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Matemáticas para gobiernos
Jue, 17/09/2015 - 10:19

Pablo Valenti

Pablo Valenti
Pablo Valenti

Pablo Valenti es Ingeniero y tiene un Doctorado en Gestión Tecnológica de la Universidad Politécnica de Valencia-España. Desde hace más de 13 años trabaja como Especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Modernización del Estado y Estrategias Digitales. Fue asesor del Presidente de Uruguay y responsable de la estrategia digital de este país.

Las matemáticas se van convirtiendo en una potente herramienta para apoyar la gestión gubernamental. No me estoy refiriendo a las áreas económicas o estadísticas, me refiero a todo lo que se puede hacer a partir de la enorme cantidad de datos que se generan, y que comúnmente conocemos como Big Data*. Procesar esa cantidad de información requiere de expertos en algoritmos matemáticos. Detrás de propuestas como las que nos ofrecen Netflix, Google, Facebook, o en áreas como la seguridad nacional y las transacciones económicas (High Frequency Trading, casi tres cuartas partes de las operaciones en bolsa del mundo ya no las determina ningún humano), hay una ecuación matemática.

El Big Data está revolucionando la forma de generar y consumir información. Existe una nueva fuente de valor en los datos, para las empresas, los centros de investigación, pero también para el sector público y la gente en general. Generamos datos en casi todo lo que usamos y hacemos. Vienen a través de nuestros dispositivos móviles, automóviles, equipos industriales, semáforos, líneas eléctricas, espacios públicos, y otra innumerable cantidad de cosas que nunca pensamos como generadores de datos. Se estima que dentro de 5 años habrá más de 28.000 millones de cosas conectadas a internet y generando datos. Toda esta información nos dice cada vez más sobre nuestro comportamiento colectivo y sobre la sociedad.

En materia de seguridad pública América Latina y el Caribe ya están ensayando soluciones a partir de los datos. Algunos países usan software para predecir las denominadas “zonas calientes”. En Uruguay se usa uno llamado PredPol que se alimenta de los datos provenientes de las denuncias que la policía recibe, integra soluciones de inteligencia artificial para armar las zonas de patrullaje en base a la previsión del delito. Otro ejemplo nos viene de la sociedad civil, como en Jamaica con Crimebot, que recoge datos enviados por los usuarios para combatir el crimen en ciudades como Kingston o Montego Bay.

Son muchas las soluciones que los datos masivos le pueden aportar a los gobiernos de América Latina y el Caribe, pero ¿quiénes en las administraciones públicas están capacitados para procesar, interpretar y aprovechar el potencial de los datos? Se habilita un nuevo campo de trabajo a partir del trabajo en bases de datos públicas, data analytics, internet de las cosas, y otras fuentes de información, para apoyar la generación de soluciones que mejoren la vida de la gente.

Hoy la dificultad para poder acceder a toda esta información no es tecnológica, es que faltan especialistas. No en vano la revista Harvard Business Review calificó a los especialistas en datos masivos (o data scientist, o chief data officer, o chief analytical data) como la profesión del futuro. Gartner estimó que en 2015 se requerirán 4,4 millones de data scientist en todo el mundo. Lo cierto es que las grandes empresas como IBM, Kraft, General Electric, Banco Santander o BBVA están incorporando a estos profesionales. Pero aún son pocas las empresas que cuentan con estos profesionales de alta especialización, y peor aún es la situación en el sector público. Se hacen cada vez más necesario poder contar con funcionarios públicos con formación matemática.

Hay sectores de la economía que hace años que vienen trabajando y experimentando con grandes cantidades de datos en sus estrategias de crecimiento e innovación. A ellos deberíamos prestarles una particular atención, como por ejemplo al sector turístico. Se ha adaptado fuertemente y arma sus ofertas turísticas rastreando la huella digital que dejan los viajeros. Saben y definen sus productos de acuerdo a qué se navega en redes virtuales, conocen sobre preferencias cruzando datos de edad, nacionalidad, profesión, estado civil, frecuencia, gustos, y otros. En el sector de los alimentos, empresa como Kraft, redefinieron el marketing y el desarrollo de nuevos productos escuchando a sus consumidores a través de herramientas de Big Data.

Nuevos negocios están tomando el liderazgo basados en el poder que da el procesar enormes cantidades de datos y así lograr una clara ventaja competitiva.

En el ámbito gubernamental existe la sensación de que los más interesados en grande volúmenes de datos son las áreas económicas y las de estadísticas. Hoy la comunicación gubernamental necesita entender de datos masivos, el gobierno electrónico no se puede concebir sin el análisis de datos en redes sociales, la prevención de desastres naturales, las estrategias en salud, la planificación del transporte público, el seguimiento a los programas de educación, y otras tantas áreas necesitan de de ecuaciones matemáticas y de especialistas dedicados a los datos. El 90% de los datos que hoy existen fueron generados en los pasados 2 años según IBM. En esa absurda cantidad de peta, exa y zettabytes se pueden encontrar a muchas de las respuestas que las sociedades están buscando.

Es muy probable que en los próximos años veamos más convocatorias públicas para la contratación de un nuevo funcionario con especialización en datos. No deberán ser necesariamente matemáticos o estadísticos, pero si profesionales con un marcado interés en el análisis de información y en las matemáticas, y agregaría, y aquí viene la parte complicada, con la suficiente creatividad para imaginarse datos que generan soluciones. No es casualidad que el mundo de los negocios se está interesando cada vez más por el Big Data. Los alumnos del  Master in Business Analytics & Big Data del Instituto de Empresa (IE) de España tienen una media de 29 años y cuentan con un promedio de cinco de experiencia profesional. El 25% de ellos son matemáticos y estadísticos; otro 25% tienen un perfil tecnológico pero el 50% restante está vinculado al mundo de los negocios.

Las entidades públicas harían bien en ir pensando en la formación y en la contratación de una especie de emprendedor público con vocación por los datos masivos.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog GobernArte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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