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Menos informalidad laboral: historias del palo y la zanahoria
Vie, 09/08/2013 - 10:08

Mariano Bosch

Menos informalidad laboral: historias del palo y la zanahoria
Mariano Bosch

Mariano Bosch es especialista senior en la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Desde sus inicios en el Banco en el 2011, Mariano ha liderado proyectos de investigación en área de mercados laborales, pensiones y políticas de bienestar. Antes de unirse al Banco, Mariano trabajó como consultor en el Banco Mundial y como profesor en la Universidad de Alicante. Mariano ha publicado diversos artículos en el área de mercados laborales y desarrollo en revistas de reconocido prestigio como American Journal: Applied Economics, Journal of Development Economics, World Bank Economic Review and Labor Economics. Mariano posee un doctorado en Economía otorgado por la London School of Economics.

¿Por qué hay tantos trabajadores informales en América Latina? Es una de las grandes preguntas que todos los que estamos interesados en temas de empleo en la región nos hacemos constantemente. Y la siguiente cuestión es ¿qué podemos hacer para reducir la informalidad? Si pensamos a fondo en el tema, no hay tantas alternativas. De hecho, son las mismas de casi siempre: el palo o la zanahoria. Por un lado, podemos “dar palo” en forma de multas a aquellas empresas o individuos que son informales. Por otro, se puede ofrecer “una zanahoria” para que las empresas cumplan con la legalidad vigente: en otras palabras, hacer rebajas al precio de ser formal. ¿Y qué es lo que funciona? Pues, para ser honestos, todavía no lo sabemos muy bien. Pero tenemos algunas pistas.

Un reciente estudio (Andrade et al, 2013) ilustra lo que sabemos sobre el tema. Los autores fueron a Brasil y consiguieron convencer a las autoridades para que, por lotería, enviaran a algunas empresas un “palo” y a otras empresas una “zanahoria”, y así ver qué pasaba. A un grupo le mandaron información detallada de cómo registrarse formalmente (zanahoria pequeña). A otro, le mandaron la información más un incentivo monetario por registrarse, y además le ofrecieron los servicios de un contable gratuitamente durante 1 año (zanahoria grande). A otro grupo se le asignó la amable visita de un inspector del trabajo (palo), mientras que a otro grupo no le ofrecieron nada (esto es para comparar). ¿Adivinan qué funcionó? Pues al parecer el palo. Ninguna de las zanahorias funcionó, mientras que la visita de un inspector municipal aumentó la probabilidad de registrase en más de 50%. Pues nada, ya tenemos la solución… a dar palos.

¡No tan de prisa! Eso de dar palos puede ser un poco peligroso y a veces contraproducente. Por ejemplo, en los últimos años, Ecuador se ha puesto muy serio con los hogares que tienen empleadas domésticas sin registrar en la seguridad social. Se llegaron a imponer sanciones penales a los infractores y se organizaron brigadas inspectoras para ir a los barrios ricos de Quito a verificar que las empleadas estuvieran registradas, con un escarnio social para aquellos a los que se les “pillara”. Esta campaña fue intensa y, hasta cierto punto, exitosa. La afiliación a la seguridad social de las empleadas domésticas subió del 24% en 2009 al 42% en el 2011. Pero, por el camino, 80.000 empleadas domésticas dejaron de serlo.

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¿Entonces palo o zanahoria? Pues yo llevo mucho tiempo pensando en el tema pero todavía no lo tengo muy claro. Pero en mis siguientes blogs les seguiré contando historias del palo y la zanahoria en la región y ustedes deciden.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Factor Trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sígalo en Twitter: @factortrabajo

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