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Manifestaciones y/o caminatas
Lun, 22/10/2012 - 08:05

Mario Antonio Sandoval

Elecciones en Guatemala: el mapa político entre Patriota y Líder
Mario Antonio Sandoval

Mario Antonio Sandoval Samayoa es periodista, escritor y comunicador social. Es miembro de la Real Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la RAE, y ha sido dos veces presidente de la Asociación de Periodistas. Ha escrito dos libros, varios ensayos y es columnista estable de Prensa Libre (Guatemala).

Otra vez, el diccionario ayuda a entender conceptos de palabras, lo cual a mi criterio es básico para poder calificar adecuadamente los hechos. Manifestación es “una reunión pública, generalmente al aire libre, en la cual los asistentes a ella reclaman o expresan su protesta por algo”. Al analizar su significado, no tiene sentido hablar de “manifestación pacífica”, porque si no lo es, se convierte en un hecho violento y por tanto muy susceptible a caer en la ilegalidad.

Cuando una manifestación incluye violencia, además, tiene el resultado de afectar el prestigio o la motivación para hacerlo recaído en los hombros de las personas o de las instituciones organizadoras. La manifestación violenta es una redundancia viciosa de las palabras, es decir un pleonasmo.

La violencia puede ser activa o pasiva. Es activa cuando involucra acciones dirigidas a causar daño directo o indirecto a personas y/o instituciones. Es pasiva cuando carece de estas características, y el ejemplo más fácil de entender en las actuales circunstancias del país es la interrupción del paso de vehículos por calles y carreteras. La violencia no necesita de sangre para serlo, aunque a veces esa violencia sangrienta también es pasiva o indirecta, como el caso de la muerte de una señora enferma porque los manifestantes impidieron el paso de todo vehículo, incluyendo la ambulancia utilizada para trasladarla de urgencia a un hospital de Quetzaltenango.

El ejercicio del derecho de manifestar en el sentido oficial de la palabra, sin consentimientos de índole ideológica o de cualquier otro tipo, no implica violencia. Por eso quienes las organizan y solicitan su realización deben responder por los efectos de cualquier tipo de desórdenes. Esto debe ser así porque es la base para exigir el castigo de quienes actúan fuera de la ley para detener las manifestaciones cuando estas han perdido su calidad de tales y se convierten en actos delictivos masivos. Si se exige el castigo de quienes dan las órdenes incorrectas o no dan las órdenes correctas en el caso de las fuerzas del orden, debe exigirse lo mismo con quienes toman la decisión de ejercer el derecho constitucional de expresar su rechazo a alguna otra medida gubernativa.

Las medidas disuasivas tienen como fin hacer pensar dos veces a quien toma una decisión. Disuadir no significa amenazar, sino colocar en la mente algunas ideas para pensar mejor una acción. Los dirigentes tienen el problema de serles muy difícil responder por los manifestantes, sobre todo porque entre ellos pueden esconderse alborotadores con tendencias terroristas, o estos pueden aparecer al final de la manifestación, encapuchados, como ocurrió el sábado con los pintarrajeos y destrozos hechos a la sede del Ministerio de Gobernación. Por el lado de las autoridades, tales medidas disuasivas ponen freno o impiden los abusos en las actividades propias cuando se trata de evitar el desborde de la ilegalidad en las manifestaciones.

Otra palabra cuyo significado resulta de utilidad, es represión. Son las acciones, ordinariamente desde el poder, para castigar con violencia actuaciones políticas o sociales. Dos aspectos son fundamentales en la definición: son actos violentos, y no necesariamente pueden ser efectuados por el gobierno. Por eso pueden incluir a otros sectores y a otras personas. En el ejemplo utilizado, serían quienes preparan y piden permiso para manifestar, aunque en este caso tal convencimiento no puede incluir violencia. Las circunstancias favorecen a crear un nuevo concepto de expresión social: la caminata, definida como la presentación pública de un grupo de personas cuya marcha es una fila. De esa forma mantienen una mayor presencia, y no dañan a terceros.

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.

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