. Debido a ello, sus constantes errores -por no decir acciones malintencionadas- constituyen una segura fuente de justificadas críticas para un mandatario urgido de hacer transparente la gestión de sus allegados inmersos en penumbras sospechosas.

Paniagua fue quien, en un acto de chaqueterismo químicamente puro, decidió nombrar “casa Baldetti” a las construcciones temporales otorgadas por el gobierno a los damnificados en San Marcos, ridículo causante de la justificada molestia del presidente Pérez Molina y la negativa de la vicemandataria. También tuvo la genial idea de sugerir el otorgamiento de mil millones de quetzales para poder disponer de ellos por medio de Fonapaz, absurdo causante de una andanada de críticas. Igualmente es quien ha sido cuestionado por diversas compras poco justificables y sobre todo a precios causantes de sospechas muy sólidas de corrupción consistente en el pago de comisiones exorbitantes o de otro tipo de compadrazgos también de nula moralidad.

Fonapaz volvió a las andadas, porque aprovechando el estado de calamidad y con el pretexto de la urgencia de ayudar a los marquenses urgidos de recibir ayuda para reconstruir sus casas, adquirió láminas y otros objetos por 1,3 millones de quetzales. Esta vez lo más cuestionable es la manera como se realizó la maniobra, porque las condiciones fueron puestas a disposición de los posibles oferentes durante dos o tres horas, con la exigencia de enviar las propuestas por escrito, lo cual imposibilitaba la participación. De pronto la adjudicación fue otorgada, y esto obliga a pensar en algún tipo de arreglo o de contubernio a fin de continuar con el despilfarro y los negocios sin la transparencia deseada por el gobierno en la creación de un sistema ahora declarado ilegal por la Corte de Constitucionalidad del país.

Para mala suerte del director de Fonapaz, el presidente Pérez Molina, al ser consultado por la prensa, lo puso en orden. Según expresó el mandatario, las compras están centralizadas y por ello no son válidas, y esto dejó en condición indefendible e inexplicable a las apresuradas e ilegales adquisiciones del lunes pasado. Como ocurre con los funcionarios mediocres, Paniagua se permitió llamar a las redacciones de los periódicos para exigir la censura de esa información. Obviamente, la reacción de quienes recibieron las llamadas fue de risa y de preocupación por la evidencia de incapacidad personal y política, pero sobre todo su desconocimiento de cómo funciona una prensa cuando es independiente y por ello superior a los politiqueros.

Alguien debe tener la piedad de hablarle a Paniagua, y a los funcionarios como él, de la inefectividad de la creencia de tener amistades personales entre funcionarios y periodistas serios. Pueden existir, pero no por ello quienes informan o comentan arriesgarán su credibilidad por acatar una petición de ese tipo, sobre todo con la tecnología informativa de hoy en día, por la cual simplemente todo se sabe. En resumen, otro problema más para el gobierno, otra razón de preocupaciones serias para el presidente, quien parece confirmar todos los días la necesidad de ser protegido por Dios de sus amigos, pues de sus adversarios puede defenderse él. No me explico por qué este señor es mantenido en su puesto, desprestigiando a los patriotistas.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.

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