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¿Menos privacidad para mayor seguridad ante posibles ataques terroristas?
Jue, 31/03/2016 - 09:58

Ines Pohl

Las poderosas lágrimas de Obama
Ines Pohl

Ines Pohl es corresponsal de DW en Washington.

Estas semanas han estado llenas de exhortaciones a resistir a como de lugar la tentación de cuestionar nuestros principios inmanentes al estado de derecho para luchar contra el terrorismo. Con ello los terroristas habrían logrado exactamente lo que querían: que renunciemos a nuestros principios democráticos en lugar de defenderlos incondicionalmente.

Queda bien twittear frases como esta, compartirlas en Facebook o, simplemente, decirlas. ¿Pero son las reglas mediante las que organizamos nuestra convivencia y nuestra privacidad realmente intocables en estos tiempos del terrorismo sin fronteras?

¿Participación de Estado Islámico en San Bernardino? En las últimas semanas ha habido un considerable debate en los Estados Unidos sobre si los proveedores como Apple deben ser forzados, básicamente, a instalar una puerta trasera en sus dispositivos para que las agencias de seguridad, en casos de emergencia, puedan acceder a los datos almacenados.

El detonante de la discusión fue el codificado del iPhone del hombre que mató a disparos, junto con su esposa en San Bernardino, a catorce personas. El Departamento de Justicia de Estados Unidos confiaba poder establecer, con la ayuda de los datos almacenados en el teléfono inteligente, si el autodenominado Estado islámico tuvo algo que ver en el ataque. Apple negó cualquier ayuda, pero, de alguna manera, las autoridades lograron, aun así, entrar en el sistema de la minicomputadora. Cómo, no se ha hecho público.

Con ello se resuelve este caso concreto, pero el dilema fundamental continúa abierto. El argumento de Apple es cierto: una puerta trasera incorporada puede siempre ser instrumentalizada y puede provocar abusos. La cuestión es: ¿qué pesa más?, ¿la promesa de proteger los datos o la obligación de impedir ataques terroristas contra los ciudadanos por cualquier medio disponible?

Los miedos del pasado. Un espacio cultural necesita límites para no recaer en la barbarie de la ley del más fuerte, que también puede venir representado por un poder dictatorial del Estado. La reciente historia alemana ofrece dos ejemplos de esta evidencia. Pero la absoluta protección de datos alemana no refleja tanto el miedo al pasado, sino la búsqueda de una adecuada manera de afrontar las amenazas del presente.

Las normas de protección de datos se establecieron para proteger a la gente de abusos e intromisiones. Pero, ¿no las llevaríamos al absurdo si, al final, sirven para proteger a quienes utilizan las posibilidades de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para realizar atentados, cometer asesinatos múltiples y tratar de destruir así las sociedades libres?

Todo tiene su precio. También el disfrute del nuevo mundo multimedia. Es el momento de discutir, abiertamente y sin tabúes, los requisitos modernos de protección de datos. Incluso cuando esto pueda ir en contra de la seguridad de nuestros datos.

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