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Mensaje con destino para Venezuela
Jue, 22/01/2015 - 09:11

Ramón Guillermo Aveledo

Venezuela, país de despedidas
Ramón Guillermo Aveledo

Ramón Guillermo Aveledo es doctor en Ciencias Políticas, abogado, político, profesor e intelectual venezolano. Miembro y dirigente del partido COPEI. Fue diputado en el Congreso de la República por el Estado Lara durante tres períodos constitucionales; jefe de la fracción parlamentaria socialcristiana en el Congreso y dos veces presidente de la Cámara de Diputados. Durante la presidencia de Luis Herrera Campíns fue Secretario Privado del presidente. También ejerció como presidente de Venezolana de Televisión de 1983 a 1984. Fue presidente de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional entre 2001 y 2002. Es secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

En 1951 sufría el país el militarismo y las libertades ciudadanas se iban por el sumidero dictatorial mientras recibíamos el flujo anestésico del copioso ingreso petrolero, y Mario Briceño Iragorry, católico, intelectual y ciudadano, analizaba “nuestra crisis de pueblo” en su mensaje sin destino.

En una situación definida como de crisis general, el 12 de enero de 2015, transcurrido lo que va de vida de quien escribe esta nota, los obispos de la iglesia católica venezolana han lanzado un documento de trascendencia imposible de ignorar, en la exhortación pastoral “Renovación ética y espiritual frente a la crisis”.

Las cinco páginas de la Conferencia Episcopal -lenguaje franco, que combina altura doctrinaria y llaneza de actualidad venezolana- constituyen un mensaje con destino. Su destinatario somos todos, sin excepción. Los gobernantes, llamados a resolver los graves problemas que vivimos; los responsables de los poderes públicos que deben actuar con imparcialidad y justicia; los líderes de los diversos sectores políticos, empresariales, laborales y culturales, deben ser parte de las soluciones; los conductores de la oposición que deben presentar un proyecto común de país y pensar en Venezuela antes que en tentaciones personalistas; los militares, desempeñándose de acuerdo a la Constitución; y cada ciudadano en la responsabilidad cívica que nos incumbe.

Repasan la situación que causa la angustia de nuestro pueblo, fruto del rumbo equivocado de un modelo fracasado. Escasez, precios altos, contrabando de extracción, desabastecimiento en alimentos y medicinas, así como de insumos, materias primas y equipos esenciales para salud, industria, comercio, servicios. Violencia e inseguridad. Corrupción. Centralismo. Endeudamiento. Todo lo cual se agrava por la caída en los precios del petróleo y por la ineficacia ante ella.

En ese cuadro, “el lenguaje ofensivo, la descalificación sistemática a toda opinión contraria, incitan al fanatismo y a la irracionalidad”. La solución que ven los pastores es un diálogo eficaz y una concertación en el marco del respeto. No puede la vida venezolana seguir siendo una guerra no declarada que cobra víctimas inocentes en pobreza y muerte, en angustia y dolorosa emigración. La Asamblea Nacional es el escenario natural de ese diálogo, y por eso llaman a participar.

Valores. Familia, solidaridad, renovación ética, traerán la “esperanza trascendental” movilizadora.

*Esta columna fue publicada originalmente en Últimas Noticias.com.ve.

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