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Las tensiones militares en el mar del sur de China
Jue, 02/06/2016 - 09:41

José E. Mosquera

La interconexión eléctrica Colombia-Centroamérica
José E. Mosquera

José E. Mosquera es periodista y escritor colombiano. Es columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, Portafolio, El Colombiano, El Mundo, La República, La Patria, El Liberal, El Universal y La Tarde (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa, La Estrella de Panamá y El Panamá América (Panamá), El Heraldo (Honduras), Tal Cual (Venezuela) y El Nuevo Diario (República Dominicana), entre otras publicaciones nacionales y extranjera.

El mundo asiste a otro foco de tensiones geopolíticas y militares en el mar del sur de China, donde el gigante asiático rivaliza con Japón, Australia, Vietnam, Taiwán, Filipinas, Brunéi y Malasia por el dominio geoestratégico de aquella zona, especialmente de los archipiélagos de Paracelso, Spratly y Senkaku, y sus zonas económicas exclusivas. Un mar que hace parte de la Gran Cuenca del Pacífico, delimitado por la costa oriental asiática desde Singapur hasta el estrecho de Taiwán, las islas de Borneo y el archipiélago de las Filipinas. Abarca una extensión de más de tres millones y medio de  km² y es el punto de unión de los Océanos Índico y Pacífico. Además, baña las costas de China, Indonesia, Filipinas, Singapur, Brunéi, Camboya, Malasia, Taiwán, Vietnam y Tailandia.

De su entramado geográfico hacen parte los archipiélagos de Paracelso y Spratly, disputados por seis países, los cuales tienen enormes valores económicos y estratégicos. Las disputas por el control de estas islas son ancestrales. China y Taiwán alegan dominios milenarios, pero Vietnam refuta sus alegatos sosteniendo que desde hace más de diez siglos tienen dominios sobre ellos. Los tres reclaman los dominios absolutos sobre las islas. Entre tanto, Malasia, Filipinas y Brunéi consideran que les pertenecen porque están dentro de sus zonas económicas exclusivas, de acuerdo con lo estipulado en la Convención del Mar. 

China y Japón desde hace décadas tienen un litigio por las islas Senkaku y no han podido delimitar la zona económica exclusiva en torno a las islas. Japón alega que las islas le pertenecen desde 1895. A su turno, Pekín afirma que en los mapas japoneses de 1783 y 1785, las islas son identificadas como territorio chino. 

Durante la Segunda Guerra Mundial, las islas estuvieron bajo el control de Estados Unidos, pero a partir de 1972 son territorio de Tokio. Las rivalidades han surgido por el hallazgo de grandes reservas de petróleo. Las disputas se han incrementado como consecuencia de los nuevos derechos marítimos reglados en la Convención del Mar y por la entrada en escena de los intereses estratégicos de Estados Unidos, aliado de los seis países que pelean con China. Este mar tiene una importancia por las grandes reservas de petróleo, gas y pesca que posee y porque por él se mueve el 80% de los suministros de petróleo de China, el 60% de Japón, Taiwán y Corea del Sur. En fin es una de las rutas marítimas claves entre el Asía del este, Europa, África e India. De allí se desprenden las tensiones que han surgido entre estadounidenses y chinos por el dominio estratégico de esta zona del Pacífico. Los chinos consideran aquellos islotes como puntos estratégicos para sus cinturones de seguridad en su política de defensa en el Pacífico.

Por eso los Comandos militares de Estados Unidos desde hace rato prendieron las alarmas por las construcciones de unas islas artificiales por parte de China en las áreas adyacentes a los archipiélagos en disputas. El propósito de los chinos con las islas artificiales son los de instalar bases militares dotadas de modernos sistemas de radares y de misiles teledirigidos. 

Es claro que las construcciones de sus sistemas de defensa en las islas implican ampliar sus áreas de control y defensa aérea y marítima, y a la vez, se constituyen en pasos determinantes en el desarrollo de su nueva doctrina militar. Por supuesto que Estados Unidos está alarmado por los sistemas de equipamiento militares de China en las zonas en litigios y les ha advertido que no les reconoce soberanías sobre las islas artificiales en las áreas en litigios con Vietnam, Filipinas, Malasia y Taiwán.

Los chinos sostienen que tienen derechos a instalar sistemas de defensa en su territorio y son partidarios de la libertad de navegación en la zona, pero se oponen a que Estados Unidos y sus aliados cuestionen su soberanía y su seguridad estratégica con el sofisma de la libertad de navegación. 

En respuesta a las advertencias de la Casa Blanca, los chinos han aumentado su poderío militar. Acusan a Estados Unidos estar detrás de la militarización y la carrera armamentistas de la región, en la búsqueda de su dominio absoluto a través de sus aliados. En Conclusión: China rivaliza con Estados Unidos en el Pacífico, el Índico, África y en el Medio Oriente, y por el parto de poderes en los organismos multilaterales con el fin de redefinir un nuevo orden mundial.