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¿Héroes o villanos los policías que capturaron a El Chapo?
Lun, 01/02/2016 - 13:39

Leo Zuckermann

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Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Uno, de verdad, ya no sabe qué pensar. De acuerdo con la información oficial, dos policías federales habrían capturado a Joaquín El Chapo Guzmán y, en un acto heroico para los estándares de honestidad policiaca en México, no se habrían dejado corromperse por el narcotraficante. Ahora surge la versión de que los policías en realidad estaban negociando una mordida con El Chapo cuando los marinos llegaron al motel donde lo tenían retenido. En una versión tendríamos héroes honestos, en la otra, villanos corruptos.

Recordemos que el narcotraficante se escapó, a través de un túnel, de la casa en Los Mochis donde los marinos lo habían encontrado. Junto con Orso Iván Gastélum, El Cholo, gateó por el drenaje. Salieron por una coladera, se robaron un primer coche y luego otro. Una patrulla de la Policía Federal los detuvo. Aquí comienza la discrepancia.

La primera versión, la heroica, la cuenta con todo detalle Héctor de Mauleón en su columna del 25 de enero en El Universal:

“Los federales obligaron a los prófugos a descender del auto. Se percataron de que Gastélum traía un arma en la mano. El Cholo es conocido como uno de los hombres más sanguinarios del Cártel del Pacífico. Sin embargo, no tuvo oportunidad de disparar. El Chapo les preguntó si sabían quién era. —Sí sabemos —respondió uno de los federales. El Cholo les dijo que venía un grupo armado a rescatar a su patrón y que iban a matarlos si no los dejaban irse […] Vía telefónica, los agentes solicitaron refuerzos a sus superiores. Sabían que si empleaban la comunicación por radio, la gente de El Chapo iba a escucharlos. Todo era confuso. El narcotraficante y su jefe de seguridad estaban mojados y llenos de lodo. El Chapo repetía: —Ayúdenme a llegar a Chemoris. Les arreglo la vida para siempre—. Los agentes confesaron luego a sus superiores que se morían de miedo. Pero uno de ellos había estado dos semanas antes en el homenaje que se rindió al único sobreviviente del ataque que en mayo de 2015 derribó un helicóptero en el que viajaban 18 policías federales —y en el que diez mil policías ovacionaron de pie al sobreviviente. Ese agente dijo que al ver a El Chapo en la patrulla recordó aquel momento, y supo que no iban a dejarlos solos […] Calcularon que no les daría tiempo de llegar a su cuartel, al otro lado de Los Mochis. Así que decidieron esperar refuerzos en el motel Doux […] El Chapo, sentado al borde de la cama, los medía, los estudiaba. Les ofreció empresas, casas, negocios, dinero. Llegaron entonces al motel seis agentes más. —Me van a venir a rescatar, va a haber un regadero de sangre, mejor déjenme ir, ayúdenme a llegar a Chemoris —les dijo El Chapo. —Cállese— ordenó uno de los agentes, y luego dijo a sus compañeros: —no hablen con él. Pasaron todavía unos 20 minutos. Llegaron los marinos y el Ejército. —Se te acabaron tus vacaciones de seis meses— le dijo el comandante de la Marina que lo detuvo en 2014”.

La segunda versión la ofrece Roberto Rock en su columna del 29 de enero también en El Universal:

“Contra lo informado, no está claro por qué los policías federales que los detuvieron —al sur de Los Mochis— lograron hacerlo sin violencia y los resguardaron en el motel Doux, a ocho kilómetros de distancia, hacia el norte. Pasaron frente a la ciudad, donde hubieran estado mejor protegidos, pero siguieron de largo. Si ya estaban en la salida norte, pudieron ir de frente unos kilómetros más, hasta la base militar en el vecino poblado de Zapotitlán, pero tampoco lo hicieron. Hay múltiples indicios de una posible negociación en curso. Los policías no reportaron a la Marina la detención ni el resguardo en el motel Doux. Reportes disponibles y versiones difundidas localmente permiten suponer que sus comunicaciones fueron interceptadas por el Ejército, lo que atrajo a la Marina a la zona. Y que una vez ubicados, hubo un largo regateo entre policías y marinos, hasta que desde la capital del país se ordenó entregar a los capos a estos últimos”.

Subrayo la frase central de esta versión: “Hay múltiples indicios de una posible negociación en curso”. Si entiendo bien, Rock sugiere que los policías en realidad estaban pactando con El Chapo el precio del soborno para liberarlo, cuando las Fuerzas Armadas los interceptaron en el motel mencionado.

Dos versiones muy diferentes de dos periodistas serios y con buenas fuentes de información. En una aparecen como héroes y en la otra como villanos. ¿A quién le creemos?

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.

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